Por Víctor Moctezuma*
Rodeados de oportunidades, podemos producir riqueza en exceso desde un servicio en línea, pero comprometemos los ecosistemas de la naturaleza al seguirlos explotando. No respetamos la igualdad de género, pero reconocemos la importancia de la inteligencia de las máquinas.
Al aspirar a controlar todo lo que nos rodea, intentamos rehacernos manipulando el código genético y alteramos el ciclo de vida para imponer las condiciones del suelo y del clima.
Ante este panorama, la tecnología es un medio para ecualizar diferencias y permitirnos descubrir cómo hacer algo distinto, y no solo algo más rápido y eficiente. De muchas formas, humaniza nuestras apuestas al futuro.
En el libro Think Like a Futurist: Know What Changes, What Doesn’t, and What’s Next (2012), Cecily Sommers enlista la forma en la que ciertas fuerzas orientan la presencia de las tendencias como pivote de cambio, y entre estas, se encuentra la tecnología, es decir, los medios para transformar los recursos en herramientas, servicios, productos que surgen como resultado de la aplicación del conocimiento.
Hasta hace poco, la barrera para explorar ideas y construir proyectos novedosos pudo haber sido de acceso al conocimiento, por el idioma o la distancia, pero la misma tecnología se ha encargado de cerrar las brechas, y se ha convertido en un pivote de cambio que ha transformado nuestras vidas.
En algunos casos ha avanzado lento: ha tomado veinte años en la historia reciente de la industria de la movilidad trabajar con las tecnologías en la transición a la propulsión eléctrica; le ha tomado treinta años a la energía solar ser más barata de producir que el petróleo.
Sin embargo, hay otros ejemplos que se han gestado más rápido: herramientas cómo Google Translate, Duolingo, Zoom con la aplicación de subtítulos automáticos, Microsoft HoloLens, Freelancer, etc., que han representado para las personas la posibilidad de acceder a recursos y conocimiento a los que antes de la tecnología no hubieran podido acceder.
Pensar en el futuro desde el presente es una tarea para optimistas y pragmáticos que depende solo de hacernos las preguntas correctas, de conectarnos, aprender y co-crear al alinear las expectativas económicas con las ambientales y sociales. Exige entender la manera de aplicar la tecnología para hacer más humano el futuro que nos depara.
¿Cuáles pueden ser las soluciones para alinear las diferencias en términos de acceso a la comunicación, productividad, y su aplicación para acelerar la forma de hacer economía?
¿Qué necesitamos resolver hoy para anticipar las fricciones que podemos vislumbrar en el futuro sobre los impactos en salud, agricultura, educación, energía e interacción social?
La siguiente oleada de negocios habilitados por tecnología o de ideas posibilitadas a partir de esta, se encuentra en potencia en la aplicación de nuevas interfaces que aceleren la posibilidad de colaborar de forma asistida, virtual y remota.
Una nueva generación de innovadores redefinirá las reglas con las que se construye y se desarrolla la economía, y desde esta, el impacto en la sociedad. Solo se requiere estar abiertos a asumir una actitud en la que:
-La curiosidad lleve a descubrir.
-Recopilemos hechos, consensos, experiencias, evidencias antes que opiniones.
-Actuemos y propongamos respuestas desde la empatía.
-Aprendamos a partir de experimentos.
-Busquemos las señales que indiquen que vamos en la dirección opuesta a la hipótesis, a las soluciones definidas por otros, ya que esto indica que algo no se está considerando y obliga a replantear el problema.
Pongamos atención al sistema, observemos patrones, límites, relaciones de causa y efecto; conectemos todo lo no relacionado y, de ahí, formemos un criterio que pueda ser compartido y activado junto con la ayuda de otros que tengan el mismo propósito.
La propuesta es descubrir nuestras capacidades creativas. Después de todo, nuestra naturaleza es esa: fuimos programados por selección natural para adaptarnos, adoptar y prosperar. El pasado demuestra que siempre encontramos una forma de interactuar, comunicarnos, coordinarnos y crear. Aprendimos de lo que nos rodeaba y de esas experiencias y aprendizajes llegamos al hoy.
Cuando enfrentamos situaciones complejas, hay fases en el proceso creativo que se benefician de un pensamiento enfocado que no desafía el status quo.
Pero para otros momentos, cuando necesitamos desarraigar la norma y pensar de manera no convencional, se debe aprender y experimentar a partir de una serie de relaciones causa y efecto desconocidos. Hay que querer romper juicios, creencias, egos y apegos para poder hacerlo.
Cambiar la perspectiva para salir de la rutina de pensamiento lineal es un comienzo. A veces hay que estar por encima de las situaciones, observarlas con distancia y sin apego emocional para encontrar mejor orientación y una buena definición de cómo experimentar y probar una respuesta. Es decir, encontrar una forma de ‘salir de la caja’ creando una caja diferente para los problemas.
¿Quiénes enfrentarán los siguientes desafíos e inventarán y diseñarán el ensamble de conocimiento y tecnología que permita un crecimiento responsable? Cada vez que en la historia se genera un cambio derivado de una combinación de recursos-tecnología, una concentración económica y un nuevo paradigma de sociedad surgen.
Pensar en el futuro desde el presente puede no ser una tarea para optimistas porque podríamos no resolver los problemas más urgentes en salud, agricultura, educación, energía e interacción social, aun cuando el progreso se está acelerando. Que esto cambie depende solo de hacernos las preguntas correctas, de conectarnos, aprender y cocrear al alinear las expectativas económicas con las ambientales y sociales. Podemos y debemos ser optimistas sobre el futuro.
*Víctor Moctezuma
Es empresario y emprendedor social, graduado del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y fundador de iLab, una fábrica de startups basada en tecnología y un laboratorio de capacitación y consultoría en innovación que tiene como base metodologías de emprendimiento diseñadas como resultado del Programa Regional de Aceleración del Emprendimiento del MIT (MIT REAP).
Con más de 20 años de experiencia profesional, ha sido directivo en compañías tales como Coca-Cola FEMSA, The Coca-Cola Company, Kraft Foods, Sabritas y Pepsico Bebidas en áreas de Planeación y Recursos Humanos con responsabilidades para México y América Latina.