El poder de la comunidad: cómo la colaboración y la creatividad están redefiniendo el futuro

La comunidad está redefiniendo los límites al desafíar las normas establecidas y forjar un futuro disruptivo.

Mariana F. Maldonado

Periodista especializada en innovación.
Jun 7, 2023

Para cambiar el mundo, lo primero que se necesita es tener las ganas y la voluntad para salir de la zona de confort. No todos lo logramos, sino que esos caminos de transformación están reservados para aquellos que tienen la constancia y la voluntad de sostener un sueño de manera firme, aun frente a las adversidades que la vida irremediablemente interpondrá entre esos visionarios y sus sueños.

Estás a punto de iniciar un fascinante viaje a través de tres historias inspiradoras de innovación y cambio social, en las que la tecnología, solidaridad y creatividad se entrelazan para desafiar el status quo y generar impacto positivo en la sociedad. 

En este recorrido exploraremos cómo tres visionarios han utilizado sus habilidades y pasiones para enfrentar desafíos sociales apremiantes, demostrando que el poder de una idea puede transformar comunidades enteras.

Las tres historias tienen en común la manera en la que estos héroes del cambio derriban barreras, desafían al sistema tradicional y ayudan a que las comunidades se unan para crear un impacto duradero.  

 

Llevar comida a los más pobres: Una historia de transformación y solidaridad en la lucha contra el hambre

 

 

Durante años, Jasmine Crowe alimentó a los habitantes locales necesitados de Atlanta en su propia cocina y de su propio bolsillo. En años anteriores se había especializado en trabajo comunitario y el amor que sentía por los necesitados había sido incondicional e inquebrantable. Este trabajo le había enseñado mucho, entre otras cosas, lo dura que era el hambre para los pobres que vivían en su ciudad. 

En una noche que marcó un punto de inflexión, Jazmín decidió ir más a fondo y comenzó una investigación exhaustiva sobre el impacto del desperdicio de alimentos en Atlanta. Pasó horas revisando artículos e investigando qué tan relevante era el problema para la ciudad, y se quedó impresionada de cuánta comida se desperdicia en uno de los países más ricos del mundo como es Estados Unidos.

Esta revelación encendió una chispa, ya que le era imposible ignorar la realidad desgarradora que enfrentaban muchas comunidades locales: el hambre y la abundancia de alimentos desperdiciados. 

Así que en 2017 fundó Goodr, una organización con un enfoque revolucionario al abordar el desperdicio de alimentos y la inseguridad alimentaria a través de la tecnología. La idea nació de la noción de que si los conductores a pedido pueden entregar pedidos de comida de restaurantes, entonces era posible usar tecnología y logística similares para reutilizar los excedentes de alimentos comestibles. 

De ello nació una visión simple pero poderosa: aprovechar la tecnología y la logística para redirigir los alimentos excedentes de los negocios y llevarlos a las personas necesitadas.

Goodr se convirtió rápidamente en un puente entre las empresas y las organizaciones benéficas locales. Con una plataforma digital innovadora, Jasmine y su equipo conectaron restaurantes, supermercados, hoteles y eventos con organizaciones comunitarias, asegurando que los alimentos que de otro modo se desperdiciarían llegaran a aquellos que más los necesitaban. 

Utilizando tecnología blockchain, Goodr mantiene un registro de datos para que los clientes rastreen sus desperdicios de alimentos y sepan dónde pueden ahorrar dinero.

 

El crecimiento de Goodr

 

Al día de hoy, la empresa a beneficiado a miles de personas. Todos los días, ella y su equipo de “bienhechores”, como le llama a sus empleados o voluntarios de tiempo completo, entregan comidas en Atlanta. 

La incansable dedicación de Jasmine y su equipo rápidamente captaron la atención y el apoyo de líderes empresariales y filantrópicos. A medida que Goodr crecía, expandió su alcance más allá de Atlanta, llevando su modelo innovador a otras ciudades de Estados Unidos como Washington, DC, Chicago, Raleigh y Carolina del Norte. 

Pero la historia de Goodr va más allá de la simple redistribución de alimentos. Jasmine quería abordar las causas subyacentes de la inseguridad alimentaria y romper los ciclos de pobreza. Así que, además de la logística eficiente, Goodr implementó programas educativos y de empoderamiento para ayudar a las comunidades a desarrollar habilidades, acceder a recursos y crear oportunidades sostenibles.

“Como mujer negra fundadora de una empresa de tecnología, no fue una hazaña fácil hacer que la gente creyera en mi negocio”, aseguró Crowe a NBC. “Escuché ‘no’ tantas veces, pero no fui derrotada porque valía la pena por lo que estaba luchando: creo que todos merecen comer”.

 

De la contaminación a la restauración y al renacer del río Bronx

 

 

A principios de año, luego de cinco años de no suceder, un par de delfines fueron avistados nadando juguetones en el río Bronx. Se piensa que los delfines encontraron naturalmente su camino hacia el río en busca de peces, lo cual fue reconocido por las autoridades como una gran noticia que demostraba que el esfuerzo de décadas por restaurar el río como un habitat natural, estaba funcionando. Cinco años antes, habían tenido que retirar a los delfines por lo contaminado que estaba el agua. 

El río Bronx es una joya en medio del paisaje de la ciudad de Nueva York. Es el único río de agua dulce de la zona, y funciona como un corredor de vegetación en el que se puede pasear, andar en bicicleta, navegar y pescar. Pero la situación no siempre fue así, y en los últimos años, este cuerpo de agua apenas ha ido recuperando poco a poco  su brillo inicial. 

En su momento, este río de agua dulce fue desplazado por la industrialización y la contaminación, convirtiéndose en un conducto de desechos industriales y residenciales. En 1840, ya se había convertido en un corredor industrial gracias al ferrocarril central de Nueva York que facilitaba el transporte, lo que hizo que el río se volviera una “cloaca abierta”, según se referían a él a fines del siglo XIX. Ya para la década de 1970, era un conducto contaminado por los desechos de dos siglos que flotaban en sus aguas. 

Fue entonces cuando un grupo pequeño de la comunidad no pudo soportar que el río estuviera tan contaminado, y en 1974, comenzó el proceso de limpieza y restauración. En los primeros años, se centraron en movilizar a la comunidad, organizando reuniones, eventos y campañas de sensibilización. También buscaron aliados estratégicos, como grupos ambientales, organizaciones comunitarias y agencias gubernamentales, para colaborar en este esfuerzo colectivo.

 

Convertirse en ‘la voz’ del río Bronx

 

La asociación también organizaba jornadas de limpieza del río para eliminar la basura y los desechos acumulados en sus orillas, los cuales habían permanecido ahí por décadas. Plantaron árboles y vegetación para proporcionar hábitats para la vida silvestre, aunque fue posteriormente que el río volvió a cobrar vida a través de la llegada de especies que antes habían desparecido debido a la huella humana. 

Después de décadas de trabajo comunitario, en 2001, se formalizó lo que hoy se conoce como la Alianza Del Río Bronx y fue cuando esta asociación comunitaria empezó a trabajar en colaboración con el Departamento de Parques de la Ciudad de Nueva York, el cual le apoya en especie y le permite mantener su sede dentro de las instalaciones del Departamento de Parques en el Bronx River Parkway. 

Después muchos años de trabajar en la limpieza y restauración del río, el Bronx tiene entre sus aguas especies como cangrejos, distintos tipos de peces, castores, aves como garzas, insectos, y apenas hasta el día de hoy, delfines que, juguetones, vienen en búsqueda de peces. 

El trabajo de restauración y limpieza del río Bronx por parte de esta alianza sirve como modelo para otros proyectos de restauración de ríos. Su trabajo ha demostrado que es posible limpiar y restaurar un río contaminado. Además, su labor es una fuente de inspiración para otras comunidades que están trabajando para proteger sus propios ríos.

 

El presupuesto participativo: Empoderando a las comunidades en la toma de decisiones

 

 

Josh Kerner siempre soñó con cambiar el mundo, pero le llevó tiempo encontrar su camino. En 2003, era un estudiante de posgrado que estudiaba con Daniel Schugurnensky, un profesor especializado en transformación social que hablaba durante sus clases de términos tan abstractos como “presupuesto participativo” (PP). 

Josh realmente se preguntaba qué significado tenía un concepto de esa naturaleza, así que asistió a una conferencia sobre el tema. Él se preparaba para escuchar expertos en un podio, pero lo que encontró fue algo inesperado: un sketch teatral de 20 minutos en el que, residentes que habían usado el presupuesto participativo desde 2001 para mejorar sus comunidades, mostraban cómo funcionaba. 

En ese momento, la semilla estaba sembrada, y este encuentro lo impulsó a explorar más a fondo esta forma de democracia participativa, la cual es una forma revolucionaria de ejercer el poder ciudadano al permitir que los miembros de la comunidad tomen decisiones sobre el gasto de sus propios impuestos.

A medida que Josh profundizaba en su exploración, en 2005, tuvo la oportunidad de encontrarse con Mike Menser y Gianpaolo Baiocchi durante el Foro Social Mundial en Porto Alegre, Brasil, donde el PP había sido implementado desde 1989. Estos dos entusiastas defensores del PP se convirtieron en compañeros de viaje y juntos se embarcaron en una misión para difundir y promover esta innovadora forma de participación ciudadana.

En los años siguientes, Josh, Mike y Gianpaolo se dedicaron incansablemente a organizar sesiones de conferencias, publicar artículos y establecer participatorybudgeting.org, un sitio web y una lista de correo que se convirtieron en la voz de la causa del PP. Su objetivo era claro: educar y concienciar al público sobre los beneficios y la importancia del PP como una herramienta para fortalecer la democracia y dar voz a las comunidades.

 

El nacimiento de Participatory Budgeting Project

 

Fue en este camino que el destino los llevó a Joe Moore, un funcionario electo del distrito 49 de Chicago que se encontraba en una encrucijada tras una reñida elección en la que ganó por un estrecho margen. Joe sentía que se estaba distanciando de su comunidad y temía que esto pudiera costarle su puesto, pero conocer el presupuesto participativo le permitió encontrar una oportunidad de reconectar con su comunidad de una manera más significativa, de compartir el poder y de probar algo nuevo en el ámbito de la toma de decisiones.

Así que para acompañar el proceso de Joe, finalmente, en 2009 Josh y Gianpaolo formalizaron su trabajo al lanzar oficialmente la Participatory Budgeting Project (PBP), con el objetivo de que el presupuesto participativo le diera a las personas comunes: “poder real sobre dinero real”. 

De esta manera, apoyarían y acompañarían el que se convertiría en el primer proceso de PP en los Estados Unidos, el del distrito 49 de Chicago.

A partir de ahí, los siguientes concejales de ese distrito siguieron con el legado de permitir que exista un presupuesto participativo y sus habitantes puedan elegir cuánto destinar a la repavimentación de calles y aceras, el reemplazo de carriles para bicicletas y farolas, y otros proyectos importantes.

Con sus capacitaciones, asesorías, capacitaciones y acompañamiento a las comunidades, Participatory Budgeting Project ha ayudado a que el concepto de presupuesto participativo crezca y se replique en escuelas, ciudades e instituciones de todo Estados Unidos y otros países, construyendo puentes entre el gobierno y la gente, y ayudando a que las comunidades se empoderen y puedan ser agentes de cambio en el sistema democrático en el que están inmersas. 

Estas historias de Jasmine Crowe y Goodr, la restauración del río Bronx y el movimiento del presupuesto participativo, son ejemplos concretos de cómo individuos y comunidades pueden marcar la diferencia y abordar problemas sociales importantes. 

Cada una a su manera, estas iniciativas han demostrado que la dedicación, la colaboración y la voluntad de cambiar pueden llevar a transformaciones significativas y crear un impacto positivo en la sociedad.

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