Expertos, futurólogos y estudiosos coinciden en que la tecnología ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años.
Y el ritmo de su desarrollo y su adopción no hará más que aumentar en los próximos años, según señala el informe “The impact of rapid technological change on sustainable development” de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo de Naciones Unidas.
Sin embargo, este mismo análisis señala que persisten vacíos en términos de adopción tecnológica en distintas partes del mundo, especialmente en el mundo desarrollado.
Esta no es solo una conclusión de la ONU, sino que los especialistas también coinciden en que si algo falta, es la adopción de esta tecnología que se está desarrollando.
El analista de tecnología y empresario Azeem Azhar tiene una teoría, la cual explicó a detalle en su libro “The Exponential Age: How Accelerating Technology is Transforming Business, Politics and Society”, la cual sostiene que estamos en una era «completamente nueva de la sociedad humana y de la organización económica», a la que llama «era exponencial”.
La informática, la inteligencia artificial, la electricidad renovable y el almacenamiento de energía, la biotecnología y aplicaciones como la tecnología 3D asegura, se están desarrollando y escalando a un ritmo cada vez más rápido, mientras su precio disminuye de manera muy rápida.
Pero el problema que existe en ello es que la sociedad evoluciona a un ritmo más gradual, por lo que se ha abierto una brecha entre tecnología y sociedad a la que él le llama «brecha exponencial».
Azhar asegura que como especie, somos «muy malos» para comprender este cambio exponencial tecnológico.
Algunos ejemplos de brecha exponencial
Como consecuencia de esta falta de comprensión, las empresas y los individuos desestiman estos avances a la hora que se logran y no proceden hacia su adopción tecnológica.
Incluso hay líderes de negocio que se han reído ante los nuevos avances tecnológicos. Sobre ellos Azhar asegura que cayeron «en la brecha exponencial».
CB Insights, la plataforma de análisis de negocios y base de datos, hizo una recopilación de estos momentos, en los que empresarios tan importantes como Steve Ballmer, el fundador de Microsoft, se ríe y critica los últimos avances tecnológicos de ese momento, concretamente, el iPhone , un ejemplo que Azhar utiliza en su libro.
«¿Quinientos dólares? ¿Totalmente subsidiado? ¿Con un plan? Dije que es el teléfono más caro del mundo. Y no atrae a los clientes comerciales porque no tiene teclado. Lo que hace que no sea una muy buena máquina de correo electrónico», aseguró en una entrevista en 2007, cuando salió el primer iPhone.
Hoy conocemos la historia. Apple es la empresa de tecnología más grande del mundo con ventas de casi 379 mil millones de dólares al año y el iPhone (en sus diferentes modelos) ocupa casi el 50% del mercado en los principales países del mundo.
El caso se repite una y otra vez. En 2008, el CEO de Blockbuster aseguró que empresas de televisión por streaming como Netflix «ni siquiera estaban en el radar de la competencia». El destino de Blockbuster es bien conocido también. En 2010 se declaró en bancarrota.
Falta de adopción tecnológica: las empresas no innovan y no es por falta de dinero
Una encuesta realizada a líderes empresariales en puestos de estrategia, innovación e investigación y desarrollo hace unos años –y reseñada en la Harvard Business Review–, encontró que casi 60% asegura que la política al interior de la organización, las guerras entre departamentos y la falta de alineación de una estrategia son los principales problemas por los que las empresas no acogen la innovación o no innovan.
En este sentido, otro aspecto que tiene que ver con lo lento que los seres humanos llevamos el aceptar el cambio tiene que ver con la cultura que se desarrolla dentro de las organizaciones.
Al respecto, este ejercicio arrojó que el 45% de los encuestados sostiene que las cuestiones culturales son el segundo obstáculo por el que las empresas no innovan. Y la cultura organizacional no es algo fácil de cambiar.
«Influir en la cultura de las empresas establecidas puede parecer, a veces, como intentar entrar en un museo de arte y hacer algunos pequeños ajustes en las estatuas de mármol: nadie quiere que se haga, y casi cualquier cosa que se haga provocará una fuerte reacción», sostiene este texto de la HBR.
La tercera barrera que impide a las empresas acoger la innovación es la incapacidad de actuar en función de las señales cruciales del mercado, según 42% de los encuestados. No es que las organizaciones no sean capaces de captar los cambios del todo, sino que la dificultad viene a la hora de actuar en consecuencia.
«Demasiadas empresas esperan a que llegue la estrategia anual fuera de las instalaciones antes de abordar la dinámica cambiante de su mercado», señala este estudio.
Quizá podría pensarse que la barrera más común para innovar sería la falta de presupuesto, pero en realidad, todas las barreras están relacionadas con el comportamiento humano hacia la innovación.
¿Cómo incorporar la innovación más rápido?
La tecnología avanza muy rápido, y por desgracia, también los grandes problemas globales y su necesidad de solución, por ejemplo el cambio climático. Así que la adopción tecnológica y el desarrollo de innovación por parte de las empresas –las cuales son realmente las únicas capaces de escalarla y con ello poder resolver realmente un problema global– es fundamental.
Y en esto, que las organizaciones pongan énfasis en tener claro y refuercen entre sus colaboradores su propósito de existir, podría ser fundamental a la hora de innovar.
De acuerdo con más del 90% de los encuestados por un estudio de Ernest & Young, el propósito claro de una empresa es un elemento importante en la búsqueda de motivación y alineación de una transformación estratégica exitosa, además de que es una buena guía para la futura innovación de productos y servicios.
El liderazgo, uno de los problemas para la adopción tecnológica
En este sentido, el liderazgo dentro de las empresas vuelve a aparecer como una barrera, y su mala comunicación se interpone para que las organizaciones puedan innovar y adoptar más rápidamente las innovaciones existentes.
«Los equipos de liderazgo que tienen malas habilidades de comunicación parecen perder naturalmente la importancia del propósito para motivar a sus equipos y prepararlos para el futuro», sostiene al respecto de este estudio Chipp Norcross, uno de los vicepresidentes de Singularity University, en un artículo al respecto.
Y así, la falta de innovación y de adopción tecnológica por parte de las empresas –como mostraron los ejemplos recopilados por CB Insights, en los que los líderes se reían de avances tecnológicos que a la postre terminarían demostrando su eficacia–recae en sus líderes y su capacidad de ejercer su propio liderazgo al interior de la organización.
La tecnología va a pasos agigantados y para que las empresas la adopten, necesitan líderes que hagan un gran esfuerzo de salirse de la inercia de esa «brecha exponencial» (en la que las sociedades caen al adoptar más lento la tecnología de lo que esta se desarrolle) y sean capaces de abrir la mente y no temerle al cambio.