Así deberá innovar la siguiente generación de empresas 

Se necesita es un replanteamiento que cuestione los problemas fundamentales y los grandes desafíos que hoy se tienen en el mundo.  

ilab

Mar 14, 2023

Víctor Moctezuma*

Desde hace un par de semanas en el ambiente tecnológico se habla sobre el potencial de los productos con inteligencia artificial (IA) y de cómo esta tecnología modifica los modelos de negocio de muchas empresas, ya sea que se dediquen a la edición o creación de audio, video, ejecución de diagnósticos o la precisión de búsquedas, los campos de acción son muy variados. 

Y con ello, también se argumenta sobre la permanencia de los modelos de negocio de algunas empresas, desde Getty Images hasta la omnipresente Google, ya que las herramientas de IA permiten una libertad creativa muy superior, lo que pone en jaque a la manera en la que han funcionado estas compañías en los últimos años. 

Hace una década se pensaba que Microsoft era un dinosaurio condenado a la extinción, ya que había perdido en su apuesta por entrar al mercado de telefonía y reproductores musicales, y se había adaptado muy lentamente en lo que a hardware se refiere. Sin embargo, hoy nadie duda del peso que tienen sus tabletas, del diseño de sus ordenadores, de su predominio en el cómputo en la nube ni de la cuota de mercado que tiene en software. 

Este ejemplo es importante porque demuestra cómo una empresa debe no solo seguir tendencias, sino a crear un momento en el mercado, desarrollando capacidades que le permitieran capturar mucho más valor, así como lo hizo Microsoft.

De esta manera, es probable que estas empresas no desaparezcan, sino que la ola de la IA hará que las grandes tecnológicas compartan parte del poder que han consolidado con los usuarios, y a la vez generen nuevos espacios de mercado y oportunidades de creación de servicios que anexar a su portafolio. 

Sin embargo, si se piensa que los avances en inteligencia artificial y su poder creativo cambiarán rápidamente los modelos para producir y la forma en la que se forman habilidades en las personas que diseñan productos y servicios, quizá debiéramos ser optimistas pero con cautela, debido a que, a pesar de los avances, la tecnología se ha comportado de manera bastante estable en la última década.  

Cada nueva generación de chips de computadora ha ofrecido más potencia y capacidad, pero ha funcionado exactamente igual que las generaciones anteriores. De la misma manera, los avances en las baterías de iones de litio significaron que nuestros dispositivos pudieran encogerse, pero no cambió mucho más que eso. 

En este sentido, lo que hoy se necesita es un replanteamiento que vaya más allá de la mejora de tecnologías y del cambio en los procesos de negocio con el objetivo de ajustarse a los mercados; uno que apunte a cuestionar los problemas fundamentales y los grandes desafíos que hoy se tienen en el mundo.  

La próxima generación de empresas deberá alejarse de las aplicaciones y  enfocarse en aprovechar la tecnología aplicada en rubros como alimentación, salud, educación, y los medios para acelerar la calidad de vida.

Las organizaciones, ya sea grandes empresas como startups, deberán cambiar las suposiciones sobre lo que es posible con sus recursos y reformular su valor comercial a partir de nuevas posibilidades y de esfuerzos colectivos, que pasarán de las alianzas a la integración de plataformas de actores para desarrollar capacidades compartidas. No solo buscarán la solución a los problemas del cliente y mercado, sino un impacto permanente en las dimensiones socio-ambientales.

Su proceso de toma de decisiones de inversión o desarrollo de valor estará orientado a causas fundamentales, por medio de un análisis sistémico que requerirá el descubrimiento y la aplicación de nuevos conocimientos y, por lo tanto, de un esfuerzo interdisciplinario y multidisciplinario.

La ejecución de estos desafíos no tendrá mucha dependencia de la cantidad de recursos económicos y tendrá más que ver con la calidad de ideación e imaginación para articular los recursos materiales, de conocimiento y la forma con la que se diseñe el ecosistema de actores que puede acelerar la puesta en marcha y apoyar la ejecución.

La tecnología actual hace que este proceso sea más accesible para las empresas que sepan cómo interpretar la agilidad como una cualidad de equipo para desentrañar la complejidad en su toma de decisiones, y para integrar tecnologías digitales como computación en la nube, software como servicio (SaaS) y datos abiertos orientados a análisis predictivo. 

Independientemente de la forma que adopte la innovación (sprints, metodologías ágiles o innovación abierta), se trata fundamentalmente de resolver problemas, y  cuanto más grandes sean estos, mayor será el beneficio de potencial descubrimiento de posibilidades en el camino. 

Perseguir un gran desafío no sumará a los resultados del trimestre y quizá tampoco a los del año, pero podría llevar a la empresa a un nivel completamente nuevo de competitividad, que le permita obtener mayores ventajas competitivas y con ello, mayores posibilidades de sobrevivir en el tiempo.

 

*Víctor Moctezuma es empresario y emprendedor social y fundador de iLab, cuyo trabajo es lograr que las empresas, universidades, gobiernos y personas, logren reinventarse haciendo que sus ideas sean rentables, sustentables y escalables.

Con más de 20 años de experiencia profesional y graduado de diversos programas de innovación y Emprendimeinto en MIT ha sido directivo en compañías multinacionales y reconocido como fellow por Ashoka Innovación Social.

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