Pueden tener distintos nombres, como laboratorios o células de innovación o centros de investigación, pero todos se dedican a lo mismo: a pensar en el futuro y a desarrollar innovaciones a distintos niveles dentro de una organización.
FEMSA –la empresa detrás de marcas como Coca Cola– abrió Digital@FEMSA, una división de innovación tecnológica que tiene el objetivo de ofrecer un ecosistema digital que simplifique la vida cotidiana de sus clientes.
Digital@FEMSA está integrada por un ecosistema que innova y desarrolla tecnología para esta compañía, como por ejemplo Spin by OXXO, una wallet que busca agilizar el manejo de dinero a través de una cuenta de fondos de pago electrónico.
Otro ejemplo es el de CEMEX y su Centro de Innovación y Desarrollo, el cual desde hace 24 años está orientado a desarrollar productos, servicios y soluciones sostenibles para la construcción, y el cual es una muestra de la necesidad de que las empresas estén apoyadas por un laboratorio de innovación que se encargue de llevar a la compañía a la sostenibilidad y que contribuya al crecimiento del negocio. Y vale decir que para el mayor productor de cemento en la región esto es sumamente necesario, considerando que la industria del cemento contribuye con alrededor del 7% del total de las emisiones globales de dióxido de carbono, lo que la hace una de las industrias más contaminantes del mundo.
Walmart Global Tech es la división tecnológica de Walmart que busca «reinventar la tecnología minorista» y transformar las experiencias de los clientes, aplicando ciencias de datos y tecnología emergente de diversas maneras.
Un modelo simple pero con una implementación compleja
Los ejemplos demuestran que es cada vez más común que las compañías alrededor del mundo apuesten por una célula de innovación para desarrollar nuevos proyectos, probar prototipos y anticiparse al futuro a través del desarrollo de innovación.
Para lograrlo, las empresas toman distintos caminos, ya sea que opten por un grupo de especialistas encargados del desarrollo innovador al interior de la organización; por ecosistemas de startups trabajando por un propósito común o por células de innovación instaladas en universidades que buscan que estudiantes y profesionales trabajen a través de innovación abierta y desarrollen soluciones para la compañía.
Marco Vinicio Ferruzca, profesor de innovación en la Universidad Autónoma de México (UAM), en un estudio sobre el funcionamiento de las células de innovación, asegura que este modelo está basado en una ecuación muy simple –a nivel conceptual–, más allá de lo complejo de su implementación:
Célula de innovación = capital (humano + intelectual + social) = creación de prototipos + validación de modelo de negocio
En este tipo de modelo, el reto, según explica Ferruzca, es el desarrollo de prototipos de servicios o productos en un entorno real de innovación, en el cual sean productivas simultáneamente todas las dimensiones de capital, ya sea a nivel humano (aprendizaje), intelectual (valor) y social (relaciones entre los participantes).
Sea como sea, una célula de innovación es una oportunidad invaluable para que las empresas puedan enfrentar la incertidumbre del futuro, diferenciarse de sus competidores y resolver crisis y retos dentro de su propia operación. Si quieres conocer un poco más sobre la importancia de la innovación en los negocios, da clic aquí.
¿Cómo debe ser una célula de innovación para que funcione?
Por desgracia, varios especialistas coinciden en que tener una célula de innovación no es sinónimo de que esta funcione y realmente traiga innovación a la empresa. Por eso, es importante enlistar varios aspectos que las empresas deben considerar a la hora de invertir esfuerzos y recursos de todo tipo en el establecimiento de una.
Primero, que esta célula de innovación tenga una estrategia clara, la cual esté alineada a la estrategia de la empresa, porque el riesgo es que estos esfuerzos solo se queden en un buen intento de ir con la tendencia de abrir este tipo de células y no realmente funcionar como un empuje real en materia de innovación, explica Simone Bhan Ahuja, autora de best-sellers y oradora y fundadora de la consultora de innovación Blood Orange, la cual durante la investigación que hizo para escribir su libro «Disrupt-It-Yourself», encontró varias razones por las que los laboratorios de innovación no terminan por funcionar dentro de las organizaciones.
Otro aspecto identificado por la experta es que las ideas de estos laboratorios deben estar conectadas con las necesidades reales de los consumidores, y no solo eso, sino que debe haber alguien capaz de implementarlas.
«Los líderes deben pensar en las implicaciones de abrir un laboratorio, decidir cómo complementará o interrumpirá los negocios actuales y futuros, y hacer el difícil trabajo de determinar cómo se ejecutarán las nuevas ideas», asegura Bhan.
Ideas nuevas, pero con retorno de inversión
Hacer un laboratorio de innovación dentro de una organización no es un objetivo en sí mismo, sino que este debería ser el de fomentar la innovación para que esta pueda convertirse en productos, servicios, modelos de negocio o implementación de cambios en otras áreas de la empresa.
Por ello, es muy importante que a pesar de que esta área esté destinada a experimentar, tenga métricas que permitan justificar su existencia, porque esta es otra razón por la que, dentro de las organizaciones, estas iniciativas fracasan, señala Bhan: «Es necesario especificar con anticipación algún tipo de retorno, financiero o de otro tipo, y realizar un seguimiento a lo largo del tiempo».
La especialista explica que las métricas sirven tanto para los que trabajan en el laboratorio como para los líderes de la empresa, ya que recuerdan sus beneficios, tanto tangibles –como lo podría ser el retorno financiero de la inversión– como los intangibles, como los nuevos conocimientos y las experiencias valiosas adquiridas durante el desarrollo tecnológico.
Pero para que la innovación pueda llevarse a la práctica, es necesario que esta siga creciendo fuera de este entorno controlado, por lo que es necesario el desarrollo de mecanismos para que esto suceda. Es decir, que exista también toda una ruta para que todo aquello que se desarrolle al interior pueda incorporarse al negocio principal. Si esto se logra, los resultados pueden llegar a ser muy prometedores.