Por Lilyan Yepez*
Al igual que las organizaciones se adaptan a la dinámica de cambio e innovación que experimentan como única constante en su realidad, las personas que las conforman deben prepararse para enfrentar estos desafíos de escenarios futuros en el ámbito personal, profesional y con la sociedad, a través de transformarse permanentemente para alinearse y aprovechar las circunstancias de la mejor manera.
Existe la posibilidad de desafiar el presente y diseñar el futuro deseado desde dos visiones, La primera es visualizar un futuro lleno de obstáculos producto de las malas decisiones que ha tomado la sociedad y la humanidad en general, en temas económicos, ambientales y sociales. La otra visión es tener una mirada positiva en la cual los avances en tecnología, comunicación y desarrollo humano presenten infinitas posibilidades de crecimiento y convivencia en armonía.
Cualquiera sea la visión se elija, es importante aterrizarla a la realidad para construir estrategias que permitan aprovechar el entorno. Consideramos los temas relevantes para desarrollar habilidades de liderazgo en estas condiciones, los relacionados a la tecnología, el manejo de la información y la preservación de los valores que identifican la esencia del líder.
En efecto, el primer punto es estar actualizado en la tecnología que está disponible para atender los requerimientos de relaciones interpersonales. Las investigaciones revelan que resulta un reto para el cerebro humano adaptarse a la tecnología a la velocidad con la que sale al mercado. Por lo tanto, es necesario contar con un mecanismo para seleccionar e incorporar los avances sin generar estrés innecesario por seguir el paso y estar a la delantera.
Es más importante construir habilidades de gestión que sirvan de base para estar en permanente innovación. La tecnología está presente en casi todas las actividades del ser humano y puede ocasionar que estar conectados represente desconectarse con uno mismo y el entorno físico inmediato.
La presión por contar con herramientas que permiten estar en varias actividades al mismo tiempo puede impedir que la persona esté realmente presente en cada una y por tanto su aporte y eficacia se reduzca. Por ello, es vital tomar conciencia del momento y la experiencia para sacarle el mejor provecho sin tratar de abarcar demasiados temas a la vez.
Asimismo, el acceso a la información resulta una ventaja para quien desarrolla habilidades y criterios de selección, sin embargo, la diversidad y el volumen de datos puede resultar abrumador, frustrante e incluso paralizante, si no se establecen filtros y el alcance que se desea tener con esa información.
Adicionalmente, las fuentes a las que se accede en la búsqueda de información deben cumplir con estándares de trazabilidad, relevancia, vigencia y, que en efecto, estén relacionados con la investigación para no divagar y contaminar los resultados.
De la misma manera, el líder debe asegurarse de la información que comparte, para qué la comparte, a quién se la comparte, en qué sentido y en qué momento para evitar discrepancias y posibles inconformidades.
Recordemos que una vez que la información sale de las manos puede resultar imposible evitar su difusión. Y en ese camino, garantizar el resguardo de la información propia o del entorno es una tema relevante a considerar.
Si bien los dos puntos anteriores son vitales para aportar a la adaptación a la nueva realidad, el más importante es desarrollar los valores personales que marcan la esencia del ser. La posibilidad de coexistir en realidades virtuales puede generar la percepción de una convivencia sin reglas ni controles. La libertad durante algún tiempo estará regida por la propia conciencia.
Es recomendable que ese amplio acceso a oportunidades e intercambio de experiencias e información, nos convoque a fijar un tiempo para la propia reflexión y autoconocimiento. En estos espacios se abre la posibilidad de presentar diferentes roles e incluso aspectos físicos diferentes a los propios. Desarrollar las habilidades para construir el equilibrio entre lo físico y virtual en tiempo y en expectativa permite el mantenerse aterrizado a la realidad.
Es evidente que un líder será quien interactúe en los diferentes escenarios de su vida y su esencia se verá reflejada en sus propios resultados y en el éxito de los proyectos que lidere. Justamente por la rapidez de la tecnología y la difusión de la información, más que nunca se debe establecer códigos propios que vayan de la mano de sus compromisos y anhelos.
Bajo estas condiciones se evidencia que las dos visiones sobre el presente y futuro conviven y es responsabilidad de los usuarios el afrontar los desafíos de acuerdo a su propósito.
El líder partirá de gestionar sus propios valores, creencias, pensamientos, acciones para conseguir sus metas. Su entorno será el reflejo de sus decisiones. Por lo tanto, asumir con responsabilidad los impactos que genera le asegurará su desarrollo integral.
Como conclusión, vemos que el ser humano ha enfrentado circunstancias que para cada momento de la historia han sido retadoras y ha logrado avanzar por los propios recursos que desarrolló. Esto debe generarnos confianza en que la voluntad y el deseo de sobrevivir serán vitales para sobrellevar cualquier obstáculo que la tecnología, el entorno o condiciones presenten en el día a día.
Para culminar hay que resaltar que el líder debe permanecer en reflexión y atención a la huella que sus acciones dejan a las generaciones futuras en lo ambiental, lo económico, lo social y lo cultural que aseguren la permanencia de la especie humana a largo plazo.
*Lilyan Yepez es Country Manager de iLab en Ecuador. Es ingeniera comercial con un máster en sostenibilidad, es representante y auditora en Ecuador para Basura Cero Global, Economía del Bien Común, y Economía Circular para Carbono Neutro. Se especializa en construcción de proyectos multisectoriales de triple impacto y comunicación sostenibles y tiene amplia experiencia y relaciones proactivas con empresas privadas, gremios, universidades, gobiernos locales y ONGs.
