Los próximos meses nos enfrentaremos a una realidad en la que muchos empleos se perderán y en la que las empresas y los trabajadores tendrán que reinventarse o sufrir las consecuencias.
Leer Twitter es ya un escenario de novela negra o realismo mágico. Las cifras, los datos y los mensajes no dejan de ser de alarma, y muy a la mexicana, mezclados con ironía y es que la realidad que viviremos es imposible de ocultar.
El momento económico y la emergencia sanitaria dejarán sentir un entorno en el que será evidente la destrucción de la capacidad de mantener y generar nuevos empleos.
Si desde hace años ya se estaban presentando rezagos en la creación de nuevas plazas laborales y se contaba con que las tecnologías y la digitalización de servicios crearían presión laboral, a fin de año será cuando se dejará sentir este escenario aún más aciago en el que se ha convertido el futuro de los negocios en la era de la pandemia.
Mayor informalidad, menores ingresos, menos vacantes disponibles, urgencia por la integración digital.
Los números rondan los millones de empleos ya perdidos, a los que se sumarán los que están por perderse.
Todos los sectores se están viendo y serán afectados, pero hay tres en particular de los que resalta la crudeza de su realidad:
- Aquellos que tenían un empleo formal pero pasaron a trabajos sin prestación social, sumándose a quienes estaban ya en la economía informal.
- Aquellos que están en el rango de +45 y los que están por jubilarse. Estos últimos muy probablemente verán cómo la experiencia sucumbe a la digitalización y a la necesidad de habilidades profesionales.
- Por último, los que estaban por integrarse al mercado laboral y a los que hoy la pandemia les canceló la opción de hacerlo y los está orillando al autoempleo como única alternativa viable.
Todos los rubros serán afectados
La pérdida de la calidad de vida será visible en todas las industrias y geografías. Algunas consecuencias serán tal vez menores en sectores como el tecnológico y más evidentes en otras industrias.
Entre estas, la hospitalidad, por ejemplo, –es decir, viajes, turismo, aviación, hotelería y alimentación– y tendrán mayor énfasis en el comercio minorista y manufactura.
El impacto de los cierres de empresas y la desaceleración de la demanda resultará en pérdida de empleo en el largo plazo.
Si bien las áreas de capacidades digitales (data management & security, data driven decisicion processes) incrementarán la necesidad de servicios y la aplicación de procesos, esto solo pondrá más en evidencia la competitividad de industrias o empresas y la necesidad de invertir en sistemas/proyectos para los que no estaban preparados, en un escenario que por ahora es de supervivencia.
Lo planeado hasta antes de la covid ya es obsoleto
Las estrategias marcadas con horizontes de 5 a 10 años ahora se han replanteado porque la emergencia nos golpeó con pragmatismo.
No estábamos preparándonos y las empresas postergaron, bien por costumbre, por ahorrar o por certeza de su nicho, las decisiones de actualizarse e innovar, de crearse un cambio en lugar de reaccionar a él. Así que hoy necesitan prepararse para el futuro de los negocios en la era de la pandemia.
Negocios de todos tipos y tamaños querrán desarrollar competencias en las que desearían haber invertido antes. Desearán contar con prácticas innovadoras, competencias digitales, con toma de decisión basada en datos; desearán tener estructuras de costos más variables, operaciones ágiles y bajo procesos automatizados, con servicios integrados en alianzas con terceros y querrán crearse canales de comercio electrónico.
Esta nueva realidad demandará definiciones que confronten la inercia con la supervivencia.
La propuesta de iLab para el futuro de los negocios en la era de la pandemia
Desde iLab, proponemos reconducir la conversación y dejar atrás la desesperación, el desánimo, el temor.
Nos encargamos de dotar de las herramientas necesarias a aquellos que necesitan transformar su realidad. Buscamos la movilidad social a través de la implementación de innovación y tecnología. Hay que tomar acciones pues nadie vendrá en ayuda.
Tendremos una reconversión de las capacidades del talento, decidir entre quienes se necesitan mantener por lo que saben, quienes por lo que pueden aportar y considerar si no es mejor aliarse con un tercero para conseguir dominar lo que permita consolidar un nuevo modelo de negocio.
Los espacios laborales cambiarán drásticamente por las medidas de seguridad y habrá que tomar en cuenta que los nuevos modelos de convivencia y las exigencias en la productividad tendrán consecuencias en la salud mental y física de los trabajadores.
El espacio de trabajo, el de convivencia y el de desarrollo son por ahora el mismo, el hogar, y quizá eso se habrá de mantener por unos seis a ocho meses más, por lo que necesitamos prepararnos.
La conversión tecnológica permite ahora que el trabajo pueda ser realizado desde cualquier lugar, lo que da acceso a recursos y conocimiento mucho más competitivo, sin restricción de horarios.
Habrá modificación de las jornadas como consecuencia de esta misma flexibilidad y movilidad y con ello una consecuencia en los montos de la compensación. Se tendrá la necesidad de realizar más de una actividad para recuperar el nivel de productividad y la calidad de vida.
Redefinirse y especializarse o morir
Proponemos repensar, redefinir, reestructurar, reconectar y redistribuir. Redistribuir los recursos y lo que saben y pueden hacer las personas, así como las alianzas que permitan mejor aprovechar y escalar oportunidades de negocio.
Las empresas que buscan llegar al 2021 con algo de certidumbre tienen dos opciones. La primera es especializarse y la segunda encontrar las necesidades a resolver del consumidor. Pero este ya no será el mismo de antes, ya que quizá ahora esté menos dispuesto a gastar en los mismos productos y servicios.
Esto llevará a las empresas a la necesidad de evaluarse con nuevas habilidades. Entre estas, innovación, manejo de la información en la gestión, aprovechamiento de la digitalización del modelo de negocio y la definición del desempeño basado en el crecimiento y no en los objetivos. Las empresas necesitarán complementarse tal vez con alianzas poco usuales y fuera de su sector o crear plataformas para compartir recursos y fomentar un aprendizaje colaborativo.
Se deberán aprovechar todos los puntos de contacto con el consumidor para responder a sus necesidades inmediatas. Habrá que aprender del perfil de consumidor que emerge en las siguientes semanas. Y será necesario considerar el impacto de estos cambios en la forma en que se diseñan, comunican, construyen y ejecutan las experiencias que las personas necesitan y desean, bajo los nuevos estándares de convivencia y seguridad.
¿Por dónde empezar?
Estas tres ideas son un punto de partida para que las empresas puedan transformarse lo necesario para enfrentar el futuro de los negocio en la era de la pandemia.
Agilidad no significa inteligencia
Convertirse en una empresa inteligente permitiría a las empresas reconvertir a todo su personal en una sola fuerza de ventas. Esta deberá estar guiada por el propósito de desarrollar al cliente e impulsada por datos, facultada por tecnología y habilitada para resolver las causas de los problemas de operación y no sólo enfocada a mitigar consecuencias.
Es necesario convertir a la fuerza de trabajo en solucionadora de problemas. Esto exige eliminar estructuras rígidas que enfatizan el control y crear una organización modular. La cual esté vinculada con agentes externos y orgánica en todos sentidos, es decir, que no se resista a las condiciones del entorno sino que sepa aprovechar todo lo que sucede para crearse nuevasformas de operar. La empresa inteligente es capaz de la gestión dinámica y la adaptación, es antifrágil.
Primero será sobrevivir, luego cambiar
Las empresas enfrentan desafíos de liquidez a muy corto plazo. No se puede tener el mismo nivel de rentabilidad que tenían antes. Por ello, necesitarán inversiones para crear la siguiente etapa de oportunidades, incluidas adquisiciones, alianzas, y desvinculaciones. Ante la caída de las ventas y los ingresos y el aumento de los costos, buscarán intervenciones en tecnologías, procesos y personas clave. Las acciones marcarán la supervivencia y rapidez hacia la recuperación. Aquí cabe pensar en ideas no tradicionales: intercambios, compartir activos, fuentes de fondeo profesionales emergentes (las Fintech) y modelos de asociación en redes.
Adaptarnos al modelo de normalidad en el futuro de los negocios en la era de la pandemia
Youthquake fue la palabra del año 2017 de acuerdo con Oxford languages. Este término significa “un signo de cambio cultural, político o social que surge de las acciones o influencia de los jóvenes”.
Las empresas necesitan esa energía de rebeldía y confrontación del statu quo. Una vez que lleguemos a asimilar las nuevas dinámicas sociales obligadas por la pandemia, será importante establecer estrategias y aplicar las lecciones aprendidas.
Las experiencias del presente y del pasado deberán servir para crear una hoja de ruta de procesos, conocimiento y recursos (interno & externos) que prepare mejor a la empresa en los procesos de continuidad.
Con lo que entendemos ahora, ¿cuáles son las industrias con mayor probabilidad de sobrevivir sin demasiados daños o pérdidas? Por demanda, las vinculadas a eficiencia como las tecnologías, entretenimiento, banca & finanzas, salud, economía sin contacto (Touchless y Homebody), educación & aprendizaje. Estas son las que tienen mejores posibilidades, pero también tendrán cambios, principalmente porque aplicarán plataformas y procesos para dar servicios de forma remota y asincrónica.
En el futuro de los negocios en la era de la pandemia la colisión de dos realidades, la socioeconómica definida desde la política y el efecto de la sanitaria, obligan a no postergar los cambios necesarios. Estos deberán tocar de manera profunda la cultura de la empresa y sus formas de hacerse con innovación, las dinámicas de productividad, las decisiones sobre modelos de trabajo y su flexibilidad, así como lo concerniente al flujo del conocimiento y las habilidades: aprendizaje-desaprendizaje-reaprendizaje.
*Victor Hugo Moctezuma es fundador y director de iLab
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