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Redefiniendo la producción agrícola: México y la apuesta vertical de agricultura que cosecha innovación

En las afueras de Salamanca, una de las ciudades más contaminadas de México, existe un rancho que contrasta con el resto que se encuentra en la periferia de la zona metropolitana, en el que las hortalizas y verduras se cultivan no en el campo, sino de manera vertical, ahorrando una gran cantidad de agua, cultivando muchas más veces al año que lo que el suelo tradicional permitiría y utilizando tan solo el espacio que ocupa un contenedor de 40 pies. 

Juan, el dueño de este rancho, utiliza las hortalizas para consumo y para abastecer varios restaurantes de la región, y  fue el primer cliente de Verde Compacto en México, una de las empresas de agricultura vertical que busca transformar el panorama agrícola en el país.

“​​Gracias a nuestra tecnología, como los contenedores están controlados por una computadora, la cual se conecta a wifi, podemos ver en tiempo real cómo está trabajando su granja”, explica Juan Gabriel Succar, uno de los fundadores de Verde Compacto, en entrevista con iLab. Y así sucede con la granja de cada uno de sus clientes. Puede ser monitoreada a distancia, lo que permite anticiparse a cualquier eventualidad y lo que, al final, aumenta su eficiencia. 

La agricultura vertical destaca por su carácter innovador y visionario, ya que se enfoca en abordar los desafíos que rodean la producción de alimentos y el suministro a la población. Dichos retos incluyen la escasez de agua y su consecuente desperdicio, la ineficiencia inherente a los procesos agrícolas tradicionales, así como la pérdida de alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria.

En términos generales, este tipo de cultivo tiene la capacidad de atajar la inseguridad alimentaria que hoy vive no solo México sino el mundo entero debido al cambio climático, al permitir cultivar más en menos espacio y controlar las condiciones, lo que asegura una producción más constante y predecible de alimentos, independientemente del clima externo.

 

Verde Compacto y su apuesta de granja en contenedor

 

En diversas partes del planeta, las sequías están emergiendo como un acontecimiento de mayor frecuencia, acompañado de resultados catastróficos. Durante las dos últimas décadas, más de mil 400 millones de individuos han experimentado sus impactos, y han registrado un aumento de alrededor del 30% en términos de cantidad y duración desde el año 2000, según lo señalado por Naciones Unidas

En este sentido, México es especialmente vulnerable a la escasez de agua, y con más de la mitad de su territorio en regiones áridas o semiáridas, en los últimos años esto no ha hecho más que recrudecer más. Sin embargo, la agricultura vertical aborda este problema utilizando tecnologías que requieren significativamente menos agua en comparación con los sistemas de riego tradicionales.

Ante este panorama, Juan Gabriel Succar y su primo, Jorge Lizardi comenzaron a buscar soluciones que pudieran apoyar al campo. 

​​La historia de Verde Compacto comenzó con la producción de fertilizantes orgánicos y la aplicación de ecotecnologías para su creación. Esta iniciativa se expandió hacia la entrega de fertilizantes a comunidades agrícolas, a pesar de que ni Juan Gabriel ni su primo eran agrónomos ni estaban inicialmente relacionados con el mundo rural. 

Sin embargo, al adentrarse en la industria agrícola y observar de cerca la problemática del desperdicio de agua y la ineficiencia en los sistemas de riego, se dieron cuenta de su impacto devastador. Así que se embarcaron en un viaje hacia una solución revolucionaria: la agricultura vertical.

 

El Huvster, agricultura vertical en 40 pies  

 

En 2016 la agricultura vertical era todavía incipiente, pero era una solución innovadora que prometía cambiar la forma en que se producían los alimentos. 

“Vimos que en México y Latinoamérica era un tema bastante nuevo, no había ni información en internet, no había nada en absoluto así que ahí es donde vimos la oportunidad y dijimos ‘¡hay que hacer algo!’, entonces de ahí nació este proyecto. A partir de ahí nos empezamos a acercar a platicar con agricultores y a implementar tecnología, ahí fue el ¡Eureka!”, explica.

Dado que en México y América Latina esta idea era relativamente incipiente, vieron una oportunidad para marcar la diferencia. Así nació la visión de desarrollar granjas verticales que pudieran cultivar alimentos de manera eficiente y sostenible, sin depender de las condiciones climáticas tradicionales. 

Su propuesta fue el Huvster, un contenedor apto para cultivar durante todo el año, el cual está conectado a la red y puede ser monitoreado por la empresa para permitir mejores resultados. 

Su enfoque al principio se centró en el cultivo de vegetales exclusivamente, ya sea para autoconsumo o para ofrecer experiencias culinarias de la granja a la mesa, pero hoy se dedican también a abordar la crisis de alimentación animal a través de granjas verticales diseñadas para alimentar ganado de manera sustentable y reducir la emisión de metano.

A lo largo de los años, Verde Compacto ha recibido financiamiento y desarrollado tecnologías para tener la capacidad de acoger proyectos en México, Estados Unidos y Francia. 

 

El ideal de alimentar a las futuras generaciones: Karma Verde Fresh 

 

Los métodos de agricultura vertical son muy eficientes a la hora de funcional. El de Karma Verde Fresh permite ahorrar hasta el 99% del agua que se gasta en el campo, ya que para lo que la agricultura tradicional utiliza cinco garrafones, este método de cultivo innovador solo requiere alrededor de medio vaso de agua. 

Y esto cobra relevancia no solo en un mundo en el que las sequías son cada vez más crudas, sino en el que el agua se gasta excesivamente en la producción de alimentos, la cual utiliza 76% del agua concesionada en México.

Leo Lobato, fundador de Karma Verde Fresh, otra de las empresas que están liderando la transformación en materia de agricultura vertical en México, comparte este panorama, y, en entrevista con iLab, explica que en un mundo asolado por el cambio climático como en el que vivimos, el objetivo de esta empresa es garantizar la posibilidad de que las generaciones futuras puedan alimentarse, por lo que esta empresa busca hacer asequible la agricultura vertical para todos.  

“Nosotros queremos permitirle a los jóvenes tener nietos. ¿Por qué? Los científicos serios, de las universidades más destacadas del planeta, proyectan que en el mundo podrá haber solo 61 cosechas más, y luego la muerte. No quiero ser fatalista pero la seriedad de la falta de agua es tan grave que ya está provocando la muerte de grandes porcentajes de la vida silvestre del planeta. Los pájaros son de los primeros; los seres humanos seguimos”, sostiene. 

La génesis de Karma Verde Fresh tuvo lugar en un encuentro casual frente a La Casa Blanca, donde Leo Lobato fue introducido a la agricultura vertical por un experto en supermercados en 2015. 

Aunque inicialmente estaba desconcertado por el concepto, Lobato pronto comprendió su potencial transformador. En 2016, formalizó la empresa y comenzó a adquirir equipos de Holanda. Sin embargo, el camino no fue sencillo; él y su equipo pasaron ocho años perfeccionando la tecnología para asegurarse de que pudiera brindar no solo rendimientos óptimos, sino también eficiencia y sostenibilidad. 

 

 

 

Del desarrollo de tecnología a la granja vertical 

 

Para lograrlo, establecieron laboratorios en universidades mexicanas como la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad Autónoma Antonio Narro, en Saltillo, y otro en los viveros de Coyoacán, los cuales siguen operando hoy en día.

“Desarrollar una tecnología con base en ciencia en laboratorios universitarios, requiere de tiempo y paciencia y fe”, asegura. 

La tecnología utiliza lámparas LED hechas a mano que generan luz roja y azul esenciales para la fotosíntesis de las plantas. Esto permite cosechar hasta 16 veces al año en comparación con las dos cosechas anuales que una granja tradicional podría lograr. Además, la tecnología está diseñada para operar en ambientes controlados, eliminando la necesidad de herbicidas y pesticidas perjudiciales.

Y después de ocho años, pudieron tener su primer cliente. “Nuestra primera venta fue en Estados Unidos, y hoy tenemos una cantidad muy grande, más de un millón de dólares en proyectos que ya están en proceso de cierres, maquila y entrega, y que van a permitir lograr nuestro sueño del crecimiento con base en ventas”, asegura.  

 La visión de Lobato es ambiciosa y global. No solo busca transformar la producción de alimentos en México y América Latina, sino que también está expandiendo su tecnología a nivel internacional: su primer cliente fue una universidad de Estados Unidos. 

Desde enviar sistemas a Ucrania y Polonia para ayudar a los refugiados de la guerra hasta colaborar con la Casa Blanca en proyectos para América Central, Karma Verde Fresh tiene varias iniciativas sobre la marcha que comparten el objetivo de proporcionar la tecnología necesaria para alimentar, no solo a México, sino a otras poblaciones alrededor del mundo. 

 

Agricultura vertical: otras oportunidades 

 

México integra el top 20 de los países que más comida desperdicia, con un promedio per cápita anual de 94 kilos, 27% más del promedio global, de acuerdo con un reporte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Este es otro aspecto que ataca esta forma de cultivo, ya que permite la producción de alimentos de manera local, evitando los largos trayectos y contribuyendo al mismo tiempo a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, ya que esta permite el cultivo cerca de centros urbanos, reduciendo viajes y la huella de carbono asociada con el transporte.

A pesar de que la industria de la agricultura vertical en México está en crecimiento, aún no ha desplegado todo su potencial, pero la urgencia que impone la sequía, el impacto ambiental y la creciente necesidad de producir alimentos de manera sostenible, están acelerando su desarrollo. 

 

Retos de la agricultura vertical 

 

Por supuesto, la agricultura vertical no está exenta de retos, no solo en México sino en todas las latitudes. Las granjas verticales son muy vulnerables al precio de la electricidad ya que utilizan grandes cantidades de luz, y este todavía constituye un gran porcentaje de sus costos operativos, según explica una  investigación de Wired

En Europa, por ejemplo, las granjas verticales gastaban en electricidad alrededor del 25% de sus costos operativos, pero debido al incremento a la electricidad de los últimos meses en esa región, estos pudieron haber aumentado hasta constituir el 40%.

Otro de los retos a los que se enfrentan las granjas es que son todavía muy costosas de construir en comparación a las granjas convencionales. Frente a la situación económica mundial, este aspecto se vuelve más árido de enfrentar debido a que los inversionistas han recortado sus presupuestos y han decidido colocarlos en proyectos con un retorno rápido y un costo menor, sostiene la misma investigación.

Pero las granjas verticales tienen más posibilidades de sobrevivir en lugares remotos, en donde la energía es barata y cultivar al aire libre es difícil. En México y Latinoamérica, aunque este último aspecto no se cumple debido a que son países predominantemente agrícolas tradicionales, son lugares que enfrentan desafíos que pueden ser perfectamente cubiertos gracias a la agricultura vertical. 

 

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