Moorlight, la iniciativa liderada por una profesora comprometida y su equipo que ha encendido un rayo de esperanza en la lucha contra la escasez de gas en el sur de la Ciudad de México

En zonas rurales, la escasez de gas presiona el bienestar de las comunidades, pero el cultivo de microalgas podría resolver el problema. Como parte de la iniciativa "Maestros que dejan huella", Mayli del Refugio y sus alumnos buscan fomentar el autosumistro y el bienestar de su comunidad.

Mariana F. Maldonado

Periodista especializada en innovación.
Ene 16, 2024

Al sur de la Ciudad de México, en una de las zonas más pobres, Milpa Alta, la escasez de servicios de gas doméstico arroja sombras sobre la cotidianidad al situar a los pobladores en un constante desafío para acceder a un recurso esencial. 

Esta realidad impone barreras significativas, obligando a los residentes a enfrentar períodos prolongados sin el acceso necesario a la energía, creando un entorno donde las tareas cotidianas se vuelven complicadas y la calidad de vida se ve afectada. 

En este escenario, la profesora Mayli del Refugio, y su equipo de estudiantes, han decidido abordar esta carencia crítica a través de una solución innovadora que ilumina el camino hacia la autonomía energética y la sostenibilidad ambiental.

Bautizado como «Moorlight», esta iniciativa se ha convertido en una luz que ilumina la oscuridad de la falta de suministro de gas en esa región, ofreciendo una solución sostenible e independiente.

Inicialmente concebido como una respuesta estudiantil a la escasez de servicios en la zona, Moorlight busca crear una fuente de energía doméstica mediante el uso de biorreactores de algas. Estos biorreactores, de fácil manejo, tienen el potencial de producir hidrógeno, reemplazando así la dependencia de gases domésticos fósiles.

 

El proyecto se encuentra en etapa de prototipo avanzado y tiene el objetivo de llegar a más comunidades rurales de la Ciudad de México.

 

La iniciativa no solo aborda la carestía de gas, sino que también contribuye al bienestar ambiental y promueve la autonomía energética de la comunidad. La idea central es que los residentes cultiven sus propias microalgas, generando así su propio suministro de gas y participando activamente en el proceso.

El crecimiento de esta iniciativa ha sido exponencial, al pasar de 25 mililitros de cultivos en el inicio del proyecto, hasta una sólida producción actual de 100 litros, lo que permitiría a un hogar gozar de gas durante poco más de un mes. Este avance ha llevado al equipo a la etapa de prototipo in situ, marcando un hito crucial en el camino hacia la implementación a gran escala. 

Actualmente, el proyecto ha salido de las aulas y su prototipo ya es una propuesta real para solucionar las necesidades de la comunidad. 

“Salir de las aulas es esencial para que los estudiantes vean la realidad. El país es un lugar rico para emprender y buscar soluciones”, asegura.

En el corazón del Moorlight late la motivación de un grupo de jóvenes que desafían las adversidades con un entusiasmo contagioso. Estos estudiantes, liderados por Mayli, encuentran su impulso en el deseo de marcar una diferencia tangible en la vida de las personas y en el entorno que los rodea. 

«Estoy convencida de hacer cosas que son importantes e interesantes. El grupo realmente ha sido perseverante, y eso es lo que debemos buscar en los estudiantes: perseverancia, constancia, inquietud y curiosidad”, sostiene.

De esta manera, la importancia de la tolerancia a la frustración se revela como un pilar fundamental en este viaje de descubrimiento y resolución de problemas. La capacidad de enfrentar desafíos, superar obstáculos y aprender de los errores se convierte en una herramienta esencial para transformar las ideas iniciales en soluciones prácticas y sostenibles. 

«La tolerancia a la frustración debe ser superada por el deseo de encontrar una verdad, una solución a las cosas. Esa es una de las cosas que distinguen a la innovación”, asegura. 

En este contexto, la tolerancia a la frustración no solo se presenta como un rasgo individual, sino como un componente vital para el crecimiento colectivo del equipo, fomentando la resiliencia y la perseverancia en la búsqueda del desarrollo de la solución a la medida de las necesidades de la comunidad. 

El proyecto ha contado con el respaldo y validación de diversos expertos en biotecnología, energías sustentables y regulación. La colaboración con biólogos, especialistas en normatividad y financieros ha fortalecido la base científica y la viabilidad del proyecto. 

La propuesta de Moorlight no solo tiene un impacto en la provisión de gas, sino que también aborda problemáticas sociales y ambientales. En zonas rurales, donde la entrega de gas puede demorar hasta meses, elimina la necesidad de usar leña, lo que a su vez reduce la incidencia de enfermedades respiratorias, marcando así una diferencia en la calidad de vida de los habitantes.

Con el proyecto en una etapa avanzada de prototipado, la expansión a áreas circundantes de la Ciudad de México está en los planes, marcando el inicio de un viaje que promete llevar la innovación a más hogares y comunidades.

Con la visión de llevar la autonomía energética a las zonas rurales de la Ciudad de México, el equipo liderado por la profesora tiene planes para expandir su iniciativa a lugares como Xochimilco, Tlalpan y Magdalena Contreras. 

 

El proyecto ha tenido una buena acogida entre la comunidad.

 

Esta iniciativa forma parte de  “Maestros que dejan huella”, una iniciativa impulsada por la consultora de innovación, iLab, la cual tiene el objetivo de lograr que los profesores utilicen su poder como agentes de cambio y contribuyan a que sus alumnos se vuelvan observadores del entorno, capaces de proponer soluciones con impacto positivo en la comunidad, todo esto con el apoyo de los recursos de innovación e impacto social. 

Moorlight no solo representa una respuesta ingeniosa a la escasez de gas en Milpa Alta, sino que también encarna la pasión, perseverancia y colaboración de un grupo de estudiantes comprometidos con el cambio positivo. 

Guiados por la visión de la profesora Mayli del Refugio, este proyecto ilumina un camino hacia un futuro más sostenible y autónomo para comunidades marginadas. Con cada litro de gas producido, Moorlight no solo encenderá estufas, sino que también esperanzas y posibilidades para aquellos que han vivido a la sombra de la escasez.

 

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