No termines las cosas… mejor quédate a la mitad: el poder de la iteración para crear soluciones realmente efectivas para tus consumidores

¿Por qué deberías lanzar productos "inacabados"? Exploramos cómo la iteración continua, no la perfección, ha sido el secreto de las compañías que perduran en el tiempo.

Mariana F. Maldonado

Periodista especializada en innovación.
Mar 7, 2025

 

 

Cuando pensamos en diseño o innovación, solemos imaginar productos terminados, soluciones definitivas y proyectos que han pasado por todas las etapas de desarrollo hasta alcanzar la «perfección». Sin embargo, esta idea puede ser limitante. En muchas ocasiones, los procesos en evolución generan tanto o más valor que el resultado final, porque innovar no es llegar a un destino último, sino recorrer un camino de exploración continua, donde cada avance nos acerca más a soluciones que responden mejor a las necesidades cambiantes del entorno.

De esta manera, el éxito de un producto no radica en su versión inicial, sino en su capacidad de evolución. Instagram es un ejemplo: lo que comenzó en 2010 como una aplicación sencilla para compartir fotos con filtros se convirtió en una de las plataformas más influyentes gracias a su capacidad de adaptación. Desde la introducción de Stories en 2016 hasta Reels en 2020, cada iteración permitió a la plataforma mantenerse competitiva en un entorno digital dinámico.

Dropbox siguió un trayecto similar. Su lanzamiento en 2008 resolvió un problema fundamental: la sincronización de archivos. Pero su permanencia en el mercado se debe a la constante ampliación de su oferta, desde herramientas de colaboración como Dropbox Paper hasta integraciones con Google Docs y Microsoft Office. Mejoras en seguridad, como el cifrado de extremo a extremo y la autenticación de dos factores, consolidaron su posición en el sector empresarial.

Las empresas que abrazan la iteración como una forma de existencia tienen más oportunidades de sobrevivir y de enfrentar la incertidumbre, una constante en nuestros tiempos. Como muestra, un estudio de McKinsey encontró que las organizaciones más exitosas en la era digital son aquellas que adoptan principios ágiles, lo que implica constantes iteraciones, flexibilidad y mejora continua en lugar de estructuras rígidas.

Pero, ¿qué es iteración y cómo transformar nuestra mentalidad en una de iteración? 

 

La iteración como motor de innovación

 

La iteración es un proceso de mejora continua basado en pruebas, ajustes y retroalimentación. No busca esperar una versión final perfecta, sino que permite realizar ajustes graduales, respondiendo a las necesidades del usuario y a las condiciones de la industria. Este principio es clave en metodologías ágiles y de diseño de productos como el Design Thinking de la consultora IDEO, que promueve la experimentación constante. Tim Brown, CEO de IDEO, argumenta que la innovación no surge de momentos de genialidad, sino de un desarrollo lleno de pruebas y refinamientos.

De manera similar, el método Lean Startup de Eric Ries propone la creación de productos en versiones mínimas viables (MVP) para validar su impacto antes de hacer grandes inversiones. El camino de experimentar, probar y ajustar las ideas permite a las empresas aprender y adaptarse rápidamente a las necesidades del mercado.

 

El caso de Tupperware: un ejemplo de iteración en acción

 

Tupperware es una muestra de cómo la falta de iteración y adaptación a los cambios puede llevar a una marca a enfrentar graves dificultades, como una deuda de 700 millones de dólares y una crisis estructural. 

Lo que hace a este caso particularmente instructivo no es solo su declive, sino el contraste entre su pasado innovador —cuando Earl Tupper, su fundador, introdujo los recipientes herméticos que transformaron la conservación de alimentos— y su incapacidad posterior para adaptar este mismo espíritu pionero al entorno digital. Este caso nos permite examinar cómo incluso las empresas con legados de innovación pueden estancarse cuando priorizan la preservación de modelos exitosos sobre la experimentación continua, ofreciéndonos lecciones valiosas sobre las consecuencias de resistir la iteración en mercados que evolucionan aceleradamente.

Ahora, analicemos cómo las metodologías de Design Thinking y Lean Startup habrían podido ayudar a esta organización a iterar y adaptarse de manera más efectiva a su entorno cambiante.

 

Design Thinking: empatía y validación constante

 

Desde el punto de vista del Design Thinking, esta compañía habría comenzado el proceso con una profunda fase de empatización con sus clientes. En lugar de mantener un modelo de negocio rígido, habría sido clave entender cómo los hábitos de compra de sus consumidores estaban cambiando en la era digital. Las preguntas clave podrían haber sido: ¿Cómo han cambiado los hábitos de compra? ¿Siguen los clientes buscando demostraciones en casa o prefieren realizar compras en línea con recomendaciones personalizadas?

A través de este ejercicio, la compañía habría identificado que los consumidores cada vez más buscan experiencias de compra digitales, con la comodidad de adquirir productos desde cualquier sitio. El siguiente paso sería definir las necesidades que emergen de esta nueva realidad, como la demanda de un modelo de compras más ágil, accesible y con un fuerte componente de personalización.

En vez de simplemente seguir con su tradicional modelo de ventas directas, esta organización podría haber empezado a idear soluciones innovadoras, como experiencias de compra virtuales, asociaciones con plataformas de e-commerce, o incluso ofrecer servicios de suscripción mensual con contenidos exclusivos. Esto habría sido una manera de prototipar ideas antes de comprometerse con grandes inversiones.

Finalmente, con el testeo de estas soluciones, la empresa habría podido recibir retroalimentación continua de los usuarios, iterando y ajustando su modelo de negocio en función de las necesidades reales de los consumidores. Tupperware habría tenido la oportunidad de adaptar su propuesta de valor, impulsando innovaciones como envases más sostenibles o modelos de suscripción, antes de que los competidores se adueñaran del mercado, como lo hicieron en la realidad.

 

Lean Startup: validación a través del Producto Mínimo Viable (MVP)

 

Por otro lado, el enfoque de Lean Startup ofrece una perspectiva distinta pero complementaria sobre la importancia de la iteración: promueve la creación de un Producto Mínimo Viable (MVP) para probar de manera ágil las ideas sin comprometer grandes recursos.

Imaginemos que Tupperware hubiese seguido este enfoque y hubiera probado una hipótesis, como la de ofrecer un servicio de suscripción mensual que ofreciera una selección mensual de recipientes innovadores junto con contenido exclusivo, como recetas o consejos de almacenamiento. Podría haber limitado la prueba a una región y un grupo de clientes pequeños para empezar.

Esta prueba inicial le habría permitido a la empresa medir el impacto real en el mercado, obteniendo datos sobre el interés del consumidor y su disposición a pagar. Si los resultados no eran positivos, la empresa habría tenido la oportunidad de pivotar de manera rápida hacia otras propuestas más alineadas con las expectativas del público, como, por ejemplo, una línea de recipientes más sostenibles.

El principio del MVP en Lean Startup promueve la experimentación continua y el aprendizaje validado, es decir, aprender a través de los datos obtenidos de pruebas reales. Al hacerlo, la marca podría haber reducido el riesgo de inversión y tenido la flexibilidad para hacer ajustes incrementales antes de comprometerse con grandes recursos en un modelo que podría no haber sido exitoso. Si un producto no cumple con las expectativas, la iteración permite encontrar una mejor solución antes de perder más capital.

Tanto el Design Thinking como el Lean Startup enfatizan la importancia de la iteración como herramienta de aprendizaje. En el caso de esta compañía, la iteración le habría permitido probar nuevos modelos de negocio, experimentar con diferentes canales de distribución y adaptar su propuesta a las necesidades cambiantes del mercado.

A través de la empatización con los consumidores y el aprendizaje a través de productos mínimos viables, podría haber evitado la rigidez que la llevó a la crisis, adaptándose con mayor rapidez a la era digital y manteniendo su relevancia en un entorno cada vez más competitivo.

Iterar no significa conformarse con algo a medias, sino entender que cualquier solución es un punto de partida para un destino que todavía es incierto. Es en la evolución constante donde surgen las mejores versiones de un producto, un servicio o incluso un modelo de negocio. Entonces, ¿Cómo adoptar una mentalidad en ‘pro’ de lo inacabado? 

 

Acepta que un producto nunca debería estar terminado 

 

Romper con la necesidad de «finalización» en el desarrollo de algún producto o servicio es quizás el desafío más difícil, porque va en contra de nuestra necesidad de cierre y certeza que como seres humanos buscamos. 

Sin embargo, en muchas industrias, lo que se considera «terminado» pronto queda obsoleto. Tupperware les tan solo un ejemplo, pero hay otros como  Blackberry, que dominó el sector de los teléfonos móviles hasta que su resistencia al cambio la dejó fuera del juego. En su caso, mientras competidores como Apple y Android evolucionaban con pantallas táctiles y ecosistemas de aplicaciones, Blackberry permaneció estática, perdiendo su ventaja competitiva. Roger Martin, exdecano de la Escuela de Administración Rotman, advierte que muchas empresas fracasan porque quedan atrapadas en sus modelos de negocio originales, sin reconocer que la verdadera innovación ocurre cuando una organización adopta la mejora constante como filosofía

 

Considera lanzar ideas antes de que estén «perfectas» 

 

Productos como Gmail o Google Maps comenzaron en versión beta y permanecieron así durante años, permitiendo a la empresa mejorar sus funcionalidades basándose en la experiencia de los usuarios. Lo que hoy parece incompleto puede ser la base de una gran solución, y Google es una muestra de cómo la retroalimentación temprana puede acelerar la evolución hacia el perfeccionamiento. 

De esta manera, el camino de desarrollo es oro puro para poder desarrollar un producto exitoso. Pixar, uno de los estudios de animación más exitosos del mundo, es otro ejemplo de cómo las versiones intermedias pueden ser más valiosas que la visión inicial. 

Las películas de Pixar pasan por un extenso mecanismo de reelaboración, donde se presentan versiones incompletas que permiten detectar errores y explorar nuevas posibilidades narrativas. Los primeros borradores de películas como “Toy Story” o «Buscando a Nemo» eran completamente distintos a sus versiones finales, y que sin este enfoque iterativo, sus historias no habrían alcanzado el impacto que tienen hoy.

La clave no está en esperar la idea perfecta, sino en probar, aprender y mejorar constantemente. ¿Qué aspecto de tu empresa podrías mejorar hoy con una pequeña iteración? ¿Qué proceso podrías simplificar? ¿Qué suposición podrías desafiar? La innovación no comienza con grandes cambios, sino con la voluntad de cuestionar lo establecido y dar el primer paso. Empieza por hacerte las preguntas correctas y deja que cada respuesta te guíe a la siguiente versión mejorada de tu proyecto.

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