A pesar de la crisis en la que vivimos hoy, necesitamos seguir desarrollándonos personal y profesionalmente. Y eso pasa por desarrollar habilidades sociales como la inteligencia emocional.
Este momento histórico, en el que un nuevo virus ha paralizado al mundo, nos ha exigido lidiar con muchas emociones, entre estas, frustración, enojo y miedo.
Y para atravesarlo de la mejor manera, es necesario dotarnos de una habilidad esencial: la inteligencia emocional.
Por desgracia, la pandemia no ha hecho más que empezar. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se espera que este periodo dure al menos alrededor de dos años, así que la realidad nos exige una carrera a mediano plazo en esto de lidiar con emociones negativas.
En este sentido, la inteligencia emocional es una habilidad social clave que nos puede ayudar a gestionar lo que nos pasa día con día.
En general, las habilidades sociales como la inteligencia emocional son un activo cada vez más buscado en los trabajadores a nivel mundial. Y ahora con la crisis que el coronavirus ha traído, estas son indispensables para que los trabajadores puedan afrontar el mundo laboral que se está transformando profundamente.
“Las empresas deben diseñar una estrategia de talento que desarrolle las capacidades digitales y cognitivas críticas de los empleados, sus habilidades sociales y emocionales, y su adaptabilidad y resiliencia”, sostiene la consultora Mckinsey en un texto que habla sobre la importancia de que las empresas empiecen a capacitar a sus empleados si quieren sobrevivir a esta nueva era.
Las habilidades sociales son una parte esencial en el set de habilidades de un trabajador y en esta pandemia, no son la excepción.
Según un estudio de Deloitte, habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad, la resolución de problemas y la gestión de personas se espera que tengan un “crecimiento descomunal” en su demanda en el futuro.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es la capacidad de gestionar, identificar y expresar de manera adecuada las emociones.
“En el contexto actual, con clases y jornadas laborales remotas desde casa, la estabilidad emocional, la flexibilidad psicológica y capacidad de adaptación a nuevos escenarios, tolerancia a la frustración y manejo de la incertidumbre son esenciales”. asegura Paola Rubio, especialista y docente de Aprende Institute, una institución que ofrece capacitaciones para desarrollarla, en un comunicado al respecto.
Y todas estas tienen que ver con la inteligencia emocional.
En la vida diaria es una gran virtud y por supuesto, en el ámbito laboral es una habilidad que resulta sumamente útil también.
“La inteligencia emocional es fundamental para construir y mantener relaciones e influir en los demás, habilidades clave que ayudan a las personas a lo largo de su carrera y dondequiera que se encuentren en una estructura organizativa”, señala Margaret Andrews, instructora de inteligencia emocional en liderazgo, en un texto para la división continua de la Universidad de Harvard.
Algunos la traemos de manera innata y a otros nos toca desarrollarla.
Los cuatro componentes principales de la inteligencia emocional
La inteligencia emocional está compuesta por:
- Autoconciencia: la capacidad de reconocer nuestras propias emociones
- Autorregulación: la capacidad de gestionar estas emociones y comportamientos de los cuales ya fuimos conscientes anteriormente
- Conciencia social: la capacidad de comprender las emociones de los demás, es decir, ser empático.
- Habilidades sociales: otras capacidades como el trabajo en equipo o la habilidad de inspirar a otros, forman parte también de ser inteligente emocional.
¿Eres una persona emocionalmente inteligente?
Si te sientes a menudo incomprendido, irritado, te abrumas fácilmente por lo que sientes y tienes problemas para ser asertivo, es decir, para comunicarte de manera efectiva, muy probablemente no lo seas tanto, según el texto de Harvard.
Sin embargo, no te preocupes porque esta es una habilidad que se puede aprender. Es un “proceso continuo”, que si bien varía de persona a persona, es perfectamente alcanzable.
Así se puede desarrollar
Ser consciente de las propias emociones es todo un proceso. Y lograrlo pasa por la necesidad de hacernos muchas preguntas; muchas de ellas, no las encontraremos tan cómodas, pero depende de qué tanto seamos capaces de encontrarles respuesta qué tanto seremos conscientes de nuestras emociones.
¿Qué sientes? ¿Le puedes poner nombre? ¿Cómo te sientes respecto a las situaciones que te van ocurriendo durante el día?
Privilegia el aquí y el ahora
Una recomendación para ser consciente de cómo te sientes es practicar mindfulness, una técnica que te lleva a estar en el aquí y ahora y a tener una perspectiva de qué es lo que está sucediendo ahora mismo, según señala Tony Robbins, un emprendedor y best seller del New York Times en su blog.
Al estar en el aquí y ahora, es posible que te des cuenta de la manera en la que le hablas a los demás y sobre todo, en la que te hablas a ti mismo. Y esto te ayudará a desarrollar empatía, según Tony.
Ten confianza en lo que sientes
Las emociones nos invitan a poner atención a algo, así que es importante no meterlas debajo del tapete. Hazle un espacio a esa emoción y considera algo muy útil en esos momentos dífíciles: que las emociones vienen y van y no te definen. Todo lo que sientas tienes derecho a sentirlo y pensar que pasarán te va a ayudar a sentirte más fuerte.
Tony recomienda pensar en algún momento en el que te hayas sentido similar. Seguramente hay otras ocasiones en las que te has sentido de la misma manera y lo has superado. Esto te hará sentir que, una vez más, lo podrás superar.
Pide retroalimentación de los otros
El texto de Harvard recomienda preguntarle a tus colegas, amigos y familiares sobre cómo respondes a situaciones difíciles, qué tan adaptable o empático eres o qué tan bien resuelves los conflictos. Esto va a ayudarte a tener una visión externa y mucho más fresca de la concepción que tienes de ti mismo.
Muchas veces las respuestas no van a gustarte, pero esto también forma parte de ir desarrollando la habilidad.
Desarrollar la inteligencia emocional es un camino de vida. Pero entre más rápido empecemos, más rápido la podremos desarrollar y con ello disfrutar de los profundos beneficios que trae a todos los niveles, no solo laborales sino también personales.
Y, por supuesto, tener esta habilidad social será una gran ventaja en estos tiempos de pandemia.
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