Permanecer empleable en este entorno laboral incierto es cada vez un reto mayor.
Desarrollar nuevas habilidades o mejorar las que ya se tienen se ha convertido en una necesidad para enfrentar esta nueva normalidad.
Si ya con anterioridad las personas necesitaban estar continuamente aprendiendo para estar vigentes en el mundo laboral, la realidad ha hecho más evidente que esto es algo que nunca deberían dejar de hacer si quieren seguir siendo competitivos.
Según el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), los estragos que ha provocado la COVID-19 han hecho que preparar a las personas para enfrentar el mundo post-covid requiera «inmediata atención».
En este sentido, la organización pone acento en el desarrollo de habilidades que necesitan tener las personas frente a un mundo que cada vez se automatiza más.
Y entre las habilidades enlistadas en el top, se encuentra la flexibilidad cognitiva. Mientras que en el listado hecho por el WEF en 2015 esta ni siquiera se encontraba, hoy ocupa el número 10.
¿Qué es la flexibilidad cognitiva?
Esencialmente, es un término que se refiere a la capacidad que tenemos los seres humanos de cambiar entre una tarea y otra. Es una forma de adaptación al entorno que está en constante cambio y que nos exige brincar de una tarea a otra.
“Es algo en lo que los animales humanos son excepcionalmente buenos”, explica un estudio titulado «Neurociencia cognitiva social, neurociencia cognitiva y mapeo clínico del cerebro».
En los animales la flexibilidad cognitiva se refiere a la habilidad de generar una respuesta de conducta de acuerdo con el contexto del entorno. Pero para los humanos, esta se refiere a la capacidad de alternar el pensamiento entre dos conceptos distintos o en la capacidad de pensar en varios conceptos de manera simultánea.
¿Cuáles son las ventajas de una mayor flexibilidad cognitiva?
La flexibilidad cognitiva es una de las habilidades que en iLab desarrollamos como parte de nuestra metodología System Problem Solving. Esta tiene como objetivo que las personas aprendan a conocer las relaciones de los problemas desde distintas disciplinas y con ello, logren proponer soluciones distintas e innovadoras.
Sabemos que ser flexibles cognitivamente es una de las características que las personas deben tener para resolver los problemas que hoy aquejan a la sociedad. Los beneficios de serlo no se limitan a tareas aritméticas o académicas, sino que permean prácticamente en todos los ámbitos de la vida.
Esta capacidad permite trabajar de manera eficiente para desconectarse de una tarea anterior, reconfigurar un nuevo conjunto de respuestas e implementar respuestas a la nueva tarea.
“Una mayor flexibilidad cognitiva se asocia con resultados favorables a lo largo de la vida, como una mejor capacidad de lectura en la infancia, una mayor resiliencia a los eventos negativos de la vida y el estrés, mayores niveles de creatividad en la edad adulta y una mejor calidad de vida en personas mayores”, explica un análisis titulado “Desmitificando la flexibilidad cognitiva: implicaciones para la neurociencia clínica y del desarrollo”.
Jennifer Verdolin, una conocida especialista en comportamiento animal que escribe sobre las ventajas de la flexibilidad cognitiva en animales y humanos en un texto para la revista Psychology Today, explica sus ventajas.
Entre estas, la capacidad de adquirir e integrar nueva información rápidamente, resolver problemas de manera más creativa, ajustar las respuestas a las condiciones cambiantes e inhibir el comportamiento automático.
Es decir, que entre mejor flexibilidad cognitiva tenga la persona, más fácilmente va a superar a otras en cualquier ámbito de la vida.
¿Cómo mejorar la flexibilidad cognitiva?
En iLab estamos convencidos de que el desarrollo de habilidades es uno de los principales caminos que las personas tienen que seguir si quieren continuar siendo empleables en este mundo en el que lo único seguro es la incertidumbre.
En este contexto, las personas necesitan abrir el panorama y darle espacio a aprender de manera continua.
Aprender a aprender en el mundo de hoy es esencial.
En el caso de la flexibilidad cognitiva, se puede aprender y mejorar.
Por fortuna, no estamos limitados por nuestros sesgos. Esto a pesar de que seamos adultos y sea en la adolescencia cuando esta habilidad se consolida en nuestros cerebros.
Y esto puede comprobarse a través de un estudio que se hizo con ratas, a las que se les enseñó a conducir pequeños autos, señala la especialista.
Las ratas les enseñaron varias cosas a los científicos. Entre estas, que las que además también hacían otras actividades e interactuaban con varios juguetes, son las que aprendieron más rápido. Y no solo eso, sino que también se convirtieron en mejores conductores.
Así puedes mejorar esta habilidad
Algunos consejos para lograrlo son:
- Haz las cosas que sabes hacer pero de manera distinta. Cocina un nuevo plato, escoge nuevas rutas al manejar, aprende nuevas formas de ejercitarte. «Las rutinas pueden disminuir nuestras capacidades cognitivas, así que para evitarlo, debes cambiar las cosas, no tienen que ser cosas muy diferentes, deben ser solo un poco distintas», sostiene Verdolin.
- Aprende algo nuevo. Cualquier actividad estimulará de manera distinta a tu cerebro y le ayudará a mejorar su flexibilidad cognitiva.
- Conoce gente todo el tiempo. Si tienes amigos afines, lo más cómodo es quedarse ahí sin salir a conocer más personas. Pero cuanto más te expongas a diferentes personas y sus puntos de vista, no solo mejorará tu flexibilidad cognitiva, sino tu forma de apreciar el bien y el mal, sostiene la especialista.
Si bien las personas necesitan tomar las riendas de su propia preparación profesional, las empresas también deben poner de su parte. Necesitan ayudarle a sus trabajadores para seguir siendo competitivos en el mundo laboral.
En iLab, nos dedicamos desde hace siete años a impulsar a las empresas y emprendedores para que desarrollen sus habilidades y con ello, puedan hacer frente a los retos de hoy y del futuro.