La sostenibilidad se ha convertido en una necesidad imperativa en la era moderna, donde la preservación del medio ambiente y los recursos naturales es crucial para el bienestar futuro de nuestra sociedad.
En este contexto, la sobrepoblación de cementerios representa un desafío significativo, ya que no solo ocupa vastas extensiones de tierra, sino que también contribuye a la contaminación del suelo y el agua debido, entre otras cosas, a la liberación de productos químicos utilizados en los procesos de embalsamamiento.
Este es el reto que abordaron alumnos de la Universidad Politécnica Metropolitana de Hidalgo (UPMH), los cuales se embarcaron en un viaje que va más allá de la vida misma. Su misión era simple pero ambiciosa: encontrar una manera de convertir las cenizas humanas en algo que pudiera inspirar y ser semillero de vida, más que ser una fuente de contaminación. Así nació “Cenizas Doradas», un proyecto que transforma la muerte en un acto de regeneración, promoviendo la biodiversidad y la conservación de los ecosistemas.
Este proyecto, ha traído al equipo reflexiones significativas, ya que cuando consideramos lo que dejaremos atrás al partir de este mundo, surgen cuestionamientos profundos sobre nuestro legado y nuestra responsabilidad hacia las generaciones futuras. Más allá de las posesiones materiales, nuestra huella en la tierra debe ser evaluada en términos de cómo tratamos el entorno natural y qué legado dejamos para las próximas generaciones. Con el liderazgo del profesor Gustavo Eduardo Pérez, el equipo se ha planteado reflexiones fundamentales para delinear las directrices del proyecto.
“Algo que dejé muy claro en el aula fue la importancia de la trascendencia. Les enfaticé que más allá de preocuparse por el impacto económico o físico, es crucial considerar el impacto que tendrán en la sociedad y en las personas. Siempre les comparto una frase que me encanta y que luego discuten con sus compañeros: «¿Qué estás haciendo tú por la sociedad para ser recordado?», explica el docente en entrevista con iLab.
Bajo este planteamiento,»Cenizas Doradas», ofrece la oportunidad de ofrecer un legado que redefina nuestra relación con la naturaleza incluso en nuestros últimos momentos, permitiendo que nuestras transiciones dejen un impacto positivo y duradero en el mundo que dejamos atrás.
Inicialmente, este proyecto surgió como una reflexión en el aula sobre la importancia de abordar los desafíos ambientales y sociales que enfrenta nuestra sociedad, particularmente la creciente sobrepoblación en los cementerios y su impacto en el medio ambiente. A medida que el proyecto avanzaba, los estudiantes, guiados por el docente, comenzaron a explorar soluciones innovadoras y sostenibles para este problema, utilizando el aprendizaje práctico y la investigación como herramientas fundamentales.
Con el tiempo, el proyecto ganó impulso y relevancia, captando la atención no solo de la comunidad educativa, sino también de expertos en sostenibilidad y líderes comunitarios que se han ofrecido a apoyar el proyecto.
A través de colaboraciones interdisciplinarias y el apoyo de diversas partes interesadas, el proyecto se expandió más allá de las paredes del aula para convertirse en una iniciativa que ya se encuentra en una etapa de prototipado y que busca su primera implementación.
“Me encanta trabajar con ellos. Tienen muchas aspiraciones y sueños, su proyecto me encanta porque nació como un proyecto de salón que se ha convertido en algo mucho más grande. Ver a los estudiantes creyendo en sí mismos y alcanzando sus metas es la mejor recompensa que puedo recibir. Esto me motiva a seguir trabajando con otros estudiantes y a dar siempre lo mejor de mí. Creo firmemente que es fundamental ayudar a los estudiantes a cumplir sus sueños y descubrir su potencial”, asegura el profesor, en entrevista con iLab.
El resultado de todo este trabajo fue una urna biodegradable diseñada para honrar a nuestros seres queridos de una manera respetuosa con el entorno. Esta estará fabricada con materiales naturales como fibra de coco, sal marina, composta, arena y aglutinantes vegetales, lo que permite su reintegración completa en la naturaleza sin causar daños al medio ambiente. Estas urnas, al ser colocadas en su destino final, facilitan la reintegración de las cenizas del ser querido en el ciclo natural de la vida, fomentando así la sostenibilidad y el respeto ambiental.
Además de ofrecer un producto ambientalmente responsable, «Cenizas Doradas» brinda un servicio integral que incluye acompañamiento de tanatología, apoyo emocional y empatía hacia las familias en momentos difíciles.
El proyecto ha recibido un sólido respaldo tanto de instituciones gubernamentales como de organizaciones internacionales, lo que ha fortalecido su desarrollo y potencial impacto.
En primer lugar, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) mostró un gran interés en el proyecto evidenciado por el hecho de que la presentación del proyecto ante esta secretaría fue calificada como una de las mejores hasta la fecha, generando un compromiso por parte de la Secretaría para respaldar la iniciativa. Este apoyo podría incluir recursos financieros, asesoramiento técnico y acceso a infraestructura necesaria para continuar desarrollando el proyecto.
Además del respaldo gubernamental, el proyecto también ha recibido reconocimiento y apoyo de organizaciones internacionales como las Naciones Unidas (ONU). Recientemente, se llevó a cabo una capacitación auspiciada por esta organización y enfocada en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, donde se destacó el potencial del proyecto para contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), debido a su énfasis en la sostenibilidad ambiental y el compromiso con la Agenda 2030.
Internamente en la universidad, el proyecto ha participado en diversas convocatorias y eventos, y la exposición en eventos como Expo Emprende les brindó una plataforma para mostrar el trabajo realizado y establecer conexiones con otras iniciativas afines. Además, la posibilidad de presentarse en otras ciudades, como Guadalajara, y participar en programas como el Washington Center, demuestra el alcance y el potencial de impacto del proyecto a nivel nacional e internacional.
“Me siento muy contento y satisfecho con el trabajo que realizo, ya que uno de mis principales objetivos es ponerme en el lugar del alumno y ayudarlo en todo lo que esté a mi alcance. Considero que al hacerlo, no solo estoy cumpliendo con las expectativas de los demás, sino también con las expectativas que tengo de mí mismo. Es gratificante ver cómo los estudiantes avanzan y se desarrollan académicamente, especialmente cuando empiezan a analizar y comprender temas importantes con impacto real”, asegura el docente.
El proyecto de «Cenizas Doradas» tiene como objetivo principal implementarse inicialmente en la ciudad de Pachuca, en el estado de Hidalgo, debido a la sobrepoblación de panteones en la región. Sin embargo, se espera que este proyecto sea escalable y pueda expandirse a otras regiones tanto dentro como fuera del estado.
Para lograr esta escalabilidad, se están estableciendo contactos con otras instituciones y organizaciones que puedan contribuir al proyecto. Además, se está realizando un estudio detallado de las áreas naturales y reservas que podrían ser aprovechables para la implementación de «Cenizas Doradas» en el futuro.
Este proyecto se enmarca dentro de “Maestros que dejan huella”, una iniciativa promovida por iLab, una consultora de innovación. Su propósito es empoderar a los profesores como agentes de cambio, alentándolos a cultivar en sus alumnos una mentalidad observadora del entorno. El objetivo es que estos estudiantes se conviertan en proponentes activos de soluciones con impacto positivo en la comunidad. Todo esto se lleva a cabo con el respaldo de recursos dedicados a la innovación y el impacto social.
“La contribución de iLab fue fundamental para afinar aún más nuestra propuesta de negocio y consolidar nuestras ideas. Más importante aún, ayudó a los estudiantes a superar el temor de determinar la viabilidad de su proyecto”, sostiene el profesor.
“Cenizas doradas” no solo tiene el potencial de revitalizar las prácticas funerarias, sino también de inspirar un cambio cultural hacia una relación más armoniosa con la naturaleza y la comunidad.