Para que un producto tenga éxito, necesita resolverle un problema a sus usuarios. Si no es así, es muy probable que fracase.
Una empresa exitosa es aquella que logra colocar sus productos y servicios entre el gusto de los consumidores y que con ello, genera cada vez más y más ventas.
Esta idea puede sonar obvia, pero es muy común que a la hora de planear la apertura de una empresa, los emprendedores conciban la idea de un producto o servicio a partir de sus propias necesidades. Los emprendedores avanzan su emprendimiento con base en lo que ellos creen que va a gustar en el mercado y viven con la ilusión de que esta alcanzará el éxito de una manera casi milagrosa.
Por desgracia, no hay nada más alejado de la realidad. El libro del fracaso, un estudio realizado por Fuck Up Nights y por el Instituto de Emprendimiento Eugenio Garza hace varios años, encontró que la tercera causa de fracaso de los emprendedores se relaciona con temas de marketing y tiene que ver justo con esto: Los emprendedores desarrollan productos sin pensar en su consumidor final.
“La mayoría de las nuevas empresas desarrollan productos o servicios que no tienen un mercado y no proporcionan una oferta de valor para el cliente potencial”, sostiene el estudio como una de sus premisas a la hora de hablar de esta razón de fracaso.
Así de importante es el desarrollo de producto en una empresa, tanto que la puede hacer triunfar o quebrar. Así que para que un producto se convierta en exitoso, tiene que crearse a partir del conocimiento de cuáles son los problemas del cliente para que ello permita crear productos capaces de solucionarlos.
¿Qué es el diseño de producto?
El diseño de producto es ese proceso de creación de nuevos productos que posteriormente serán vendidos por una empresa.
Por supuesto, esta definición es muy amplia pero lo verdaderamente relevante del diseño de producto es entender que, en la manera en la que se lleve a cabo este proceso, es en donde radicará que este tenga éxito o no.
La importancia de conocer el problema
Conocer a profundidad el problema que el producto va a resolver pasa por analizar las tendencias y tecnologías actuales, pensar de forma creativa y distinta al resto y explorar varias soluciones hasta encontrar la que mejor lo resuelve.
Pero es muy importante asegurarse de que este problema puede ser resuelto a través de una solución innovadora. Y, ¿qué es una solución innovadora? es una respuesta a ese problema, pensada para un mercado en específico, la cual considere sus necesidades, deseos y problemas.
Se trata de agregar valor y transformar ese mercado al cual se dirige el producto.
Para nosotros en iLab, una solución innovadora es aquella que resuelve un inconveniente que de ser resuelto, tendría impacto positivo en la vida de las personas. Es aquella que propone una nueva forma de abordar esa situación y que, además, echa mano de los avances tecnológicos y las tecnologías que existen hasta ahora para aprovecharlas dentro de la solución.
Para llegar a este tipo de soluciones, es necesario echar mano de distintas metodologías que son clave para construir productos y servicios que resuelvan problemas reales a través de la innovación.
Entre estas, se encuentran el design thinking y el job to be done.
Design thinking
El design thinking -o pensamiento de diseño- es un método que se enfrenta a las dificultades de gestionar una empresa tal y como los diseñadores afrontan los problemas a los que se enfrentan a la hora de diseñar.
Así lo explica Tim Brown, al que se le considera padre del design thinking y presidente de IDEO, la compañía que creó esta metodología. Tim asegura que este no es un proceso lineal, pero en el que se debe atravesar tres espacios:
- Inspiración: se identifica el problema de negocio, lo que ha cambiado al respecto así como dónde está la oportunidad en aquello que motiva la búsqueda de soluciones.
- Ideación: el proceso de generar, desarrollar y probar las ideas que podrían solucionar el problema.
- Implementación: El diseño de la experiencia, el cual implica la creación de prototipos y el testeo con usuarios.
Job to be done
Esta es otra metodología que en el proceso de diseño de producto es sumamente útil para crear o mejorar productos ya existentes a través de encontrar cuál es el ‘trabajo’ que resuelve
Por ejemplo, cuando una persona compra ropa. ¿Lo hace solo por la necesidad de vestirse y protegerse contra el clima? Por supuesto que no, sino que quizá lo haga por estatus, moda, comodidad o por pertenecer a un grupo.
Esta metodología ayuda a conocer a profundidad las necesidades del usuario y qué es lo que desea conseguir en su vida laboral, personal y social. Si esto queda claro, entonces será posible diseñar un producto que le pueda ayudar lo más posible.
“Funciona como un lente, a través de la cual observamos a la competencia y a los consumidores de manera diferente, centrándonos en las necesidades de los clientes. Con ese punto de vista, no buscamos entender qué es lo que el público quiere comprar: lo que importa es lo que quiere resolver”, explica un texto de la agencia Rock Content al respecto.
Esta metodología fue popularizada por Clayton Christensen, un profesor de administración en la Harvard Business School y autor del libro “The Innovator’s Dilemma”. En este libro, Clayton busca entender por qué algunas organizaciones fracasan a la hora de lanzar nuevos productos.
Para desarrollar esta metodología se echa mano de una plantilla, la cual es útil no solo para emprendedores, sino también para áreas de marketing y desarrollo de productos en empresas. Si deseas empezar a trabajar con esta metodología, descarga la plantilla aquí.
En iLab, nos dedicamos desde hace siete años a impulsar a las empresas y emprendedores para diseñar productos innovadores y que resuelvan los problemas de hoy para que con ello puedan asegurar su crecimiento perdurar en el tiempo.