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La fuerza del trabajo conjunto: la importancia de unir esfuerzos para reconstruir el tejido social y detonar su desarrollo económico en comunidades con grandes retos 

La colaboración entre empresas, la sociedad civil y la academia es esencial para reconstruir el tejido social en comunidades de países en desarrollo como México. Cuando este se desintegra, no solo se pierde estabilidad, sino también los lazos de confianza y cooperación que permiten enfrentar problemas como la desigualdad, la violencia y la exclusión. Fortalecer estas conexiones genera resiliencia, abre oportunidades y sienta las bases para que las comunidades prosperen en conjunto.

El trabajo conjunto entre estos tres jugadores es exactamente lo que necesitamos para mover la aguja y generar un cambio sostenible. No se trata solo de lanzar proyectos con buenas intenciones y ver qué pasa. Estamos hablando de algo mucho más ambicioso: convertir ideas brillantes en empresas sociales que de verdad se arremanguen y se pongan a solucionar problemas, primero a nivel local, y luego que escalen en grandes proporciones.

¿Por qué es tan importante esta sinergia? Porque si algo sabemos, es que las comunidades no se regeneran solas. Se necesita un enfoque inteligente, estructurado y a largo plazo, que contemple la creación de los proyectos de impacto social de la mano de estos tres actores.

Si estos se estructuran bien, con los recursos adecuados y la visión correcta, pueden convertirse en empresas sociales que no solo cubren necesidades urgentes, sino que también construyen puentes entre lo económico, lo social, y lo medioambiental. Empresas que hacen más que ganar dinero: generan valor.

Banco Azteca, uno de los jugadores que apuesta por este tipo de innovación, acaba de patrocinar los incentivos económicos del programa «Maestros que dejan huella», galardonando tres proyectos que precisamente apuntan a transformar comunidades desde la raíz. 

“Maestros que Dejan Huella” es un programa que busca dotar a los profesores con herramientas y conocimiento para poder generar, en conjunto con sus alumnos, proyectos de impacto social que cambien la vida de su comunidad. 

Este programa, impulsado por la consultora especializada en impacto positivo iLab, celebró su primera edición, premiando a los tres proyectos más innovadores con un incentivo de 50,000 pesos cada uno. En esta primera edición, se inscribieron más de 350 maestros de instituciones educativas de todo el país. De todas las iniciativas presentadas, se seleccionaron 29 proyectos, los cuales se desarrollaron en 15 estados del país y generaron un impacto positivo directo en 15,982 personas, y de manera indirecta, en más de 30,000.

En este contexto, en iLab entrevistamos a Marco Vinicio Bárcena Rodríguez, gerente de alianzas y relaciones públicas de Grupo Elektra, parte de Banco Azteca. Marco comparte su perspectiva sobre la importancia de la colaboración entre empresas, la sociedad civil y la academia en la construcción de proyectos que buscan reconstruir el tejido social en nuestras comunidades.

¿Cuál es la importancia de la creación de empresas sociales en un país como México?


En cualquier país en vías de desarrollo y en el contexto en que estamos actualmente, es necesario que existan esfuerzos por parte de la sociedad para, no solo mejorar el entorno en el que viven, sino también visibilizar muchas veces los problemas que existen. Los contextos y la realidad de las diferentes regiones del país son muy distintas, y aunque muchos problemas se pueden replicar en diferentes partes, los proyectos no solo pueden resolver algún problema, sino también visibilizar que existe un camino para resolverlo por parte de empresas de emprendimiento social que contribuyen a la comunidad.


¿Qué valor aportan los programas sociales para apoyar a la construcción de estas empresas sociales que colaboran en la construcción de tejido social?


Iniciativas como las que tiene Ilab aportan mucho a la sociedad, ya que proporcionan una guía para proyectos que pueden tener una idea, equipo, ganas y deseo de ejecutarse, pero necesitan orientación. Ilab cumple ese rol de guiarlos para que su emprendimiento social tenga el impacto esperado y pueda replicarse en otras regiones.


¿Cuál es el papel de empresas consolidadas, como ustedes, en la creación de empresas sociales que pueden reactivar el tejido social?

 
Desde Banco Azteca y Grupo Salinas siempre hemos tenido presente el concepto de prosperidad incluyente. Cuando apoyamos y fomentamos el desarrollo de emprendimientos sociales, contribuimos a que estos proyectos generen un beneficio local en su comunidad y puedan replicarse. Si a un emprendimiento social le va bien, estamos fomentando la prosperidad incluyente en diferentes regiones del país.

¿Crees que todas las empresas consolidadas de México deberían tomar este papel en la sociedad?

 
Deberíamos hacer esto y más. Es parte de nuestro rol como empresas mexicanas identificar y apoyar proyectos como Ilab y “Maestros que dejan huella”, visibilizando y empoderando a estos agentes de cambio local que buscan beneficio en su comunidad y que muchas veces solo necesitan ser visibles para que sus iniciativas tengan éxito.


¿Cuál es la importancia de la colaboración entre empresas, academia y sociedad civil para reconstruir el tejido social y crear empresas sociales?

 
Es crucial que trabajen en conjunto y todos contribuyan a la reconstrucción del tejido social, la iniciativa privada, la sociedad civil, y el gobierno, creo que es responsabilidad de todos la reconstrucción del tejido social en el país y poder identificar de qué forma se puede mejorar estos temas. Muchos proyectos existen, pero necesitamos aplicarlos y ver si funcionan para replicarlos. Esto solo se puede lograr con una colaboración conjunta entre todas las partes.

 
Desde tu perspectiva, ¿cómo se puede garantizar la continuidad de estos proyectos?


Lo primero es la voluntad de todas las partes de querer colaborar. Es un trabajo conjunto de convencimiento e inclusión de empresas, autoridades locales y nacionales para que estos proyectos puedan tener el éxito y el impacto que buscamos. Porque si falta una de las partes, será más difícil lograr los resultados esperados y el exito del proyecto.

 
¿Crees que en el contexto actual del país ha aumentado la importancia de la colaboración entre empresas, academia y sociedad civil?

 
Siempre ha sido importante, no solo en México, sino en muchos países en vías de desarrollo. A pesar de que el gobierno debería estar atento, no puede resolver todos los problemas. Muchas veces estos problemas no son visibles o no se entienden sus causas, pero con colaboración se pueden desarrollar proyectos que, si tienen éxito, pueden replicarse por gobiernos locales o estatales para que tengan mayor impacto.

 
¿Qué mensaje le darías a otros líderes empresariales sobre la importancia de la inversión en proyectos sociales?


En México hay mucho talento y ganas de colaborar. Somos una sociedad como todas, con claroscuros, pero también con mucha gente buena que quiere mejorar su entorno para tener una mejor vida. Las iniciativas que vienen desde la comunidad, con un entendimiento claro del problema, tienen más probabilidades de éxito.

 
¿Cómo ves el futuro de las empresas sociales en México?


Creo que hay un camino positivo, aunque no muchas organizaciones están impulsando este tipo de proyectos, aunque a veces es difícil masificar la comunicación en torno a ellos. Son buenas iniciativas que merecen más visibilidad para que crezcan más. iLab hace una gran labor con estos proyectos, y el punto es generar más y generar más espacios para que estos proyectos sean más visibles.


¿Qué tendencias visualizas en el campo de la responsabilidad social empresarial?

 
En los últimos 15 o 20 años, las empresas han comprendido el rol tan importante que tiene para sus marcas y empresas la responsabilidad social corporativa, no solo por razones morales, sino porque los consumidores, especialmente millennials y centennials, valoran productos y servicios de empresas socialmente responsables. Esto beneficia a todos, tanto a las empresas porque hacemos cosas buenas, pero también beneficia al negocio. 


En un futuro, ¿crees que se seguirá fomentando la responsabilidad social empresarial?

 
Sí, definitivamente seguirá en aumento. Cada empresa tiene sus razones, pero hay muchas maneras de convencer a las empresas para que se sumen a proyectos interesantes que nos benefician a todos.

No solo es apoyar a una iniciativa que sea muy bonita o que pueda ser muy vistosa, sino que iLab es un proyecto que tiene pies y cabeza, que tiene un plan de seguimiento de estos proyectos para que podamos ver el impacto que pueden tener a largo plazo. 

 
¿Cómo fue que decidieron apoyar el programa de premios de “Maestros que dejan huella»?

 
Lo que nos impulsó fue la calidad y el desarrollo profesional de los profesores y líderes de los proyectos. Además, la calidad del trabajo de Ilab es impresionante y la exigencia de calidad para que los proyectos puedan tener éxito. No se trata solo de ayudar por ayudar, sino de apoyar cosas sustentables que pueden ser replicadas para tener un mayor impacto.


Estamos muy contentos de poder caminar junto con Ilab en este tipo de proyectos, convencidos de que su impacto será relevante en sus comunidades, y esperamos que puedan replicarse en otras partes.

 

Con iniciativas como «Maestros que dejan huella» y las alianzas entre empresas como Banco Azteca, ILab, la academia y la sociedad civil, estamos logrando reconectar el propósito de cada jugador en el ecosistema social. Este esfuerzo conjunto no solo apunta a resolver problemáticas locales, sino que también sienta las bases para crear apuestas de cambio duraderas en nuestras comunidades. Es un trabajo continuo que, al unir capacidades y visión, tiene el potencial de transformar vidas y construir un futuro más próspero y equitativo.

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