Este 2024 parece habernos dicho: olvídense de todo lo que sabíamos sobre competencia empresarial, porque las reglas del juego se redefinieron con algunas de las alianzas tecnológicas que pudieran parecer las más extrañas que jamás se hayan visto.
Nadie lo vio venir pero durante el 2024, Benoit Dupin, director senior de machine learning e inteligencia artificial de Apple, hizo una aparición sorpresiva en re:Invent, la mayor conferencia de Amazon Web Services (AWS) del año, donde subió al escenario para anunciar que Apple comenzaría a utilizar los chips de Amazon, un movimiento inesperado para muchas personas que los consideraban competidores directos en el mundo de la tecnología.
Dupin destacó el uso extenso de los servicios de AWS en productos y servicios de Apple, como iPad, Apple Music, Apple TV, News, App Store y Siri, además de enfatizar el impacto positivo de AWS en la inteligencia artificial de Apple.
El ejecutivo mencionó que la compañía había logrado una mejora de eficiencia del 40% en su procesamiento de machine learning gracias al uso de chips como Amazon Graviton e Inferentia, y que estaba en las primeras etapas de evaluación de Trainium 2, el último chip de entrenamiento de IA de AWS, del cual esperaba una mejora de hasta el 50% en eficiencia al pre-entrenar sus modelos.
De esta manera, Apple, la empresa que siempre ha presumido de hacer todo in-house, ahora está usando chips de Amazon.
En otro giro también inesperado, Microsoft, que ya tiene una relación estrecha con OpenAI, firmó un acuerdo en febrero de 2024 con Mistral AI, una startup francesa reconocida por sus innovaciones disruptivas en inteligencia artificial, para integrar sus modelos avanzados de IA en Azure, la plataforma en la nube de Microsoft. Para esta última, esta alianza fortalece su oferta en el sector de la nube al sumar tecnología de vanguardia a su catálogo, mientras que para Mistral AI representa una oportunidad de amplificar su alcance y consolidarse en el mercado global al asociarse con uno de los gigantes tecnológicos más importantes del mundo.
Google, por su parte, decidió que necesitaba más datos para alimentar sus modelos de IA y pensó en Reddit, una empresa que podría aportarle una vasta cantidad de datos no estructurados provenientes de miles de conversaciones diarias y una variedad de opiniones y perspectivas humanas. Así que pagó $60 millones anuales para tener acceso a todo ese contenido, que a pesar de ser un poco caótico, le podrían permitir a Google entrenar sus modelos de IA para entender mejor el lenguaje humano en diversas formas y contextos.
Otra unión sorpresiva fue la de Nvidia y Cisco, que decidieron unir fuerzas para crear una red más eficiente que pueda manejar los fuertes requisitos de datos que necesitan los modelos de IA para entrenarse y funcionar correctamente, todo de manera más rápida y segura.
Nvidia, conocida por sus potentes tarjetas gráficas (GPUs), es fundamental para el procesamiento de datos en IA, ya que sus productos permiten que los sistemas realicen cálculos complejos de manera eficiente, mientras que Cisco es una de las principales compañías en soluciones de redes, encargándose de crear las infraestructuras que conectan dispositivos y permiten el flujo rápido y seguro de datos a nivel global.
Es decir que, con esta alianza, mientras Nvidia se encarga del «motor» que impulsa la IA, Cisco se asegura de que las «carreteras» por donde viajan los datos sean lo suficientemente amplias y rápidas para mantener todo funcionando de manera fluida.
Otra de las colaboraciones que más sorprendió fue la de Amazon y Anthropic en el proyecto «Rainier», la cual consiste básicamente en construir una supercomputadora masiva que está diseñada para manejar las exigentes necesidades de entrenamiento de IA y procesamiento de grandes volúmenes de datos. Rainier tiene –según los especialistas– como objetivo competir con otros gigantes de la tecnología, como los supercomputadores de Elon Musk y Nvidia, y potenciar el desarrollo de modelos de IA aún más avanzados.
La fuerza está en la unión
El profesor de la Universidad de California en Berkeley, Henry Chesbrough en su teoría de “innovación abierta” –la cual sostiene que la innovación no debe ser exclusiva de la empresa, sino que se beneficia al integrar ideas, conocimientos y recursos de fuentes externas–, sostiene que las organizaciones deben mirar más allá de sus límites tradicionales y colaborar con actores fuera de su sector para fomentar la innovación.
Esto debido a que las alianzas estratégicas permiten a las empresas compartir riesgos, reducir costos de innovación, acelerar el tiempo de desarrollo y acceder a nuevas oportunidades de mercado, además de facilitar el intercambio de conocimientos y la integración de capacidades complementarias, lo que a menudo resulta en innovaciones más exitosas que las que se podrían haber logrado de manera aislada.
Por todo esto, las alianzas entre Microsoft y Mistral, Google y Reddit, Nvidia y Cisco son ejemplos perfectos de cómo las empresas están abrazando este enfoque, fusionando sus recursos y capacidades para resolver desafíos tecnológicos que antes parecían inalcanzables.
El panorama de la innovación tecnológica está cambiando, y con él, las reglas del juego. En lugar de centrarse solo en la competencia directa, las empresas están entendiendo que la colaboración entre actores inesperados puede acelerar el desarrollo de tecnologías disruptivas, como la IA, que cambiarán nuestras vidas de maneras que ni siquiera podemos imaginar. Las alianzas “extrañas” como estas no solo están transformando la industria tecnológica, sino que también están redefiniendo lo que significa competir y cooperar en la economía digital moderna.
Sin embargo, ¿realmente estas alianzas tecnológicas que se gestaron en el 2024 son tan inesperadas como lo parecen a simple vista?
Amy Webb, futurista y autora del libro The Big Nine, ya había anticipado algunas de las alianzas tecnológicas que estamos viendo hoy. De hecho, predijo la alianza entre Apple y Amazon (o «Applezon«, como la llamó) desde 2018, lo que demuestra que tiene una buena capacidad para ver lo que está por venir. En su libro, Webb explica cómo la innovación en el campo de la inteligencia artificial (IA) se ha vuelto tan costosa y compleja que ninguna de las grandes empresas tecnológicas puede llevarla adelante por sí sola.
Grandes alianzas conllevan grandes riesgos
Sin embargo, Webb también advierte que el futuro de la IA está siendo modelado por un pequeño grupo de gigantes tecnológicos a los que denominó como el «Big Nine» (que incluyen a empresas como Google, Amazon y Apple, entre otras en Estados Unidos y Baidu, Alibaba y Tencent en China), los cuales están tomando decisiones cruciales sobre el desarrollo de la IA, pero lo están haciendo –según su teoría– desde una visión limitada. Esto, según la autora, podría tener implicaciones serias para la sociedad, ya que la falta de diversidad en los equipos que desarrollan estos sistemas puede perpetuar sesgos y afectar desproporcionadamente a grupos marginados.
Esta dinámica también se ve reforzada por las alianzas tecnológicas entre estos gigantes, que, aunque prometedoras, presentan riesgos significativos. Las colaboraciones entre gigantes como Apple, Amazon o Google pueden reforzar su dominio en la industria, dificultando la entrada de nuevos competidores y creando un ecosistema tecnológico controlado por unos pocos actores. Esto no solo limita la diversidad en la innovación, sino que también pone en riesgo la competitividad del mercado, consolidando un «club cerrado» donde las decisiones de unos cuantos tienen impactos globales.
Además de la concentración de poder, las colaboraciones entre estos gigantes tecnológicos también plantean desafíos significativos en términos de seguridad y privacidad de datos. Al compartir grandes volúmenes de información, como en el caso de Google y Reddit, existe la posibilidad de vulnerabilidades en la transferencia, almacenamiento o uso de esos datos.
La dependencia mutua entre las empresas puede generar tensiones si surgen brechas de seguridad o se detecta el uso indebido de información sensible. Además, las implicaciones éticas tampoco son menores, ya que estos datos podrían perpetuar sesgos existentes o ser utilizados de formas que no reflejan los valores de todas las comunidades afectadas.
Como antídoto ante esto, Webb propone una alianza global para el desarrollo ético de la IA, la cual debería centrarse en priorizar la educación, la diversidad y la inclusión en los procesos de desarrollo de IA, para que la tecnología refleje las necesidades y valores de todas las personas. De esta manera, la IA podría evolucionar de ser una herramienta limitada a una inteligencia general que beneficie a toda la humanidad, en lugar de solo a unos pocos.
Lo que es un hecho es que estas alianzas tecnológicas están redefiniendo cómo funciona la innovación, y probablemente estemos viendo solo la punta del iceberg. En un mundo donde la IA está cambiando las reglas del juego rápidamente, estas colaboraciones inesperadas podrían ser la clave para mantenerse relevante.
Parece que en el 2024, los antiguos competidores están aprendiendo que a veces, para ganar la carrera de la innovación, necesitan hacer equipo con aquellos a los que años antes miraban con desconfianza, y que estas alianzas tecnológicas seguirán replicándose en el futuro.