Olvida el momento Eureka, la innovación es un ‘trabajo duro’ que es solo para quienes están dispuestos a romper esquemas 

¿Crees que la innovación es solo para genios solitarios con momentos de ‘iluminación’? Olvídalo. La verdadera innovación es para quienes están dispuestos a sudar la gota gorda y transformar su forma de pensar, y en consecuencia, de afrontar al mundo.

Mariana F. Maldonado

Periodista especializada en innovación.
Ago 19, 2024

La palabra «innovación» se ha convertido en un mantra moderno, repetido como si fuera la solución mágica para todos los problemas. Pero ¿qué significa realmente innovar? La verdadera innovación no es solo inventar cosas nuevas, sino que trata de cambiar la forma en que piensas y cómo te enfrentas a todo en todos los aspectos de tu vida.

A menudo, cuando pensamos en innovación, nos imaginamos grandes laboratorios de tecnología, oficinas brillantes y productos de alta gama. Pero la innovación no es solo para los gigantes de Silicon Valley. Es para todos: desde la pequeña cafetería que experimenta con un nuevo método de preparación, hasta la empresa que busca formas de reducir su impacto ambiental.

Definiciones de la palabra innovación hay muchas, pero todas convergen en una idea central: la capacidad de crear valor de maneras nuevas y útiles. Por ejemplo, el diccionario Oxford define innovación como «la introducción de nuevas ideas, métodos o productos». Esta definición se enfoca en el aspecto tangible de la innovación: lo nuevo y lo diferente.

Por otro lado, el economista Joseph Schumpeter ofrece una perspectiva más compleja. Él describe la innovación como «la implementación de nuevos métodos de producción o de nuevas formas de organización que alteran el mercado y crean valor«. Para Schumpeter, la innovación no solo se trata de introducir algo nuevo, sino de cómo estas innovaciones impactan y transforman el mercado. Este enfoque se centra en el proceso dinámico de cambio que las innovaciones generan, destacando su capacidad para alterar las estructuras económicas y crear nuevas oportunidades.

Sin embargo, más allá de estas definiciones, la verdadera esencia de la innovación radica en su capacidad para transformar y mejorar. Es un enfoque mental que exige curiosidad constante, la disposición a desafiar lo convencional y a buscar siempre formas de mejorar. Innovar es preguntar “¿y si…?” cuando todos los demás se conforman con un “así es como siempre se ha hecho y vamos a dejarlo así”.

 

Innovar dentro de las organizaciones

 

En las empresas, instaurar una cultura de innovación significa fomentar un entorno donde todos los empleados sientan que sus ideas son valoradas. Pero esto va más allá de poner un cartel en la pared que diga ‘Sé creativo’. Significa hacer que todos en la oficina se sientan como si sus ideas, por más locas que sean, realmente importan, incluso si a veces parecen salidas de una película de ciencia ficción.

No es solo responsabilidad del departamento de I+D (investigación y desarrollo), sino de todos. Desde el becario hasta el CEO, cada persona debe sentir que puede aportar al proceso creativo.

Sin embargo, los líderes tienen un papel fundamental en este camino: deben dejar claro que la innovación no es un proyecto aislado, sino una parte integral de la estrategia de la empresa. Esto significa abrirse a nuevas ideas, aceptar el fracaso como parte del proceso y promover la colaboración entre departamentos. La clave está en hacer que los empleados vean los desafíos como oportunidades para aprender y crecer.

Sin embargo, suena más fácil de lo que realmente es. Aunque los líderes estén entusiasmados con la idea, a muchos empleados no les gusta esta idea, y es que para ellos, «innovación» suena a más trabajo o incluso a una amenaza para sus empleos, según explica la profesora de negocios, Nadya Zhexembayeva, en un texto de la Harvard Business Review denominado Stop Calling It “Innovation”.  

Un estudio de la Universidad de Toronto encontró que solo un pequeño porcentaje de trabajadores, entre el 14% y el 28%, tiene interés en innovar, y aún menos están dispuestos a asumir riesgos, con algunas cifras tan bajas como el 11%. Esto indica que la mayoría de las personas ven a la innovación con recelo, ya que activa su instinto de «lucha o huida», explica Zhexembayeva.

El problema radica en que la palabra «innovación» puede generar miedo, activando la parte del cerebro que se enfoca en el peligro. Por eso, es importante cambiar la forma en que se habla de innovación dentro de las empresas. En lugar de usar un término que intimide, se recomienda usar palabras que evoquen continuidad y beneficio, como «ideas» o «días de reinvención”.

Aunque no hay investigaciones formales que prueben la efectividad de este cambio de lenguaje, ejemplos prácticos sugieren que funciona, ayudando a que la innovación se convierta en parte de la estrategia de la empresa en lugar de ser vista como una amenaza, según menciona esta profesora. 

 

Las ideas innovadoras se “trabajan” 

 

Como hemos visto hasta ahora, más que ser un momento “Eureka”, la innovación tiene que ver con el trabajo real. Peter Drucker, un académico que desde hace décadas es considerado el “padre” del management moderno”, asegura que esta tiene que ser administrada como cualquier otra función corporativa y que incluso se necesita una ““disciplina de innovación”.  

De esta manera, no es difícil entender que la innovación no es solo para los genios del Silicon Valley. En realidad, necesitas tratarla como cualquier otra tarea seria en tu trabajo. Como si tuvieras que ir al gimnasio… pero para generar ideas innovadoras.

Volviendo a Drucker, este propone que la innovación puede surgir de diversas fuentes dentro de una empresa. Puede nacer de eventos inesperados, como un éxito o un fracaso no previsto, donde la clave es estar atento y dispuesto a aprender de lo imprevisto. También puede originarse a partir de incongruencias, esas discrepancias entre lo que se espera y lo que realmente sucede. Es ahí cuando se puede detectar y explorar estas inconsistencias para revelar oportunidades valiosas.

Otro campo fértil para la generación de ideas innovadoras, según Drucker, son los procesos y las necesidades no satisfechas del mercado. Aquí, la innovación surge al identificar y responder a ineficiencias o demandas que aún no han sido abordadas adecuadamente. Asimismo, los cambios dentro de la industria o la estructura del mercado abren puertas a nuevas maneras de hacer las cosas, y las empresas que se adaptan con rapidez pueden liderar en innovación.

El cambio demográfico es otro detonante de la innovación, ya que los movimientos y transformaciones en la población pueden crear nuevas necesidades y oportunidades. Antes de los centennials, la forma de consumir información, por ejemplo, era radicalmente opuesta, pero hoy el video y los nuevos formatos se han adueñado de la manera de informarse, y los medios tradicionales están sufriendo y vislumbrando, sino se transforman, su próximo y oscuro final.

 

Instaurar la innovación como filosofía primero en uno mismo

 

Transformar nuestra mentalidad para insertar a la innovación como filosofía no es un proceso automático, sino más bien uno que requiere dedicación y la adopción de ciertos hábitos y mentalidades que fomentan un entorno propicio para el crecimiento y la creatividad. 

El primer paso es practicar la curiosidad diaria. Por ejemplo, si quieres mejorar el marketing de tu empresa, pregúntate “¿y si implementáramos una estrategia completamente diferente basada en las tendencias actuales de redes sociales?” o “¿por qué no probar una nueva herramienta para analizar el comportamiento del consumidor?”. Esta mentalidad inquisitiva te ayudará a desafiar el status quo y explorar nuevas posibilidades que quizás antes no habías considerado. 

Hay algo crucial que debes considerar en este camino hacia la generación de ideas innovadoras de manera natural: que te vas a enfrentar a muchos fracasos, sin embargo, equivocarse no es el fin del mundo; más bien es importante abrazar el fracaso como oportunidad. Imagina que lanzas una campaña publicitaria innovadora para tu negocio que no tiene el impacto esperado. En lugar de considerar el proyecto como un fracaso total, evalúa qué aspectos no funcionaron y cómo puedes ajustar tu enfoque para futuras campañas. Por ejemplo, si el enfoque visual no resonó con tu audiencia, podrías experimentar con diferentes estilos gráficos o mensajes, y encontrar alguna manera en la que nadie lo esté haciendo hoy. 

Cada error y contratiempo es una oportunidad para aprender y mejorar, y es importante desarrollar una actitud que permita ver el fracaso no como un final, sino como un peldaño hacia el éxito. Porque para tener una filosofía innovadora instaurada en tu mindset, necesitas “ir hacia arriba”. Es decir, desarrollar una mentalidad de crecimiento que te permita no quedarte estático, sino al contrario, volverte una persona capaz de solucionar problemas y seguir sumando, ya sea conocimiento, experiencia o nuevas ideas, por ejemplo, ya que esto es la tierra fértil en la que crecen las ideas innovadoras.

Supón que estás lanzando una nueva línea de productos y te enfrentas a problemas inesperados en la fase de diseño. En lugar de rendirte, revisa y ajusta tu enfoque. Utiliza herramientas de análisis de mercado, consulta con expertos en diseño y realiza encuestas para obtener retroalimentación directa de tus clientes potenciales. Esta actitud proactiva y la disposición para buscar soluciones te permitirán superar obstáculos y afinar tu producto hasta lograr el éxito en el mercado.

Esta mentalidad positiva te ayudará a enfrentar los obstáculos con una actitud abierta y dispuesta a aprender, y a la larga, te permitirá crecer y encontrar la manera de hacer las cosas de una manera en la que nadie lo ha hecho antes, y así generar ideas innovadoras.

 

Conecta los puntos 

 

Conectar ideas de diferentes áreas puede ser una fuente poderosa de innovación. Steve Jobs, en su famoso discurso de graduación en la Universidad de Stanford, compartió una historia que ilustra poderosamente cómo conectar ideas de diferentes áreas puede llevar a innovaciones sorprendentes. Jobs relató cómo, tras abandonar la universidad, se inscribió en un curso de caligrafía por pura curiosidad. En ese momento, el curso parecía irrelevante para su futuro, pero más tarde, cuando estaba diseñando la primera Macintosh en Apple, Jobs aplicó los principios aprendidos sobre tipografía y diseño de letras. 

Esta experiencia, que parecía una pérdida de tiempo en su juventud, resultó ser crucial para crear una computadora con una tipografía y un diseño estéticamente agradables, algo que diferenció a la Macintosh de sus competidores. Este ejemplo destaca cómo la conexión de conocimientos y habilidades aparentemente no relacionadas puede dar lugar a innovaciones significativas, demostrando que la integración de diversas ideas y experiencias puede generar soluciones únicas y valiosas.

Imagina que eres un diseñador de productos y decides colaborar con un experto en ergonomía para mejorar la funcionalidad de un producto. La combinación de conocimientos de diseño estético y principios ergonómicos podría dar lugar a un producto más cómodo y atractivo. Al integrar conocimientos y perspectivas de diversos campos, puedes descubrir combinaciones inesperadas que generen soluciones novedosas.

Otra forma de fomentar la innovación es establecer rituales de reflexión. Por ejemplo, podrías reservar tiempo cada semana para escribir en un diario sobre los proyectos en los que estás trabajando, los desafíos que has enfrentado y las ideas que has tenido. Esta práctica de reflexión te permitirá evaluar tus experiencias y visualizar nuevas formas de aplicar tus conocimientos, ayudándote a mantener una perspectiva clara y a generar ideas innovadoras de manera constante.

Pero más allá de todo esto, no olvides que rodearte de personas que te desafíen intelectualmente es crucial para instaurar la innovación como filosofía en tu mindset. Si eres un empresario, participa en grupos de discusión o redes profesionales que incluyan personas con diferentes experiencias y conocimientos. Colaborar con individuos que piensen diferente y que te inspiren a cuestionar tus propias ideas puede abrir nuevas vías para la innovación. Por ejemplo, trabajar con un mentor o asistir a conferencias puede ofrecerte nuevas perspectivas y enfoques que enriquecerán tu capacidad para innovar. 

 

Se innova más efectivamente con un mentor

 

“¿Qué tienen en común Larry Page, Steve Jobs y quien les habla? Todos hemos recibido orientación de mentores. Sí, incluso el famoso fundador de Apple, conocido por su independencia, recibió ayuda, consejos y apoyo de vez en cuando. No importa quién eres, de dónde vienes o lo que has logrado, un buen mentor es un activo invaluable en los negocios”, cuenta en su libro Richard Branson, el multimillonario famoso por ser pionero en la exploración de los viajes espaciales privados y por fundar múltiples empresas que buscan mantener una propuesta innovadora y fuera de lo convencional.

Para ilustrar la importancia de un mentor en el camino hacia la innovación, es útil observar la experiencia del fundador del imperio Virgin. Branson comenzó su carrera empresarial con Virgin Records, y su trayectoria está marcada por una serie de desafíos y oportunidades, pero en su viaje, Branson recibió orientación valiosa de mentores clave que desempeñaron un papel crucial en su desarrollo y éxito.

Uno de los mentores más influyentes en la vida de Branson fue Sir Freddie Laker, un pionero en la industria de la aviación. Laker no solo ofreció a Branson consejos prácticos y apoyo en la creación de Virgin Atlantic, sino que también le brindó una perspectiva valiosa sobre cómo abordar los retos empresariales. La sabiduría y la experiencia de Laker ayudaron a Branson a tomar decisiones informadas y a superar obstáculos significativos. Su mentor, conocido por su enfoque pragmático y su habilidad para transformar la visión en acción, proporcionó al empresario una guía estratégica que fue fundamental para el éxito de Virgin Atlantic, una aerolínea que en sus inicios revolucionó el sector de la aviación con su enfoque centrado en el cliente y su atención al detalle.

Un buen mentor no solo aporta conocimiento y experiencia, sino que también ofrece una perspectiva externa que puede ayudar a identificar oportunidades y evitar errores comunes. No es solo una fuente de sabiduría, es como tener un GPS en un mar de incertidumbre. Te ayuda a evitar los baches y a encontrar las mejores rutas, incluso cuando tu propio mapa está hecho un desastre.

En el caso de Branson, el apoyo de Laker fue crucial para moldear su enfoque hacia el negocio y para desarrollar una mentalidad de crecimiento que le permitió enfrentar desafíos con confianza.

Olvídate de los grandes momentos Eureka y las historias de genios solitarios. La verdadera innovación no es una chispa mágica, sino un trabajo constante y desordenado que empieza con una mentalidad dispuesta a desafiar lo convencional. Desde explorar ideas raras hasta aceptar fracasos como parte del viaje, se trata de ensuciarse las manos y arriesgarse. 

Al final del día, la innovación no es para los que esperan un golpe de suerte, sino para los que están dispuestos a sudar y a luchar por cada avance

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