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«Juventud sostenible», un proyecto impulsado por dos alumnos y una profesora que busca transformar la conciencia ecológica y crear un mejor entorno escolar para las generaciones venideras

En un mundo donde la demanda de recursos supera con creces la capacidad de la Tierra para regenerarlos, y donde la contaminación amenaza la estabilidad de nuestros ecosistemas, nos encontramos en un punto en el que estamos llevando al límite la capacidad de nuestro planeta para sustentar la vida tal como la conocemos.

Desde la deforestación hasta la emisión de gases de efecto invernadero, nuestras acciones están provocando cambios irreversibles en el clima, la biodiversidad y la salud de los ecosistemas terrestres y marinos.

En este contexto, en el que es una prioridad urgente que cada individuo tome conciencia de la magnitud de su impacto en el medio ambiente y del papel crucial que desempeña en la preservación del mismo, nace «Juventud Sostenible», un proyecto que busca enfrentar los desafíos ambientales desde la raíz, empoderando a la próxima generación para ser agentes de cambio en la protección de nuestro planeta. 

Consciente de la urgencia de la situación y de la necesidad de acción colectiva, esta iniciativa se propone no solo concientizar, sino también inspirar y capacitar a los jóvenes para que asuman un papel activo en la construcción de un futuro más sostenible.

«Juventud Sostenible» nació de una observación simple pero poderosa: el 75% de los alumnos del CETis 061, en Cuidad Juárez, Chihuahua, no estaban asumiendo la responsabilidad adecuada en la disposición de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU), lo que generaba riesgos para la salud y la seguridad dentro del plantel. Al ver esta situación, varios estudiantes se acercaron a su profesora, Argelia Reyes con la determinación de hacer un cambio.

Entre ellos Camila y Jairo, los actuales líderes del proyecto, los cuales se enfrentaban, como jefes de grupo, a la necesidad de mantener los salones limpios, ante la falta de limpieza de sus compañeros. 

“Así fue como comenzamos y Camila y Jairo demostraron ser estudiantes excepcionales, con un alto grado de dedicación y compromiso. Fueron verdaderos líderes, dando inicio a la iniciativa de retirar los contenedores de basura de las aulas”, explica la profesora en entrevista con iLab. 

Pero el proyecto no se quedó ahí. Con la ayuda de la comunidad educativa y expertos externos, los estudiantes aprendieron a producir composta y contribuyeron a iniciativas solidarias, como la recolección de tapitas para apoyar a organizaciones benéficas.

Los estudiantes también participan activamente en la separación adecuada de los residuos sólidos, fomentando hábitos de reciclaje y minimizando la cantidad de desechos enviados a los vertederos. Adicionalmente promueven la reutilización de materiales y la creación de productos reciclados a partir de los residuos generados en el planten educativo. 

A partir de su implementación, los estudiantes también se hacen cargo de la limpieza y mantenimiento de las áreas verdes, con lo que crean espacios más agradables para la comunidad escolar. 

“Camila y Jairo experimentaron una notable transformación durante su participación en el proyecto. El hecho de asumirse como líderes entre sus compañeros les brindó una profunda satisfacción y los impulsó a comprometerse aún más. Esta experiencia no solo impactó en su forma de ser, sino que también fortaleció su confianza y les permitió enfrentar nuevos desafíos con determinación”, asegura la profesora. 

Como parte del cuidado al ambiente, también se trabaja en el plantel educativo en la concienciación sobre el consumo responsable del agua, así como en la reutilización de este recurso. Se destaca que el agua que desperdiciamos puede considerarse un residuo, y por ello se enfoca en el reuso de este recurso como parte de una gestión más sostenible.

 

Cuidar también el agua como residuo

 

Una de las iniciativas más destacadas es la del aprovechamiento del agua gris dentro de las casas para la producción de energía eléctrica a través de la energía hidráulica. Mediante un proyecto innovador, se pretende utilizar el agua gris para generar energía mediante una turbina, lo que permitirá encender dispositivos como LEDs y focos. Esta propuesta, aún en fase de prototipo, forma parte de los proyectos escolares que buscan la integración entre la escuela y la comunidad.

El compromiso de los maestros es fundamental en esta labor, donde se busca fomentar la concientización ambiental en los jóvenes. Desde diferentes áreas de estudio, se promueve la participación de los estudiantes en la elaboración de materiales educativos, como presentaciones, folletos y trípticos, para difundir conocimientos sobre el uso responsable del agua.

Además, se está trabajando en la creación de una base de datos sobre el consumo de agua de los estudiantes en sus hogares. A partir de esta información, se desarrollarán estrategias personalizadas para reducir el consumo de agua, las cuales serán implementadas por los propios estudiantes en sus hogares. Posteriormente, se realizará una presentación dirigida a niños de primaria como parte de la divulgación del proyecto.

«Estamos continuando con el proyecto y estamos agregando lo que la cuestión del agua,  son proyectos que trabajamos con los alumnos del servicio social. Este proyecto transformó a la comunidad estudiantil y todo el plantel se está integrando a las actividades”, sostiene la docente. 

Esta iniciativa ha representado un verdadero catalizador de cambio dentro de la comunidad estudiantil, inspirando un sentido de responsabilidad ambiental y una conciencia activa sobre la importancia de preservar nuestro entorno, y ha demostrado que los jóvenes pueden desempeñar un papel significativo en la protección de nuestro planeta y en la construcción de un futuro más sostenible para las generaciones venideras. 

Este proyecto se enmarca dentro de “Maestros que dejan huella”, una iniciativa promovida por iLab, una consultora de innovación. Su propósito es empoderar a los profesores como agentes de cambio, alentándolos a cultivar en sus alumnos una mentalidad observadora del entorno. El objetivo es que estos estudiantes se conviertan en proponentes activos de soluciones con impacto positivo en la comunidad. Todo esto se lleva a cabo con el respaldo de recursos dedicados a la innovación y el impacto social.

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