“No son los más fuertes ni los más inteligentes los que logran sobrevivir. Son aquellos quienes mejor se adaptan a los cambios del entorno”.
Es una frase que muchas veces se le ha adjudicado a Darwin, pero más tarde se ha sabido que es una paráfrasis de las teorías de la evolución de Darwin hecha por León C. Megginson, un profesor de Management y Marketing de la Lousiana State University, la cual usaba para enfatizar la importancia de la adaptabilidad de las empresas frente al entorno.
Y es que solo aquellas que sean capaces de adaptarse lo más rápidamente son las que tendrán más probabilidades de sobrevivir.
Quizá hoy, que vivimos una pandemia que ha paralizado a una gran parte del planeta y que ha propiciado una crisis económica peor que la gran depresión de 1929, esta premisa cobra más sentido que nunca.
Vivimos en un mundo de incertidumbre. Ya lo decía desde 2011 en un artículo para la Harvard Business Review, Martin Reeves, líder global del Henderson Institute, el think tank del Boston Consulting Group, una de tres firmas de consultoría más grandes a nivel global.
Ya entonces Reeves aseguraba que las ventajas competitivas de una empresa no solo eran aquellas que surgen de la posición, escala y las capacidades de producción o de entrega de un producto que tenga una empresa. Había otras ventajas de “segundo orden” que había que tomar en cuenta, y estas eran aquellas que fomentaban la adaptación rápida de las empresas al cambio.
“En lugar de ser realmente buenos para hacer algo en particular, las empresas deben ser muy buenas para aprender a hacer cosas nuevas”, asegura Reeves.
Así que a la adaptabilidad le llamó “la nueva ventaja competitiva”. Aquellos que prosperan son los que han descubierto cómo experimentar de manera rápida y económica, no solo con productos y servicios, sino con modelos, procesos y estrategias comerciales, sostiene el especialista.
La adaptabilidad en las empresas pequeñas es esencial
En medio de esta crisis que ha llevado a que una buena parte del país se paralice, las pequeñas y medianas empresas son las que son más vulnerables ante la pandemia. De estas, las empresas más frágiles son aquellas que tienen menos de cinco años de existencia, lo que representa que 1.8 millones de pymes están en riesgo, según cálculos hechos por Reforma.
A todos los niveles, en la medida en la que las empresas sean capaces de desarrollar su adaptabilidad frente al cambio, tendrán más posibilidad de sobrevivir. Pero en especial, las pymes necesitan abrirle las puertas a la adaptabilidad lo más rápido posible. En la medida en la que lo hagan serán capaces de enfrentar esta incertidumbre.
Sin embargo, ante la crisis, hay oportunidades. Este es un gran momento para que las empresas busquen cómo entregarle valor a sus clientes. Incluso para que puedan competir con las grandes, según un análisis realizado por investigadores de la Arizona State University. Una empresa de menor tamaño tiene de su lado la capacidad de reinventarse de una manera más rápida. Tiene una estructura mucho más delgada que le permite tener una mayor capacidad de acción.
El cambio viene de arriba
Para que una empresa pueda transformarse y enfrentar la incertidumbre, necesitar ser liderada de manera adaptativa.
Los líderes tienen que ser versátiles. Pero, ¿qué es la versatilidad? Robert B. Kaiser, presidente de Kaiser Leadership Solutions, una consultoría que, entre otras cosas, ha creado el Leadership Versatility Index, una herramienta que ayuda a medir esta cualidad y a mejorarla, asegura que esta es la “capacidad de leer y responder a los cambios con un amplio repertorio de habilidades y comportamientos complementarios”.
Es decir, que más que predecir y leer el cambio, los líderes tienen que ser capaces de tener herramientas de conducta que les permitan enfrentar la incertidumbre que representa el mundo de los negocios. Y esto es un “esfuerzo sistemático” que suele empujarlos a salir de su zona de confort.
¿Cómo desarrollar esta versatilidad? Kaiser asegura en un texto para la Harvard Business Review que primero se necesita tener experiencias laborales distintas para ampliar la perspectiva e identificar aquellas nuevas habilidades que se necesitan desarrollar. Después es necesaria la retroalimentación sobre el impacto y efectividad de su comportamiento, es decir, atender a las críticas constructivas de sus colegas. Y la tercera es volverse una persona más integran. Es decir, ser consciente de las habilidades que faltan y no ser cegados por las fortalezas que se tengan.
“Cuanto más amplio es el lente de un líder en el mundo, mayor es su repertorio de habilidades, habilidades y comportamiento, y cuanto más amplio es como persona, más probabilidades hay de liderar a su gente , equipos y organizaciones para el éxito en un mundo que cambia rápidamente”, asegura Kaiser.
Esta pandemia que estamos atravesando es el momento para desarrollar estas habilidades y para adaptarse a las necesidades del entorno. Es un momento excelente para aprender a nadar.
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