El término “transformación digital” es quizá uno de los más socorridos en los últimos años para hablar de la necesidad de que las empresas se preparen ante un entorno en el que lo digital es regla y no excepción.
Pero, ¿qué es la transformación digital? Es una pregunta compleja y muchos la han entendido como el establecer una tienda en línea o el abrir las redes sociales del negocio… aunque nada más alejado de la realidad.
Es precisamente este malentendido el que quizá sea el responsable del por qué a pesar de que en este mundo la digitalización es ya la normalidad, todavía muchas empresas no se terminan por entregar al proceso.
Debido a la pandemia, el 87% de organizaciones grandes y medianas en México apuró algún programa de transformación digital en 2020 y 88% está reinventando su negocio, según el Índice de Transformación Digital elaborado por la consultora Vanson Bourne con el patrocinio de Dell, citado por un informe de de CIO México.
En contraste, las pymes son las que han sufrido más estragos producto de la pandemia y debido a su falta de digitalización. Según el Centro de la Competitividad de México, 91% de las pymes mexicanas han sufrido caída en los ingresos. Incluso la OEA a raíz de la crisis abrió una plataforma en la que ayuda a estas pymes a digitalizarse.
Parecería que en mayor medida, entre los dueños de las pymes entender qué es la transformación digital suscita más dudas y dificultades, a diferencia de los líderes de grandes organizaciones, que tienen más acceso a recursos para llevarla a cabo.
“Digitation” y “digitalization”
Este proceso de transformación digital va mucho más allá y se relaciona con dos acepciones de la palabra “digitalización”.
En inglés incluso existen dos palabras para hacer esta diferencia: “digitization” y “digitalization”. Y es muy útil hacer esta referencia para entender el concepto de transformación digital en su totalidad.
Mientras que la primera, “digitization”, se refiere a pasar algo analógico a digital sin cambiar ningún proceso que se relacione con este algo, la segunda tiene un significado más amplio y se refiere a la utilización de tecnologías digitales para cambiar un modelo de negocio y proveerlo de nuevos ingresos y oportunidades de generación de valor. Se refiere al proceso de transitar hacia un negocio digital, según explica sobre este concepto el diccionario de la consultora Gardner.
John Maeda, fundador del Grupo de Computación y Estética del Medialab del MIT, utiliza un ejemplo para diferenciar estos conceptos en su blog. Este es el de un restaurante en la crisis del COVID-19 que se enfrenta a la cuarentena y a la necesidad de transformarse. Mientras que trasladar sus menús físicos a digital a través de un código QR se refiere a «digitization»; tener que implementar todo un sistema de entrega a domicilio y cambiar su modelo de negocio se refiere a «digitalization».
En español no hay distinción en el término “digitalización” pero utilizar los términos en inglés sirve para entender su diferencia y la necesidad de que las empresas la entiendan bien para que no se queden atrás.
Al comprender esta diferencia, es más sencillo entender que el término “digitalization” se refiere a lo que se logra con la “transformación digital”.
El cliente como el centro de la transformación digital
En este camino de transformación digital, las empresas deben tener como centro al cliente. Es decir, que antes de utilizar la gran herramienta por excelencia, la tecnología, es necesario que los líderes tengan claro qué es lo que sus compradores quieren, qué hacen y quiénes son verdaderamente estas personas que han estado dispuestas a comprarles.
En este sentido, un estudio de Good Rebels realizado hace unos años ahonda y sostiene que incluso el creciente entorno digital permite optimizar esta orientación, mediante la escucha al consumidor y la incorporación al negocio de los insights relevantes obtenidos.
Edgardo Méndez, autor del libro «Re-Evolución digital», ahonda en este tema en su libro y asegura que para que un negocio sea digital, se necesita que el dueño de la organización (independientemente del tamaño) se involucre, ya que no se trata de un cambio de tecnología, sino de un cambio profundo en toda la organización. «No se trata de comprar computadoras o poner una página de internet», aseguraba el especialista en una entrevista hace unos años.
Es justo este otro aspecto fundamental para que una transformación digital pueda llevarse realmente a cabo. Que los líderes estén comprometidos con el cambio. De otra manera, este proceso se quedará incompleto o de plano se hará imposible.
Es importante señalar que la tecnología es solo un facilitador del proceso. No es el hilo conductor ni tampoco el centro del cambio. Esta idea es la que los emprendedores y empresarios mexicanos tendrían que tener clara antes de emprender el camino hacia la transformación digital.
Si no lo hacen, el cambio no va a trascender más allá del diseño de una página web que pocos visiten y de unas cuentas de redes sociales que se actualicen muy poco y ni siquiera respondan a las preguntas principales de los consumidores.