La empresa de música es un ejemplo de human-centered design. Centrarse en el «dolor» del usuario y resolverlo.
En 2006, la gente consumía más música que nunca, de todo tipo, de cualquier artista. Y lo hacía más por recomendación de amigos que por influencia de alguna radiodifusora, como se hacía antes.
Esto lo tenía claro Daniel Ek–un emprendedor en sus apenas veintes que ya había dejado la escuela y emprendido varios negocios– cuando fundó Spotify junto con Martin Lorentzon.
Martin era un amigo al que Daniel no llevaba mucho tiempo de conocer pero con el que compartía valores fundamentales como el amor por la música y el gusto por resolver problemas, le explicaba en 2009 a El País en una entrevista.
Así que ambos supieron ver lo que, parecía, nadie más estaba viendo. Y esto era que internet era un canal de comercialización. Que el futuro de la música estaba más en el acceso que en la propiedad.
Diseño centrado en personas
A partir de ahí, ambos emprendedores crearon Spotify con dos ideas claras. La primera era atender a esas personas que se sentían desatendidas. En esos momentos la música se compraba y era imposible acceder a todo tipo de música a un costo razonable. La segunda fue crear al mismo tiempo que un modelo de negocio permitiera que la empresa generara ingresos.
Spotify nació con un objetivo claro: “Dar acceso a las personas a toda la música que quieran todo el tiempo, en una forma completamente legal y accesible”. Fue centrarse en la problemática y resolverla con base en el ser humano que la sufre, por lo que Spotify es un excelente ejemplo de una forma de solución de problemas a la que se le ha llamado “diseño centrado en el ser humano (human-centered design)”.
Este es una forma de abordar problemas y buscarle una solución a partir de las propias personas que están sufriéndolos. Esta aproximación fue creada por IDEO, una organización de diseño sin fines de lucro que tiene la misión de mejorar las vidas de comunidades pobres y vulnerables a través del diseño. Hoy se usa no solo para la resolución de problemas sociales –para lo que fue originalmente creada– sino para la creación de empresas.
La creación de Spotify es un ejemplo de esta aproximación. Esta empresa supo centrarse en el ‘dolor’ de los usuarios para encontrar una solución que encajara en sus necesidades.
El éxito gracias al human-centered design
“Spotify tuvo éxito al empatizar con la ‘lucha’ de sus usuarios por pagar música de distintas fuentes y creó una solución que todos podríamos adoptar. Gracias a Spotify, los usuarios son capaces de tener toda su música en un mismo lugar, por una cuota mensual”, explica un artículo de Hubspot al respecto.
Hoy la empresa continúa con esta aproximación a la resolución de problemas dentro de la organización y se ha concentrado en delinear exhaustivamente a cada uno de sus escuchas para poder detectar los problemas que tienen y diseñar productos que les puedan resolver estas necesidades.
La música es universal, pero los usuarios no lo son. Y Spotify lo sabe.
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