“Tenemos que cambiar el sistema educativo y el sistema en el que creamos y repartimos la riqueza”

"Necesitamos ponernos de acuerdo de en qué mundo queremos vivir", asegura Marco Muñoz, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en entrevista con iLab.

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Jul 29, 2020
Marco Muñoz Instituto Tecnológico de Massachusetts

Marco Muñoz del Instituto Tecnológico de Massachusetts, habló con iLab sobre la necesidad de reformar el sistema educativo y de generar políticas públicas para enfrentar esta nueva normalidad.

 

Si bien ya desde antes de la pandemia algunas estructuras languidecían, la crisis por el coronavirus vino a decirle al mundo que tiene que cambiar.

A más de dos meses de que el nuevo virus se convirtiera en pandemia, es todavía un buen momento para dar un golpe de timón, según Marco Muñoz, director senior de Iniciativas Estratégicas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y un hombre que ha dedicado 20 años de su vida a la generación de iniciativas filantrópicas y sociales.

 

“Siempre tenemos oportunidad mientras estamos vivos”, sostiene Muñoz, un abogado mexicano que desde hace siete años trabaja en el MIT, una de las instituciones educativas más prestigiosas a nivel mundial.

 

Y en este sentido, el experto es un convencido de que hoy es una gran oportunidad para que la humanidad pueda decidir su futuro.

 

“Es un momento muy importante para la humanidad. Necesitamos ponernos de acuerdo para decidir en qué mundo queremos vivir. Para decidir qué mundo queremos vivir cuando vengan las crisis”, asegura en entrevista con iLab.

 

¿Cómo hacerlo? La propuesta es a través de un nuevo contrato social, es decir, de nuevas políticas públicas. Las condiciones han cambiado, las estructuras se han agotado, así que es hora de que la sociedad en conjunto con el Estado trace las directrices hacia el futuro.

 

“Es una gran oportunidad para el Estado de tomar liderazgo y llamar a la creación de un nuevo contrato social, donde nos sentemos todos con toda honestidad. Que el Estado nos llame a todos con su posición de neutralidad y que se sienten los patrones, los trabajadores y las instituciones de educación y que, entre todos, digamos qué mundo queremos a partir de ahora”, sostiene Muñoz.

 

“Un contrato social nuevo es fundamental para cambiar el mundo”, asegura.

 

Y dentro de este nuevo contrato social, una reforma educativa integral es inminente. Una que pueda incluir no solo a las nuevas tecnologías sino a las humanidades y las artes: “Es el momento, sobre todo con la crisis laboral que hoy empieza”.   

Pero no solo por la crisis laboral que nos pisa los talones. Sino porque en un contexto en el que la pandemia ha puesto en evidencia la poca empatía y consideración que los seres humanos tenemos unos con los otros, es necesario que todos estemos mejor educados, por el bien común.

 

Respecto a la pandemia, ¿Cómo ha sido la actuación de los gobiernos hasta ahora?

Si alguien estuviera controlando el planeta desde afuera y nosotros fuéramos los sujetos de investigación, nuestra reacción podría ser calificada como bastante mala porque lo primero que debimos de haber hecho es llamar a una reunión mundial de los líderes. Ellos debieron haberse sentado y decidir qué íbamos a hacer, porque ya el virus estaba corriendo por todo el mundo. Debieron planear cómo organizarse para que no nos faltara nada.

¿Cómo es posible que en los hospitales más avanzados del mundo no hubiese suficientes cotonetes para tomar simplemente las muestras?

Los líderes políticos debían haber hablado con absoluta claridad y sin miedo de decir que esto era una situación difícil. Hay cientos de líderes de diferentes países que no se atreven a decirle a la población que tienen que usar mascarilla en la calle por obligación.

 

En México todavía se discute si usar o no mascarilla.

Sí y en Estados Unidos esto se ha tomado como una bandera política. Dicen que esto va contra sus derechos y no entienden que no va contra el derecho de nadie, va contra un virus que no entiende las reglas y las ideologías políticas del ser humano.

Desde ahí los líderes políticos han fallado. 

No hay muestra más clara de patriotismo, de compromiso por la humanidad, que usar una mascarilla y gel.

 

¿Cuál es la responsabilidad del Estado en todo esto?

Establecer reglas claras sobre la seguridad es responsabilidad absoluta del Estado, porque si no viviríamos en la época de el más fuerte domina. Para eso creamos la ficción del Estado, para eso creamos la ficción de la Ley del Derecho, porque teníamos que establecer ciertas reglas para proteger a los que menos tienen de los que más tienen y de los más fuertes.

Esta crisis ha demostrado la falta de capacidad del Estado de cumplir con su obligación mínima, qué es la seguridad de sus ciudadanos. Necesitamos a un Estado que sea fuerte. Necesitamos poder confiar en el Estado.

 

¿Tienen alguna responsabilidad los ciudadanos?

En el momento en el que el Estado no cumple con su función, el ciudadano tiene que exigirle al Estado que cumpla con ciertas reglas del juego o que las establezca para todos.

Es necesario conectar a la ciudadanía con el Estado y que la ciudadanía se vuelva más responsable cuando no hay un liderazgo del Estado. Tendríamos que cambiar, educarnos mejor, ser más empáticos.

 

¿Cómo ves la educación?

El sistema educativo lo tenemos que cambiar ya porque definitivamente es claro que no funciona.

Ahora es una gran oportunidad para ponerle mucho más énfasis al cambio educativo, a una reforma educativa completa, desde kindergarden.

Tenemos que hacer un cambio total del sistema educativo, incluyendo no solamente STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés). Esta reforma necesita incluir la parte del arte, de humanidades. Es el momento, sobre todo con la crisis laboral que hoy empieza. 

Necesitamos crear seguros para garantizar el life learning, es decir, que tengas la oportunidad de estar aprendiendo toda tu vida, para que no te conviertas en un especialista, sino en un todólogo, un todólogo que puede moverse de un lugar a otro con mayor flexibilidad.

Tenemos que cambiar el sistema educativo y el sistema con en el que creamos y repartimos la riqueza, sin que haya ningún mal entendido de que haya que regalar ahora las cosas. Lo que hay que hacer es crear condiciones que sean las mejores condiciones para que todos tengan acceso a estas oportunidades.

 

¿Cómo lograr que todos puedan acceder a estas oportunidades?

Esta una gran oportunidad para el Estado de tomar liderazgo y llamar a la creación de un nuevo contrato social, donde nos sentemos todos con toda honestidad y que el Estado nos llame a todos con su posición de neutralidad y se sienten los patrones, los trabajadores y las universidades y digamos qué mundo queremos a partir de ahora.

En donde se plantee cómo vamos a reducir las iniquidades, las desigualdades; cómo podemos aumentar la productividad y compartir esa productividad con los trabajadores. No estoy hablando de un socialismo o un comunismo, nada de eso, sino basado en la cultura del esfuerzo, y establecer una nueva política pública global.

Y no solo global, sino que en México cada uno de nosotros tengamos la obligación de promover a nivel local, regional y nacional, un nuevo contrato social, porque las circunstancias son diferentes y nos obligan a pensar y actuar de forma diferente. Se necesitan crear nuevas políticas públicas, de eso hablo cuando hablo de un nuevo contrato social.

Tenemos las condiciones para hacerlo ahora mismo. Tenemos que garantizar que la gente pueda comer y que la gente tenga acceso a salud. 

 

¿Cuál es el papel del Estado a la hora de transformar el trabajo?

El Estado es fundamental, porque garantiza la neutralidad. Lo primero es los empresarios y los trabajadores estén dispuestos a sentarse en la mesa y a discutir, sin tratar de abusar uno del otro. El sector educativo, el sector de enseñanza tiene que sentarse en la mesa. Tienen que sentarse en esa mesa todos.

El Estado tiene que estar ahí porque el interés del empresario es diferente al del trabajador en algunos aspectos. El interés del trabajador es diferente al del empresario y el interés del educador es tal vez diferente a ambos. El Estado necesita convertirse en un árbitro, en un órgano justo por el bien de la sociedad.

Y tenemos que establecer compromisos muy serios para que la gente pueda volver a integrarse a actividades productivas en una forma en que el empresario siga con confianza de invertir su dinero y el trabajador tenga toda la confianza de que su trabajo va a ser remunerado en una forma apropiada, como pasó en su momento después de la Gran Depresión.

 

¿Crees que este momento es crucial para la humanidad?

Es un momento muy importante para la humanidad. Necesitamos ponernos de acuerdo para decidir en qué mundo queremos vivir y esto incluye cuando vengan las crisis.

¿cómo queremos salir de esta crisis? ¿cómo aumentar la productividad? ¿cómo vamos a volver al trabajo? ¿cómo vamos a mantenernos sanos? ¿cómo vamos a mantenemos actualizados desde el punto de vista educativo? ¿cómo vamos a lidiar con las tecnologías digitales? ¿cómo vamos a lidiar con la inteligencia artificial y los nuevos robots?

 

¿Qué necesitan las empresas en este momento?

Tenemos que ayudar en la adaptabilidad de las empresas, basados en tecnologías, para evitar una mayor pérdida de empleo. Esto incluye el lifelong learning, que es el entrenamiento de vida por siempre, porque las personas necesitan estar en constante capacitación a través de organizaciones como el iLab y otras instituciones de educación.

Hemos estado discutiendo mucho la creación de un seguro, de un seguro de educación que todas las personas tengan para que siempre tengan capacidad para educarse durante toda su vida y a medida.

 

¿Qué le recomendarías en este momento a los empresarios?

Llamar a sus trabajadores y a su sindicato y nombrar un miembro del sector laboral o dos en el board, en donde se va a discutir los números y todo, y donde vamos a ver cuáles son los compromisos de productividad y si vamos a tener que hacer correr gente, ver el por qué y a quiénes y ver qué opciones hay, si es posible reentrenarlos. 

Los patrones tienen que respetar más a los trabajadores y no tener miedo de que los trabajadores estén organizados. El gran problema que se ha presentado con los sindicatos es que se han convertido en el enemigo número uno del trabajador.

Las empresas también tienen, sobre todo las más pequeñas, ver cómo pueden aprovechar las nuevas tecnologías y todo lo que tengan disponible para crecer.

¿Qué podría hacer el gobierno para apoyar a las empresas?

Crear leyes que le den beneficios fiscales a las empresas. No solamente los que existen ahora sino por empleado mantenido, capacitado o readaptado a una tecnología nueva. Eso permitiría que las empresas vean un beneficio fiscal por entrenar a sus trabajadores y, además, un beneficio fiscal adicional tal vez por tener un empleado o dos en el board.

Al final, necesitamos políticas públicas. Por eso el Estado tiene tanta responsabilidad en todo momento.

 

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