De repente está y de pronto, ya no. Eso es lo que está sucediendo con la inversión en startups, en prácticamente toda América, tanto en Estados Unidos como en México, lo que está haciendo emerger otra era de negocios en 2023.
Esta generación está conformada por empresas que crecen poco, pero aunque permanecen pequeñas, se mantienen rentables, ofrecen verdadero valor a sus consumidores y no dependen completamente del financiamiento externo ni del valor futuro que pudieran generar.
«Un año, eres la región de más rápido crecimiento en el mundo para la inversión en empresas emergentes, y al siguiente, todo se está reduciendo rápidamente. Esa es la narrativa que se desarrolla en América Latina a raíz de un cambio brusco en el clima de financiación de empresas emergentes», señala un estudio de Crunchbase de enero de 2023.
Los inversionistas invirtieron 8 mil 280 millones en la región en 2022, un 79 % menos que en 2021, un año récord.
La situación se replica en Estados Unidos, donde los inversionistas de capital de riesgo también están frenando la financiación agresiva de nuevas empresas, asustados por un panorama económico incierto, la caída de los precios de las acciones de la industria tecnológica y los crecientes temores de recesión, según sostiene otro informe de este mismo medio.
Ante este panorama, varios estudios y especialistas coinciden en que una nueva era de startups está naciendo, y en que modelos de negocio como el de Direct-to-consumer (DTC, directo al consumidor, por sus siglas en inglés), el cual ‘reinó’ durante al menos una década, está siendo rebasado.
Esto debido a que la apuesta que las empresas tenían, al eliminar a los minoristas (y con ello eliminar sus comisiones), vender a través de su propio sitio web y –debido a lo prometedor del modelo– recibir grandes cantidades de financiamiento antes de ser rentables, está viéndose profundamente afectado por la sequía en la que se encuentran las inversiones a startups durante los últimos tiempos.
Adiós a algunos modelos de negocio
Una investigación de Fast Company explica este fenómeno y asegura que existe una nueva generación de empresarios que está dejando atrás el modelo DTC que imperó durante 10 años, que está aprendiendo de sus predecesores pero que «quiere hacer las cosas de manera diferente»: «Son nativos digitales y avanzados en tecnología, pero también se autofinancian, se enfocan en crecer de manera sostenible y en volverse rentables».
En su momento, los inversionistas confiaron en el modelo DTC porque pensaban que tenía el potencial de perturbar los gigantes de la industria, según cuenta la investigación de Fast Company.
Pero a medida que pasaba el tiempo, los inversionistas esperaban su dinero de vuelta, lo que presionaba a que los fundadores para que crecieran rápidamente y fueran rentables, sin embargo, los anuncios en redes sociales –que es el principal medio por el cual las empresas DTC buscaban clientes– empezaron a ser cada vez más caros, y luego llegó la pandemia, lo que enseguida demostró que estas empresas no tenían los suficientes ingresos para mantenerse por sí mismas.
Esto, aunado a que la inversión está disminuyendo dramáticamente, coloca a las startups de la región frente a la necesidad de utilizar de una mejor manera sus recursos, volverse rentables haciendo negocios en 2023 en un menor lapso de tiempo y planear de una manera más eficiente sus planes de crecimiento.
Así el 2023 moldeará a los empresarios
«El año se desarrollará en un mercado aún difícil y en el entorno macro de 2022, y eso producirá una generación de fundadores que son más sólidos, más estratégicos, más decididos y mucho más resistentes que los que hemos presenciado en la última década. No puedo esperar para conocer a estos fundadores y formar equipo con ellos», explica en una investigación de Forbes al respecto, Sophia Bendz, socia general de Cherry Ventures, una firma de capital de riesgo radicada en Berlín.
En este sentido, Mar Hershenson, una afamada inversionista de capital privado, asegura que la falta de dinero que trae las recesiones obliga a ser a las personas más creativas, a resolver problemas por los que la gente está verdaderamente dispuesta a pagar y a ser frugales, es decir, a gastar solo en aquello que hace que las ganancias crezcan.
Menos dinero en el sistema significa que las empresas necesitan, no solo hacer más con menos dinero, sino generar valor real, sin depender únicamente del valor futuro, sostiene Hersenson.
De esta manera, se acabaron las startups dedicadas a levantar capital y a no ser rentables en el corto plazo. Este momento económico le está dando la bienvenida a una era de startups que al hacer negocios en 2023 serán cada vez más resilientes, autosuficientes e innovadoras.
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