Las organizaciones que no sean lo suficientemente innovadoras seguramente desaparecerán.
La reflexión es de Salvador Alva Gómez, presidente del Tecnológico de Monterrey y la hace en un documento sobre innovación educativa en universidades elaborado en conjunto con otras universidades como la UNAM. Esta frase le sirve al autor para hablar sobre la importancia de que también las instituciones de educación superior innoven si quieren sobrevivir.
Y es que en un mundo en el que la automatización y los robots van a sustituir 20 millones de puestos de trabajo –según un estudio de Oxford– y en el que de esta misma forma el 8.5% de la fuerza laboral va a ser desplazada para 2030 para ese mismo año, las universidades necesitan estar preparadas para formar a profesionales capaces de cubrir los puestos de trabajo que sí permanezcan disponibles.
Esto lo pueden lograr echando mano de una herramienta esencial: la innovación educativa. Esta puede realizarse desde muchas áreas.
Ya sea que esta se aplique a través de nuevas áreas o contenidos curriculares; nuevos materiales y tecnologías; nuevos enfoques y estrategias para mejorar la enseñanza y el aprendizaje; e incluso el cambio de las creencias, supuestos y paradigmas educativos de los actores del proceso, señala el estudio de innovación educativa de la Red de Innovación Educativa (RIE 360).
El papel de las universidades en la sociedad es esencial
Estas, además de formar, también tienen un papel como agentes económicos en la sociedad.
Según la Asociación de Directores de Tecnología Universitaria de Estados Unidos, la transferencia de tecnología de las universidades desempeña un papel destacado en el desarrollo económico a través de la divulgación y las invenciones desarrolladas en la institución, explica un texto del Foro Económico Mundial.
En este sentido, desde nuestra fundación en 2014, de distintas maneras, como hub de innovación y consultora con impacto positivo, nos hemos convertido en un agente económico. Hemos contribuido con la generación de más de 90 patentes y modelos de utilidad, desarrollado 170 tecnologías y apoyado a constituir 30 mil 892 negocios.
Además, hemos apoyado a distintas organizaciones. Entre estas, a universidades como la Universidad Del Valle de México y la Universidad Panamericana, a que implanten la innovación en el ADN de su formación. Estos son algunos casos de éxito en los que ayudamos de distintas formas a universidades para que escalaran al siguiente nivel y pudieran ofrecerle a sus alumnos la posibilidad de formarse para un mundo real.
Formar agentes de cambio de la mano de la UVM
La Universidad del Valle de México (UVM) fue fundada en 1960 y es la séptima mejor universidad privada a nivel nacional según la Guía Universitaria hecha por la editorial Selecciones.
En 2019, iLab inició sus colaboraciones con la UVM al construir un programa transversal para todas las carreras de dicha institución, el cual permitiera rentabilizar su conocimiento de forma temprana desde los primeros semestres de la universidad.
El objetivo era que los alumnos transformaran su mentalidad y de esta manera, utilizaran los conocimientos que iban adquiriendo en la carrera. Esto para generar una iniciativa de impacto económico, siempre como la innovación como eje.
El trabajo desarrollado por iLab para la UVM hoy se ofrece como parte de la tira de materias de todas las carreras de la universidad y forma parte de su nuevo modelo educativo Certeza, el cual busca preparar a los jóvenes para convertirse en agentes de cambio capaces de resolver problemas complejos de la vida real.
Un viaje al futuro de la mano de la Universidad Anáhuac Mayab
iLab creó un proyecto que le permite a los alumnos –a la par que están estudiando– hacer un viaje a su interior y sostener un análisis de autoconocimiento para que a partir de los propios recursos, puedan intervenir su entorno y resolver los problemas que lo aquejan, a la par de que se vuelven productivos.
Después de 15 sesiones, los alumnos estaban preparados para identificar los problemas sociales de mayor impacto en el mundo y con base en ello, crear soluciones (ya sea productos o servicios) que fueran capaces de resolverlos.
Para hacerlo más didáctico, se elaboró un manual en el que el proceso era comparado con un viaje al espacio en el que ellos serían los protagonistas y en el que tendrían la misión de descubrir su potencial para poder alcanzar sus sueños, aún a pesar de condiciones adversas.
iLab creó el concepto, el modelo de evaluación y la currícula. Además, nuestra institución facilitó a los profesores y proporcionó el material necesario para toda la experiencia.
Un laboratorio de empresas en conjunto con la Universidad Panamericana
A finales de mayo de 2016, iLab y la Universidad Panamericana (UP) firmaron un convenio en el que se comprometieron a colaborar en la formación de jóvenes con las capacidades necesarias para convertirse en solucionadores de problemas.
La UP buscó aliarse con iLab debido a su deseo de convertirse en una institución ‘punta de lanza’ en el emprendimiento tecnológico a nivel nacional gracias a la formación de profesionales con perfil de emprendedores sociales, por lo que se alió con nosotros.
El objetivo del programa fue que, en 16 semanas, los alumnos pudieran dar una solución a un problema global basado en un modelo de negocio sostenible, utilizando tecnología.
“Fueron 116 días de batallas, obstáculos, enseñanzas y risas, les puedo asegurar que nuestra trayectoria en iLab ha moldeado nuestra mentalidad. Hace 117 días no sabíamos analizar, categorizar, inferir y construir en la manera que lo hacemos hoy; pero todos estos verbos se quedan cortos porque explicar nuestra transformación en iLab no es algo sencillo”, Ximena Capetillo, alumna de la Escuela de Pedagogía y graduada de la primera generación de iLab UP
Durante este tiempo los alumnos permanecieron en la que se denominó «Aula iLab», de lunes a domingo, con el compromiso de desarrollar una idea y convertirla en solución que pudiera traducirse en la creación de una startup de alto impacto.
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Para leer sobre la graduación de la primera generación UP iLab da clic aquí.