A lo largo de su vida, Charles Darwin se fascinó por el comportamiento y las adaptaciones al entorno de los escarabajos. Estos insectos, con su diversidad de formas, colores y estrategias de supervivencia, fueron una fuente constante de inspiración para el naturalista británico, y sus observaciones sobre estos pequeños organismos resultaron fundamentales para la formulación de su teoría de la evolución por selección natural.
No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”, escribiría en “El origen de las especies”
Los escarabajos son insectos que pueden cambiar de color y forma como parte de sus habilidades adaptativas para sobrevivir en diferentes entornos. Por ejemplo, el escarabajo tigre (Cicindela campestris) cambia de un brillante verde metálico a un tono café apagado cuando hace frío, camuflándose así entre la vegetación seca y la tierra para protegerse del clima invernal, lo que le permite pasar desapercibido y asegurar su supervivencia hasta la llegada de la estación más cálida, cuando recupera su característico color verde para atraer presas y aparearse.
Del mismo modo, el escarabajo de corteza (Ips typographus), un pequeño insecto de apenas unos milímetros de largo, cambia de color para camuflarse entre la corteza de los árboles, evitando así a sus depredadores y prosperando en los bosques más densos.
No solo los escarabajos, sino en general la naturaleza y sus sistemas, nos brinda conocimientos invaluables para aplicar en nuestras vidas, y para mejorar nuestra toma de decisiones.
Así que, ¿por qué no aprender de la naturaleza? Todos nos vemos en la necesidad de sobrevivir frente a dinámicas de cambio que trastocan lo que imaginamos posible y definen lo que podremos hacer viable. La naturaleza puede darnos pistas de cómo adaptarnos para evolucionar en este mundo vertiginoso, en el que la competencia y la necesidad de seguir superándonos minuto a minuto nos pisa los talones.
Al igual que los escarabajos, las empresas deben adaptarse continuamente a las condiciones cambiantes del mercado, a las nuevas tecnologías, a las dinámicas culturales y a las oportunidades emergentes en abastecimiento, innovación, modelos de negocio y rentabilidad.
Un “pico” distinto para cada cosa
En 1831, Charles Darwin pasó cinco años en una expedición a bordo del barco HMS Beagle, en un viaje de exploración por medio mundo. Durante ese tiempo, estudió unas aves que se caracterizan por su fascinante variedad de formas y tamaños, llamados pinzones, las cuales son en realidad un grupo de 13 especies de aves que se relacionan entre sí, las cuales viven en las islas Galápagos y que tienen un tamaño entre 10 a 20 centímetros.
Estas especies tienen algo curioso: la forma y el tamaño de su pico, el cual en cada especie está adaptado a la variedad de fuentes de alimento disponibles en cada isla. Por ejemplo, algunos pinzones tienen picos grandes y fuertes para comer semillas y frutos secos, mientras que otros tienen picos más pequeños y delicados para comer insectos y pulpa de cactus.
Los pinzones inspiraron a Darwin para entender que la variación y diversificación pueden llevar a la supervivencia y al éxito en un entorno cambiante, y al igual que en la naturaleza, en el campo de la toma de decisiones humana y en el mundo de los negocios, estas dos características son fundamentales para sobrevivir y prosperar: es necesario que aprendamos cómo adaptarnos y diversificar nuestras estrategias para enfrentar los desafíos cambiantes del entorno.
Apple se centró en la creación de productos de alta gama, como la iMac. Sin embargo, en la década de 2000, la empresa decidió diversificar sus ofertas y lanzar todo un ecosistema de productos como el iPod, el iPhone, la MacBook Air y el iPad, que se enfocaban en la elegancia y en la experiencia del usuario, con lo que esta empresa cambió las reglas del juego.
Pero lo más importante es que todos estos productos llevaron a Apple a un nuevo modelo de negocio basado en la creación de un ecosistema integrado de hardware, software y contenido. Apple, al igual que los pinzones de Darwin, desarrolló un “pico” diferente para cada área de la vida: el iPod como un dispositivo extraordinario para escuchar música; el iPhone como un teléfono inteligente que revolucionó la forma en que las personas se comunican; la MacBook Air como una computadora portátil que ofrece una experiencia de trabajo en cualquier lugar, y el iPad como una tableta que permite a los usuarios disfrutar de contenido de manera interactiva.
No hay grandes cambios, pero sí pequeñas adaptaciones acumuladas
Los caballos que hoy conocemos poco se parecen a sus ancestros, unos mamíferos más pequeños y con múltiples dedos que tenían una estructura corporal más primitiva. Hoy, los caballos modernos son animales majestuosos y robustos, con un casco único –los dedos desaparecieron– y una capacidad para correr a grandes velocidades. Su evolución ha sido un proceso de cambio lento y acumulativo, que ha consistido en pequeñas mutaciones y adaptaciones que se han ido sumando a lo largo del tiempo, y que han sido clave para la adaptación a diferentes hábitats y estilos de vida a los que se han enfrentado con el pasar de los años.
La evolución natural es gradual y acumulativa. Los cambios bruscos o saltos no forman parte de la evolución, y esto es perfectamente aplicable a la toma de decisiones.
Para cambiar un hábito se necesitan 21 días –según la teoría del cirujano plástico Maxwell Maltz, que en la década de los 50 se dio cuenta que a sus pacientes les costaba 21 días acostumbrarse a su nuevo aspecto– y más allá de que eso sea cierto (algunos estudios han demostrado que en realidad se necesitan muchos más días), a los seres humanos nos va bien ir sumando pequeños cambios que en la totalidad impliquen un vuelco de dirección.
En el ámbito empresarial, aquellos que suman pequeños cambios de forma consistente se constituyen con mayores ventajas competitivas y oportunidades de diferenciarse.
Netflix, vio la oportunidad en el streaming de video y pivotó su modelo de negocio antes que sus competidores.
Posteriormente, se convirtió en un productor de contenido original, asegurando su posición dominante en la industria del entretenimiento. Netflix no solo se adaptó a los cambios en el mercado, sino que también innovó y se expandió a nuevos mercados, lo que le permitió mantener su liderazgo en la industria.
Y así como los caballos que a lo largo del tiempo han sumado características que les han permitido adaptarse mejor a los hábitats cambiantes, Netflix ha seguido evolucionando. En los últimos años, la compañía vio en el Big Data la posibilidad de continuar sumando cambios que colaboraran a mantener su ventaja y, utilizando herramientas de análisis de datos y aprendizaje automático, la empresa pudo mejorar la recomendación de contenido a sus usuarios, optimizar su publicidad y mejorar la experiencia de usuario en general. Esto le permitió mantener su posición dominante y seguir innovando en nuevos formatos de contenido y distribución.
Hay que tener opciones abiertas
Los robles, por ejemplo, tienen la capacidad de producir raíces que pueden alcanzar profundidades de hasta 10 metros. Estas raíces pueden servir como respaldo en caso de que el árbol principal sea dañado o muerto, ya que pueden absorber agua y nutrientes del suelo y proporcionar sustento a las raíces del árbol principal.
Esta capacidad, la redundancia, es una característica fundamental en la naturaleza porque permite que los sistemas absorban errores, se recuperen de perturbaciones como incendios forestales, inundaciones o plagas, incrementen la eficiencia al recobrarse de fallos más rápido y con menos costos y garanticen su resiliencia, permitiendo que estos se adapten y recuperen de cambios a largo plazo.
Amazon ha construido una infraestructura con múltiples centros de datos y rutas de red, para garantizar la disponibilidad de sus servicios en caso de fallos o desastres. Además, la compañía ha diversificado su negocio en áreas como el comercio electrónico, la computación en la nube y la inteligencia artificial, lo que le permite absorber mejor los cambios en el mercado y la tecnología. Hoy, gran parte de su oferta consiste en ayudar a sus clientes a construir sistemas resistentes y resistentes a fallos.
Al igual que los robles, que tienen raíces profundas y tallos de respaldo, Amazon ha construido una red de redundancia y diversificación que le permite sobrevivir y prosperar en un entorno empresarial cada vez más incierto y cambiante.
¿Cómo podemos ‘cambiar de forma y de color’ para adaptarnos mejor al medio y mejorar nuestra toma de decisiones? ¿Qué pequeños cambios consistentes y estratégicos podemos sumar para enfrentar los desafíos del mañana? ¿Qué tipo de sistemas de redundancia podemos desarrollar para enfrentar posibles fallos y errores?
La naturaleza, con su vasta historia de adaptaciones y evolución, ofrece lecciones invaluables que podemos aplicar en el mundo de los negocios y la toma de decisiones. Al observar cómo los escarabajos cambian de color para sobrevivir o cómo los robles desarrollan raíces de respaldo, podemos entender la importancia de la adaptación, la diversificación y la redundancia en nuestros propios modelos de negocio y estrategias de vida.
Así que, tomemos prestada la sabiduría de la naturaleza para mejorar nuestra toma de decisiones. Adaptémonos, diversifiquémonos y desarrollemos sistemas de respaldo. Aprendamos de los escarabajos y los robles. En un mundo cada vez más cambiante, la capacidad de adaptación y evolución será fundamental para sobrevivir y prosperar.