Imaginar un mundo donde las ciudades brillen con energía limpia y abundante, las industrias operen sin contaminar y la agricultura sea capaz de alimentar al planeta sin agotar los recursos ya no parece sacado de una película de ciencia ficción. La fusión nuclear, una tecnología que durante décadas se consideró inalcanzable, está más cerca que nunca de convertirse en realidad tangible dentro de unos años y revolucionar nuestra forma de vida tal como la conocemos hoy.
A diferencia de las fuentes de energía actuales, como los combustibles fósiles que contaminan y dependen de recursos finitos, la fusión nuclear utiliza hidrógeno, un elemento prácticamente inagotable. Esto no solo eliminaría la dependencia de recursos no renovables, sino que también abriría la puerta a un acceso más equitativo a la electricidad en todo el mundo y a una serie de usos que, aseguran los especialistas, todavía ni siquiera imaginamos.
Una vez perfeccionada, esta tecnología promete ser un motor de cambio hacia un planeta más limpio y justo, donde la energía sea un derecho universal y no un privilegio limitado, un sueño que está cada vez más cerca de hacerse realidad, con avances que podrían marcar el comienzo de una nueva era en el horizonte de 2025.
“Crear” estrellas en un laboratorio
A diferencia de la fisión nuclear, que genera energía al dividir átomos y produce residuos radiactivos peligrosos, la fusión consiste en unir átomos ligeros, como el hidrógeno, para formar uno más pesado, liberando una cantidad enorme de energía.
Este proceso es el mismo que alimenta al Sol y otras estrellas, y su potencial es inmenso: no genera emisiones de carbono ni residuos de larga duración, los isótopos necesarios para su producción, como el deuterio y el tritio, son abundantes en el agua de mar o pueden ser producidos de manera eficiente, y su seguridad inherente elimina el riesgo de explosiones catastróficas, ya que cualquier fallo detendría el proceso inmediatamente. Sin embargo, lograr la fusión controlada en la Tierra ha presentado desafíos técnicos monumentales, desde alcanzar temperaturas de millones de grados hasta mantener el plasma estable el tiempo suficiente para extraer energía útil.
Varios se encuentran en la carrera
A pesar de las dificultades, en los últimos años, varios proyectos internacionales han logrado progresos sin precedentes en el camino hacia la fusión nuclear viable, y esto, aunado a las inversiones millonarias de países como China y Estados Unidos destinadas a su investigación, ha hecho que varios especialistas pongan la atención en el 2025 como un año en el que la humanidad se encuentra más cerca de alcanzar este santo grial energético.
ITER (acrónimo de International Thermonuclear Experimental Reactor) en Francia, es uno de los proyectos más destacados, el cual se encuentra construyendo un reactor experimental financiado por una coalición de países que pretende demostrar que la fusión puede ser una fuente viable de energía en un futuro cercano.
Este es un ambicioso proyecto que reúne a colaboradores de 33 países y que sostiene un diseño busca replicar el proceso de fusión que ocurre en el núcleo del Sol mediante el uso de un tokamak, una máquina experimental que utiliza campos magnéticos para confinar el plasma a temperaturas de hasta 150 millones de grados Celsius, diez veces más caliente que el núcleo solar, un nivel extremo de calor que es necesario para superar las fuerzas de repulsión entre los núcleos de hidrógeno y permitir que se fusionen, liberando energía.
El reactor todavía no está diseñado para producir electricidad directamente, sino para demostrar que es posible generar más energía de la que se consume para mantener la reacción de fusión, lo cual sería un hito crucial hacia la viabilidad comercial de la tecnología. Los investigadores esperan que ITER logre una ganancia energética de al menos 10 veces la energía invertida, un logro sin precedentes que abriría las puertas a una nueva era energética.
Más proyectos alrededor del mundo
En paralelo, proyectos en otras partes del mundo están realizando avances significativos. En Estados Unidos, el proyecto SPARC, liderado por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y la startup Commonwealth Fusion Systems, está trabajando en un reactor que podría convertirse en la primera máquina de energía de fusión comercialmente relevante.
En 2024, el equipo de SPARC ha realizado diversas pruebas extremas, incluidos casos de apagón completo de energía para evaluar el comportamiento del sistema bajo condiciones adversas, lo que ha proporcionado una base sólida para el diseño y la construcción de futuros dispositivos de fusión, acercando cada vez más la posibilidad de crear una planta de energía de fusión que produzca más energía de la que consume.
Mientras tanto, empresas disruptivas como Helion Energy y TAE Technologies están explorando enfoques alternativos para la fusión, con promesas de reactores más compactos y económicos que podrían hacer realidad la energía de fusión comercial en las próximas dos décadas, acelerando la innovación y diversificando las rutas hacia la fusión viable.
El apoyo gubernamental también ha dado un impulso significativo a este campo. El Departamento de Energía de Estados Unidos ha presentado su Estrategia de Fusión 2024, con una financiación de 46 millones de dólares para acelerar el desarrollo de la energía de fusión comercial. Esta estrategia busca estrechar la brecha entre la investigación básica y las aplicaciones comerciales, un paso crucial para convertir la fusión nuclear en una realidad.
Por otro lado, China se ha posicionado como un líder en la carrera por la fusión nuclear, utilizando modelos similares de tokamaks construidos en Estados Unidos e invirtiendo anualmente alrededor de mil o mil 500 millones de dólares en investigación, lo que supera significativamente la inversión estadounidense. Este nivel de financiación podría alterar el equilibrio global en la búsqueda de la primera planta de fusión comercialmente viable.
Aplicaciones de la fusión nuclear
Las aplicaciones potenciales de la fusión nuclear son tan diversas como transformadoras. En el sector energético, la promesa de una fuente inagotable y libre de emisiones, resolviendo los problemas asociados a la quema de combustibles fósiles y reduciendo drásticamente las emisiones globales de carbono, permite que se le compare a un invento tan revolucionario como la máquina de vapor, que permitió una multitud de aplicaciones que transformaron al mundo.
Por ejemplo, la fusión podría alimentar plantas de desalinización masiva, proporcionando agua potable en regiones afectadas por la escasez hídrica. Países como Arabia Saudita y Australia, donde el agua es un recurso crítico, podrían beneficiarse inmensamente de esta tecnología.
En el ámbito del transporte, la energía de fusión podría facilitar la producción de hidrógeno verde, un combustible limpio y versátil que podría sustituir a los combustibles fósiles en automóviles, aviones y barcos.
Otra aplicación innovadora es en la industria pesada, como la producción de acero y cemento, sectores tradicionalmente intensivos en carbono. La disponibilidad de energía barata y limpia podría permitir procesos más sostenibles, revolucionando estas industrias. Por ejemplo, proyectos como el de Stegra en Europa, que busca descarbonizar la siderurgia mediante hidrógeno, podrían encontrar un aliado perfecto en la fusión nuclear.
Obstáculos para su implementación
A pesar de su potencial revolucionario, la fusión nuclear enfrenta obstáculos técnicos, económicos y sociales. Uno de los mayores retos es la estabilidad del plasma. Para que la fusión ocurra, los átomos deben estar confinados en un estado de plasma a temperaturas de millones de grados, más calientes que el núcleo del Sol. Este plasma debe mantenerse estable durante el tiempo suficiente para que el proceso sea energéticamente rentable, algo que requiere imanes extremadamente potentes y sistemas de control precisos. Incluso los avances más recientes, como los del proyecto SPARC, todavía no han demostrado ser escalables a nivel comercial.
El costo inicial de los reactores de fusión es otro gran obstáculo. La construcción de instalaciones como ITER requiere inversiones de miles de millones de dólares, lo que limita su viabilidad a países y consorcios internacionales con presupuestos sustanciales. Esto genera una brecha tecnológica que podría retrasar la adopción global de la fusión, especialmente en países en desarrollo.
También la percepción pública y las políticas regulatorias podrían jugar un papel crucial. Aunque la fusión nuclear es inherentemente más segura que la fisión y utiliza tipos por completo diferentes de tecnología nuclear, todavía existe desconfianza hacia cualquier tecnología nuclear, alimentada por desastres como Chernóbil y Fukushima, por lo que esencial educar al público y desarrollar marcos regulatorios claros para garantizar la aceptación social y política de esta tecnología.
A pesar de estos desafíos, el progreso continuo en investigación y desarrollo, combinado con la colaboración internacional, ofrece una esperanza realista de superar estos obstáculos.
Cuando Thomas Edison iluminó la primera bombilla, el mundo comenzó a imaginar nuevas posibilidades para la humanidad. Hoy, estamos en un momento similar con la energía de fusión nuclear: una tecnología que promete cambiar el curso del futuro.
En 2025, gracias a la inversión anunciada por gobiernos y a proyectos privados que se encuentran trabajando en hacer esta energía una realidad, nos encontramos más cerca que nunca de hacer realidad una fuente de energía limpia, segura y prácticamente ilimitada. Aunque aún enfrentamos desafíos, cada paso que damos nos acerca a un mundo donde la energía de fusión podría iluminar no solo nuestros hogares, sino también la esperanza de un planeta más sostenible para las generaciones futuras.