De cara al 2025: Cinco innovaciones tecnológicas para lograr un planeta sostenible ante el cambio climático

Conoce los avances clave hacia un planeta más sostenible en 2025 y descubre cómo las tecnologías emergentes pueden transformar la lucha contra el cambio climático, desde la captura de carbono hasta la innovación en energías renovables.

Mariana F. Maldonado

Periodista especializada en innovación.
Dic 31, 2024

Estamos al borde de un año que promete redefinir nuestra relación con la tecnología y el medio ambiente El 2025 se perfila como un punto de inflexión donde las innovaciones tecnológicas no solo transformarán nuestra vida cotidiana, sino que también serán esenciales para enfrentar los mayores desafíos globales, como el cambio climático y la seguridad hídrica y transitar hacia un planeta sostenible.

¿Qué cataliza este cambio? La urgencia. Fenómenos meteorológicos extremos, escasez de agua y un planeta que exige acciones inmediatas están impulsando la adopción y el desarrollo de tecnologías que antes parecían dignas de una película de ciencia ficción. Ahora, el mundo está listo para abrazar estas innovaciones.  

El cambio climático es un reto global que se intensifica cada año que pasa. En 2023, por ejemplo, se registró como el año más cálido de la historia, con temperaturas extremas en cada mes. Las olas de calor, incendios forestales e inundaciones, fenómenos que antes parecían excepcionales, ahora se están convirtiendo en parte de nuestra nueva normalidad, aumentando a un ritmo alarmante. 

La ciencia y los datos muestran que estos eventos no solo amenazan la vida de millones de personas, sino que también están generando pérdidas económicas significativas. De hecho, los desastres naturales del 2022 costaron más de 200 mil millones de dólares, según el reporte “2022 Disasters in numbers”, de Naciones Unidas. Sin embargo, mientras que la crisis climática presenta desafíos sin precedentes, también está impulsando una revolución en la tecnología.

La tecnología digital, impulsada por la inteligencia artificial (IA) y el análisis de datos, está emergiendo como una herramienta crucial para enfrentar estos desafíos. Desde la predicción de riesgos hasta la optimización de infraestructuras críticas, estas tecnologías están ayudando a los gobiernos, empresas y comunidades a adaptarse a los impactos del cambio climático y a reducir los riesgos asociados.  

A continuación, exploramos cinco de las tecnologías que liderarán el cambio en 2025.

 

Captura directa de carbono: limpiando el aire para un planeta sostenible

 

Gigantescos ventiladores situados en paisajes remotos, girando lentamente mientras extraen CO₂ directamente de la atmósfera, como si fueran purificadores de aire planetarios, es una imagen digna de una película de ciencia ficción, pero hoy es una realidad emergente. La captura directa de carbono, conocida como DAC (Direct Air Capture), se está posicionando como una de las tecnologías más prometedoras para combatir el cambio climático.

Hoy en día, hay 27 plantas de captura directa en operación en regiones como Europa, Norteamérica, Japón y Medio Oriente, y aunque estas instalaciones apenas logran capturar 10 mil toneladas de CO₂ al año (el equivalente a las emisiones anuales de unos dos mil automóviles), el potencial de esta tecnología está despegando. Actualmente, existen planes para desarrollar al menos 130 instalaciones a gran escala, lo que permitiría capturar cerca de 65 megatoneladas de CO₂ al año para 2030, acercándonos al objetivo de que el planeta se acerque a no emitir este gas que calienta la atmósfera para 2050.

Un ejemplo emblemático es Orca, la primera planta de captura de carbono a gran escala, la cual  combina ventiladores gigantes con filtros especializados para extraer CO₂ del aire, que luego es inyectado en formaciones de basalto subterráneas donde se convierte en roca sólida. Otro ejemplo es Carbon Engineering, una empresa que está llevando esta tecnología un paso más allá, utilizando el carbono capturado para fabricar combustibles sintéticos que podrían alimentar aviones o camiones sin añadir nuevas emisiones al sistema.

En este tema, la política pública está jugando un papel crucial. Estados Unidos lidera el camino con iniciativas como unl programa que financiará proyectos en Texas y Luisiana capaces de capturar hasta 2 megatoneladas de CO₂ al año. Pero también Europa, Reino Unido y Canadá están destinando fondos significativos para acelerar la adopción de esta tecnología.

Sin embargo, los retos persisten. La captura directa sigue siendo costosa, además de que, debido a sus grandes cantidades, se enfrenta al reto de encontrar cómo reutilizarlo o de almacenarlo, ambas con el riesgo de que después de determinado tiempo vuelva a la atmósfera. Además, muchas de las instalaciones propuestas aún están en etapas tempranas de desarrollo, lo que significa que su implementación depende de una combinación de innovación técnica, políticas favorables y un mercado robusto para los servicios de eliminación de carbono. 

 

Desalinización alimentada por energía solar: reinventando el acceso al agua potable

 

¿Cómo satisfacer la creciente demanda de agua sin comprometer aún más los recursos naturales y así convertirnos en un planeta sostenible? 

En un mundo en el que la sequía y la escasez de agua dulce es cada vez más una realidad para más rincones de la Tierra, es donde entra en juego la desalinización alimentada por energía solar, una innovación que podría redefinir el acceso al agua potable en la era del cambio climático.

Tradicionalmente, la desalinización —el proceso de convertir agua de mar en agua dulce— ha sido un recurso energético intensivo, dependiente de combustibles fósiles y tecnologías caras. Sin embargo, nuevas soluciones están cambiando esta narrativa. Empresas emergentes como Solar Water Solutions y centros de investigación líderes como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) están desarrollando sistemas que utilizan energía solar para alimentar plantas de desalinización, eliminando la necesidad de costosos sistemas de baterías y reduciendo la huella de carbono del proceso.

En el caso del proyecto del MIT, los ingenieros a cargo del proyecto probaron un prototipo a escala comunitaria en pozos de agua subterránea en Nuevo México durante seis meses, logrando un aprovechamiento en promedio más del 94% de la energía eléctrica generada por los paneles solares del sistema para producir hasta 5 mil litros de agua por día a pesar de las grandes oscilaciones climáticas y de la luz solar disponible.

Por su parte, Solar Water Solutions, una startup con sede en Finlandia, está llevando estas innovaciones directamente al campo. Sus sistemas portátiles de desalinización, impulsados por paneles solares, están transformando comunidades rurales en países como Kenia, donde el acceso al agua potable ha sido históricamente limitado. Estos sistemas proporcionan agua limpia de manera sostenible, y son lo suficientemente robustos como para operar en condiciones extremas, desde desiertos abrasadores hasta costas remotas.

Países como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que dependen en gran medida de la desalinización para abastecerse de agua potable, están invirtiendo en versiones solares del proceso para reducir emisiones.

La Asociación Internacional de Desalinización señala que más de 300 millones de personas en todo el mundo dependen actualmente de las plantas desalinizadoras para satisfacer sus necesidades de agua potable, por lo que esta tecnología, si se implementa a gran escala, no solo puede proporcionar acceso a agua limpia a millones de personas, sino que también tiene el potencial de reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con los métodos tradicionales, ofreciendo una solución más sostenible ante la creciente escasez de agua.

 

Infraestructura resistente al cambio climático: una necesidad urgente 

 

Si las sequías, inundaciones, huracanes y olas de calor aumentan, se necesitan estructuras que resistan a fenómenos meteorológicos cada vez más extremos. En respuesta, diversos proyectos innovadores están transformando el panorama de la construcción, ofreciendo soluciones que no solo protegen a las personas y bienes, sino que también contribuyen a mitigar el impacto del cambio climático.

Un ejemplo destacado es CarbonCure Technologies, una empresa canadiense que está revolucionando el sector de la construcción con un concreto que incorpora CO2 capturado de la atmósfera. Este concreto no solo reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también mejora la durabilidad de las estructuras, haciéndolas más resistentes a las inclemencias del tiempo y extendiendo su vida útil, ofreciendo una solución a largo plazo frente a las tensiones climáticas, como el aumento de las temperaturas y las lluvias intensas, que pueden afectar la integridad de las infraestructuras tradicionales.

Mientras tanto, en los Estados Unidos, en la ciudad de Nueva York, el puerto de Lower Manhattan se ha convertido en otro modelo de infraestructura resiliente. Tras los devastadores efectos del huracán Sandy en 2012, la ciudad implementó el «Lower Manhattan Coastal Resiliency Project», que consiste en una serie de barreras costeras, muros de contención y sistemas de drenaje mejorados. 

Estos proyectos están diseñados no solo para proteger a la ciudad de las inundaciones, sino también para integrarse de manera armónica con el paisaje urbano, incluyendo espacios públicos y áreas verdes que también actúan como sumideros de carbono, contribuyendo al bienestar ambiental y social. Actualmente, para 2025,, el proyecto habrá avanzado considerablemente, con componentes clave como el Brooklyn Bridge–Montgomery Coastal Resilience —un sistema de protección costera que incluye barreras para mitigar las inundaciones y adaptarse al aumento del nivel del mar— y el South Battery Park City Resiliency —un conjunto de medidas para fortalecer la infraestructura de la zona sur de Manhattan, que incluye murallas de contención y espacios públicos diseñados para integrarse con el paisaje urbano—, ambos en fase de construcción.  

Estas soluciones son especialmente importantes cuando se considera que las pérdidas económicas causadas por el daño climático a la infraestructura son significativas. Con temperaturas globales récord alrededor de 1.4 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales en 2023, el mundo está experimentando olas de calor más intensas y frecuentes, inundaciones, sequías más prolongadas, temporadas más largas de incendios forestales y el aumento del nivel del mar. 

Según la OCDE, entre 1970 y 2010, los eventos climáticos extremos se multiplicaron, aumentando las pérdidas económicas de 198 mil millones a 1.6 billones de dólares estadounidenses (es decir, 1.6 mil millones). 

Mientras tanto, los países en desarrollo enfrentan los mayores desafíos para construir infraestructuras resilientes al cambio climático. Estos países son particularmente vulnerables a los fenómenos climáticos extremos, especialmente los países menos desarrollados (LDC) y los pequeños estados insulares en desarrollo (SIDS). Los altos costos de financiamiento y otros desafíos dificultan su capacidad para construir infraestructuras de calidad y alcanzar sus objetivos de desarrollo.

 

Sistemas de alerta temprana para eventos extremos: transformando la respuesta ante desastres con inteligencia artificial

 

¿Qué hubiera pasado si la devastación causada por el huracán Katrina en 2005 hubiera sido anticipada con sistemas de inteligencia artificial?   Los avances en la predicción y monitoreo de fenómenos extremos, como huracanes, inundaciones y olas de calor, están demostrando cómo herramientas como esta pueden cambiar la respuesta ante crisis, al ser capaz de procesar grandes volúmenes de datos y aprender de patrones pasados y así brindar a las comunidades y autoridades alertas tempranas que les brinden el tiempo necesario para tomar decisiones que salven vidas y reduzcan daños.

Un ejemplo reciente es el sistema de predicción de inundaciones desarrollado por Google, que ha sido implementado en lugares vulnerables como la India. Gracias al uso de IA y aprendizaje automático, Google ha sido capaz de mejorar la precisión de sus pronósticos, permitiendo que comunidades reciban alertas detalladas y se preparen con anticipación a las inundaciones. Como en el caso de la región de Patna, una de las más propensas a inundaciones en el estado de Bihar, en la que este gigante tecnológico trabajó con autoridades locales para crear modelos de predicción utilizando datos en tiempo real. Este esfuerzo permitió enviar alertas anticipadas y mapas detallados a las comunidades afectadas, logrando una precisión sin precedentes.

Este año también vio nacer otras iniciativas innovadoras, como la Global Initiative on Resilience to Natural Hazards through AI Solutions, que busca aprovechar el potencial de la inteligencia artificial (IA) para reducir los riesgos asociados a desastres naturales. Liderada por organismos internacionales como la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) y la Organización Meteorológica Mundial (WMO), esta iniciativa tiene como objetivo mejorar la resiliencia ante riesgos naturales mediante el desarrollo de estándares, casos de uso y herramientas tecnológicas basadas en IA.

Entre sus prioridades está la creación de un marco de preparación para la IA que permita a los países evaluar y fortalecer sus capacidades en la gestión de desastres. Desde la mejora de las alertas tempranas hasta el diseño de sistemas de apoyo a la toma de decisiones, estas tecnologías avanzadas buscan prevenir y mitigar los impactos de fenómenos como inundaciones, terremotos y eventos climáticos extremos. Además, la iniciativa complementa esfuerzos globales como la campaña «Early Warnings for All», que pretende proteger a toda la población mundial con alertas oportunas antes de 2027, destacando el papel crucial de la colaboración entre organismos públicos, privados y científicos.

Además, sistemas que tienen largo camino como el de Bangladesh, diseñados para enfrentar ciclones tropicales casi anuales, hoy están dando un salto hacia la innovación gracias a la inteligencia artificial (IA). Tradicionalmente, este país dependía de modelos estadísticos que, aunque útiles, no lograban manejar la complejidad de los datos climáticos. Ahora, con el apoyo de tecnologías avanzadas como el aprendizaje automático (ML) y el aprendizaje profundo (DL), el Departamento Meteorológico de Bangladesh está desarrollando herramientas más precisas que no solo predicen ciclones con mayor antelación, sino que también ayudan a las comunidades a prepararse mejor.

La eficacia de estos sistemas de alerta temprana depende en gran medida de la infraestructura tecnológica y de datos disponibles, así como de la colaboración entre gobiernos, empresas tecnológicas y organizaciones internacionales. Por ejemplo, el sistema de predicción de inundaciones en la India ha sido un éxito gracias a la asociación entre Google y las autoridades locales, pero también ha requerido el fortalecimiento de las infraestructuras de telecomunicaciones y la capacitación de las comunidades para interpretar y actuar según las alertas emitidas.

A pesar de estos avances, los sistemas de alerta temprana aún enfrentan desafíos, especialmente en los países en desarrollo, donde la infraestructura tecnológica puede ser limitada y las comunidades vulnerables carecen de acceso a tecnologías de comunicación adecuadas. Para que estos sistemas sean verdaderamente efectivos, es necesario que las alertas sean comprensibles para todas las personas, especialmente aquellas en áreas rurales o remotas que no tienen acceso a smartphones o conexiones a internet. 

 

Tecnología agrícola adaptativa: Innovación para un planeta sostenible

 

El cambio climático ha transformado radicalmente las condiciones en las que se desarrolla la agricultura, poniendo a prueba la resiliencia de este sector clave para la seguridad alimentaria global. 

El estrés hídrico —es decir, la escasez de agua disponible para los cultivos— y los cambios en los patrones climáticos están impulsando innovaciones tecnológicas diseñadas para adaptarse a estas nuevas realidades y mitigar los impactos negativos del cambio climático, a la vez que pretenden aumentar la productividad de manera sostenible.

Un ejemplo destacado es el desarrollo de sistemas de riego inteligente, como los utilizados por Netafim, una empresa israelí que ha implementado el riego por goteo con sensores que monitorean en tiempo real la humedad del suelo. Este sistema permite a los agricultores optimizar el uso del agua al suministrarla únicamente cuando y donde es necesario, reduciendo el desperdicio y maximizando el rendimiento de los cultivos, incluso en zonas áridas.

En este sentido y en la búsqueda de utilizar la innovación para enfrentar el cambio climático, en India, se están promoviendo variedades de arroz resistente a la sequía a través de iniciativas como las llevadas a cabo por el International Rice Research Institute (IRRI). Estas variedades, desarrolladas mediante técnicas de edición genética, pueden prosperar con menos agua y soportar altas temperaturas, ofreciendo una alternativa viable en regiones donde el cambio climático está disminuyendo la disponibilidad de recursos hídricos.

Los drones han emergido como una herramienta innovadora en la lucha contra el cambio climático, ofreciendo una nueva forma de recopilar datos precisos desde el aire. Gracias a su capacidad para capturar imágenes de alta resolución, se han convertido en un instrumento muy útil para la agricultura, ya que pueden realizar un seguimiento detallado de grandes extensiones de tierra, permitiendo a los agricultores obtener datos precisos sobre la salud de sus cultivos. 

Estos aparatos pueden detectar anomalías como plagas, enfermedades o deficiencias de nutrientes, lo que permite a los agricultores intervenir de manera temprana y localizada, reduciendo la necesidad de pesticidas y fertilizantes, lo que mejora la productividad de los cultivos y ayuda a minimizar el impacto ambiental de la agricultura. 

Un ejemplo de ello es la alianza entre Capgemini e IBM, en la que han desarrollado drones para monitorear terrenos agrícolas y evaluar los efectos del cambio climático en las cosechas, y juntos, han lanzado una plataforma de «drones como servicio» (DaaS) que permite a los usuarios gestionar y monitorear flotas de drones, realizar misiones de inspección y capturar datos visuales de alta resolución.

 Adoptar estas tecnologías no es solo una oportunidad, sino una responsabilidad colectiva para lograr un planeta sostenible que beneficie a todos los habitantes de la Tierra.

 

 

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