La manera en la que producimos nuestros alimentos tiene una estrecha relación con el calentamiento global del planeta.
Debido a las inundaciones y sequías provocadas por el aumento de temperatura en el ambiente los cultivos pierden su fertilidad, los patrones de migración de las especies cambian y esto produce escasez, la calidad de la nutrición de lo que se cultiva disminuye y los patógenos en los alimentos aumentan.
«El cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestra era. El aumento de las temperaturas y del nivel del mar, los cambios en los patrones de lluvia y la temperatura del agua, la acidificación de los océanos y los fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos afectarán cómo y dónde producimos nuestros alimentos», explica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La lista de efectos que tiene el calentamiento global en la manera en la que producimos la comida que ingerimos y en nuestra alimentación es larga y profundamente dañina. Tanto como para que los alimentos escaseen y sea aún más difícil alimentar a los habitantes del planeta Tierra, en donde ya de por sí se sufre escasez y hambre.
El calentamiento global afecta a todos
«El cambio climático ya está provocando sequías e inundaciones que pueden destruir los cultivos alimentarios básicos. Si el CO2 adicional en la atmósfera hace que los cultivos sean menos nutritivos, será aún más difícil alimentar a la creciente población mundial», sostiene una investigación de la Harvard T.H. Chan School of Public Health.
Esto es muy importante porque 76% de la población mundial obtiene la mayor parte de sus nutrientes diarios de las plantas y hoy, alrededor de 800 millones de personas carecen de alimentos.
Sin embargo, no solo esta población se verá afectada, sino que el cambio climático afecta a todos, tanto a aquellos que viven en países desarrollados como los que no.
El cambio climático es solo una consecuencia
Que el planeta se caliente cada vez más hoy nos afecta, pero es tan solo una respuesta al daño que le hemos hecho a la hora de explotar sus recursos.
Por ejemplo, a la hora de consumir carne. No solo hacerlo en exceso contribuye a las personas a contraer enfermedades que las pueden llevar a morir de manera prematura como la diabetes o la obesidad, sino que el 80% de la deforestación de la Amazonia, por ejemplo, está relacionada con la ganadería.
Una de las principales razones por las que se cortan los árboles es la de tener más terrenos para cultivar y criar ganado. Cuando la tierra se termina, «las máquinas y las cuadrillas se mueven para despejar el bosque y darle paso a las vacas», explica Ari Bernstein, profesor de la Harvard T. H. Chan School of Public Health.
No solo eso, sino que los desechos animales tienen un alto potencial de contaminar ríos y arroyos de agua potable.
La actividad humana y la explotación de recursos naturales han generado que hoy la misma humanidad esté pagando las consecuencias de sus propios actos.
¿Cómo alimentar de manera sostenible a la humanidad?
Esta pregunta se la hicieron varios científicos de Harvard reunidos hace unos años en un panel, y resumieron lo que se necesita: nueva tecnología, más mariscos, granjas más eficientes, menos desperdicio de alimentos, menos carne roja e incluso insectos.
En este sentido, la tecnología y la innovación en alimentación es uno de los ejes claves para mitigar los efectos del cambio climático y aumentar la posibilidad de que más personas puedan acceder a una alimentación saludable.
La tecnología es aplicable a lo largo de toda la cadena de alimentación. Desde una aplicación tecnológica que pueda pronosticar el tiempo y enviar datos meteorológicos a los teléfonos de los pequeños agricultores en el mundo en desarrollo para poder planificar mejor la siembra y aumentar los rendimientos agrícolas, hasta carne fabricada en laboratorio con súper nutrientes que permitan disminuir el consumo excesivo de carne que se tiene a nivel mundial.
Ejemplos reales de innovación en alimentación
Siguiendo con el ejemplo de la aplicación que envía datos a los pequeños agricultores para planificar mejor su cultivo –y que es un caso real–, esta permite mejorar los rendimientos de las granjas a nivel mundial y colocar alimentos adicionales donde más se necesitan, explicaban los expertos de Harvard en el panel.
Otro ejemplo de innovación en alimentación, es la asociación de Microsoft con el fabricante de drones DJI, la cual permite la utilización de drones e inteligencia artificial para inspeccionar los campos de los agricultores desde el aire.
Esto a su vez, permite proporcionarles datos sobre si sus cultivos están demasiado húmedos, secos o si muestran signos de infestación de insectos. Tener esta información permite a los agricultores utilizar los recursos que tienen –agua, tierra o fertilizantes– de manera más inteligente, no solo en el presente sino también en el futuro.
¿Una hamburguesa de plantas?
Respecto a la disminución en el consumo de carne, hay también mucha innovación en alimentación que hoy se está desarrollando para poder ofrecernos alternativas vegetales con un sabor similar al de la carne pero con mucho menos huella de carbono.
En un contexto en el que la ganadería es un factor que contribuye «considerablemente» al cambio climático, al emitir un estimado de 7.1 gigatoneladas de dióxido de carbono por año, lo que representa 14.5% de las emisiones producidas por el ser humano, disminuir el consumo cárnico es esencial. Esto inspiró a empresas como Impossible Foods, Beyond Meat y The Vegetarian Butcher a desarrollar carnes vegetales con un sabor muy cercano a la carne.
«¿Cuál es la forma más efectiva de reducir su huella ambiental? Te damos una pista: empieza por tu plato. Así es: ajustar su dieta puede ser mejor que obtener paneles solares, conducir un automóvil eléctrico o evitar las pajitas de plástico. Ahí es donde interviene Impossible Foods», sostiene esta empresa en su propósito de ser.
Con esta filosofía, ya son varias empresas las que trabajan para hacer asequible en un futuro el consumo de productos vegetales en sustitución de los de origen animal.
Alimentar a todos, un gran reto para la innovación en alimentación
Darle de comer a toda la población del planeta pese a los impactos provocados por el cambio climático es uno de los grandes retos que existen hoy para la humanidad.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), para alimentar a la población de 2050, será necesario aumentar la producción de alimentos en un 70%.
«Dado que se espera que la población mundial alcance los 9 mil 700 millones para 2050, la agricultura debe volverse más productiva y sostenible. La tecnología puede ayudar a transformar el sistema mundial de producción de alimentos y mitigar su impacto en el clima y el medio ambiente», sostiene un texto del Foro Económico Mundial.
La agricultura es solo una de las áreas para innovar en alimentación. Sin embargo, la respuesta para poder darle de comer a la población no solo de hoy, sino la del futuro, está, en definitiva, en la tecnología. Pero no solo en su desarrollo, sino en su implementación a través de modelos de negocios sostenibles y atractivos para los consumidores. Ahí está otro de los grandes retos.
En este sentido, se necesitan innovadores que estén dispuestos a aceptar el reto de transformar a través de la tecnología, la manera en la que producimos y consumimos nuestros alimentos, ya que esto podría evitar el desastre alimentario que se viene.
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