Nuestras raíces en riesgo: la pérdida del patrimonio cultural y cómo preservarlo para futuras generaciones a través de la innovación

Frente a la globalización, la innovación y la tecnología se han convertido en aliados para evitar la pérdida de patrimonio cultural y preservar la memoria histórica de las comunidades. 

Mariana F. Maldonado

Periodista especializada en innovación.
Nov 26, 2024

El patrimonio cultural de las comunidades está en la cuerda floja. No es solo la desaparición de una lengua indígena o el derrumbe de un templo antiguo; es la pérdida de las historias, los valores y la identidad de las comunidades que definen quiénes somos. Pero, ¿por qué ocurre esto? Factores como la globalización, el cambio climático, la indiferencia política y la pobreza y falta de oportunidades en las comunidades han acelerado esta erosión. Irónicamente, en un mundo hiperconectado, parece que estamos desconectados de una de las cosas que más importa: nuestras raíces.

En el caso de la globalización, esta tiene un doble filo. Por un lado, ha permitido la difusión masiva de culturas, pero en numerosos sitios, también ha reducido tradiciones locales a simples curiosidades para turistas.

Por ejemplo, el programa de “Pueblos Mágicos”. Iniciado en 2001, este programa diseñado originalmente para detonar el desarrollo económico a través del turismo cultural, terminó sacrificando parte de las tradiciones locales en el proceso, debido a que la globalización ocasionó tradiciones falsificadas, costumbres diluidas por la influencia extranjera, y fomentó que la juventud, en muchos casos, prefiriera lo “moderno” a las prácticas heredadas, según explica el estudio “La pérdida de patrimonio cultural intangible en los Pueblos Mágicos como producto de la aplicación de las políticas públicas”.

En Pueblos Mágicos como Tepoztlán o Real de Catorce, las tradiciones se han transformado en productos turísticos que se adaptan a las expectativas de los visitantes, perdiendo autenticidad en el camino. Este proceso de transculturización genera “nuevas identidades”, como lo señala el estudio, pero a menudo lo hace a costa de las raíces mismas de las comunidades.

Además de la transculturización y la pérdida de autenticidad impulsadas por el turismo, el patrimonio cultural enfrenta desafíos aún más profundos, como la falta de políticas públicas efectivas que prioricen la preservación cultural, aunado a la pobreza y la desigualdad económica que empujan a las personas a abandonar sus tradiciones para buscar mejores oportunidades, ya sea migrando a zonas urbanas o adoptando prácticas económicas que no están alineadas con su legado cultural. 

Adicionalmente, la falta de inversión en educación cultural y programas de sensibilización agrava esta situación, dejando a las generaciones jóvenes desconectadas de sus raíces. Estos factores, combinados, crean un círculo vicioso que amenaza con borrar las memorias colectivas y las identidades locales.

Aun así, la solución no está fuera de nuestro alcance. La innovación y la tecnología se han convertido en un aliado inesperado para preservar el patrimonio, no solo en México sino a nivel mundial. 

En Ruanda, por ejemplo, un proyecto de realidad virtual permite a las personas explorar la historia del genocidio mientras asegura que las lecciones del pasado no se pierdan. En Italia, drones y sensores 3D están siendo utilizados para mapear Pompeya, protegiéndola contra el impacto del turismo y los desastres naturales.

Pero si bien la tecnología ha demostrado ser un aliado clave para la preservación, necesitamos priorizar a las comunidades locales, no como espectadoras, sino como protagonistas del cambio. Esto implica incorporar herramientas tecnológicas como la digitalización de tradiciones o la realidad aumentada para revitalizar prácticas culturales y compartirlas con el mundo, pero siempre con la comunidad al centro. Los siguientes son algunos ejemplos de cómo tanto proyectos millonarios como pequeñas iniciativas comunitarias, se están aliando con la innovación y la tecnología para preservar la historia y el patrimonio cultural de esos pueblos. 

 

Soluciones innovadoras ante la pérdida de patrimonio cultural 

 

Iconem, una startup francesa fundada en 2013, está revolucionando la forma en que protegemos y entendemos el patrimonio cultural mediante la digitalización 3D. Con proyectos en sitios emblemáticos como Palmira en Siria, las pirámides de Egipto y templos en Angkor, Camboya, esta empresa utiliza drones, cámaras de alta resolución y tecnología láser para capturar detalles que serían imposibles de documentar de otra manera. Estos modelos digitales preservan monumentos en riesgo de desaparición a la vez que permiten a investigadores y al público explorar estas maravillas desde cualquier lugar del mundo.

El proyecto más reciente de Iconem ha llevado su innovación a la Basílica de San Pedro en Roma. Aquí, un equipo de expertos tomó 400 mil fotos y escaneó tanto el interior como el exterior del edificio con drones y láseres, logrando capturar la complejidad de uno de los monumentos más desafiantes que han enfrentado. Este modelo en 3D revela la majestuosidad de la basílica, pero también los laberintos de salas ocultas, pasillos y escaleras que normalmente no están al alcance de los visitantes. 

Además, Iconem ha colaborado en el diseño de una exposición inmersiva que transportará a los visitantes a través de la historia del monumento, mostrando cómo se ha construido y reconstruido a lo largo de los siglos. Pero más allá de los logros técnicos, el impacto de esta startup francesa resalta la importancia urgente de aprovechar todos los recursos disponibles, en este caso la tecnología, para salvar y preservar la historia. Este esfuerzo asegura la supervivencia de estas maravillas para futuras generaciones, al mismo tiempo que democratiza el acceso al arte y la historia, llevando el pasado a las manos del presente.

 

Democratizar el acceso a la cultura

 

«Museos en el Metaverso« es un puente entre el pasado y el futuro. Esta innovadora iniciativa, respaldada por una inversión de 5.6 millones de libras del programa “Innovation Accelerator” del Gobierno del Reino Unido, busca reimaginar la manera en que experimentamos la cultura y la historia mediante tecnologías que permiten crear experiencias inmersivas que combinan lo real y lo virtual, y que pueden interactuar con el entorno del mundo real como lo es la realidad extendida (XR).

El proyecto, liderado por la Universidad de Glasgow, combina el legado de investigación en patrimonio digital y tecnología XR con el trabajo colaborativo de socios clave para crear una plataforma revolucionaria de dos caras: una para que los visitantes accedan a vastos recursos culturales de forma virtual, y otra para que curadores construyan experiencias narrativas únicas, reuniendo objetos y entornos que jamás se podrían combinar en el mundo físico.

Este esfuerzo promete superar las limitaciones tradicionales de los museos físicos, donde menos del 10% de las colecciones están expuestas debido a restricciones de espacio. Con herramientas avanzadas como la fotogrametría, se podrá digitalizar y democratizar el acceso a vastos archivos culturales, acercando el patrimonio incluso a quienes están geográficamente alejados de los grandes centros culturales.  

 

Iniciativas comunitarias: Innovación para evitar la pérdida de patrimonio cultural de uno de los países más pobres

 

Pero no se necesitan enormes presupuestos ni infraestructura para innovar para preservar el patrimonio cultural de las comunidades. El proyecto Reanimating Cultural Heritage en Sierra Leona es un ejemplo inspirador de cómo la innovación tecnológica puede evitar la pérdida del patrimonio cultural en comunidades pequeñas y con recursos limitados. Iniciado en 2009, este esfuerzo surgió en un contexto de recuperación tras una guerra civil devastadora, con el objetivo de revitalizar la conexión entre el patrimonio cultural disperso de Sierra Leona y su Museo Nacional en Freetown, que había sido descuidado durante años.

A través de la digitalización de colecciones, la renovación de exhibiciones y la creación de programas educativos, el proyecto modernizó el museo en su momento, a la vez que reaviva el interés local por la herencia cultural. Jóvenes cineastas participaron produciendo videos documentales que daban nueva vida a los objetos del museo, transformando piezas que antes eran vistas como obsoletas en elementos vivos de la historia, como las máscaras tradicionales, las  cuales fueron recontextualizadas y reanimadas mediante videos que muestran su uso en rituales y tradiciones vivas, como las ceremonias del ndoli jowei (danzas y mascaradas asociadas con comunidades locales).

Un aspecto clave del éxito del proyecto fue su enfoque en la equidad digital. Combinando actividades en línea y presenciales, trabajaron directamente con comunidades locales y crearon clubes de patrimonio escolar, promoviendo que las nuevas generaciones se interesaran activamente por su historia. Este modelo muestra cómo, incluso en regiones desfavorecidas y sin grandes presupuestos, la tecnología puede ser una herramienta poderosa para conectar, educar y preservar.

 La innovación y el trabajo colaborativo pueden transformar la relación de las comunidades con su herencia cultural, revitalizando no solo los objetos históricos, sino también el sentido de identidad y orgullo en las generaciones futuras.

Lo que estos ejemplos demuestran es que la innovación no es un lujo; es una necesidad para sobrevivir en un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa, ya que preservar el patrimonio no es una cuestión de memoria histórica, pero también de resistencia cultural; es una manera de decirle al mundo: todavía estamos aquí, y nuestras historias importan. La pregunta es, ¿estamos dispuestos a hacer algo antes de que sea demasiado tarde?

 

Proyectos en marcha 

 

La pérdida del patrimonio cultural amenaza nuestras tradiciones y debilita las identidades colectivas y el desarrollo social de las comunidades. Frente a este panorama, los profesores de la segunda generación del programa “Maestros que dejan huellase han dado a la tarea de diseñar proyectos que aborden problemáticas específicas relacionadas con la pérdida de patrimonio, utilizando enfoques sostenibles, tecnológicos y sociales que beneficien a sus comunidades.

En el sur de Tamaulipas y ciertas regiones Huastecas, el proyecto Hidronomía, liderado por el profesor Hilario Rafael Martínez Flores del TecNM-Campus Ciudad Madero, busca contrarrestar el desarraigo cultural y la inseguridad alimentaria. Estas zonas enfrentan una crisis hídrica significativa que ha reducido las actividades agrícolas y pesqueras, impactando el acceso a alimentos nutritivos y económicos. Además, la industrialización y desapropiación cultural han afectado las tradiciones locales, especialmente entre los más jóvenes. El proyecto propone soluciones sostenibles que vinculen la recuperación económica con la preservación del legado cultural, demostrando cómo la innovación puede ser una herramienta para enfrentar retos tanto ambientales como sociales.

Por otro lado, la profesora María Martha Margarita Silva González, de la UVM Monterrey, se enfoca en los desafíos que enfrentan los grupos de recreación histórica en México, quienes, a pesar de su potencial para preservar la historia y regenerar el tejido social, carecen de apoyo institucional y financiero. La falta de organización y visibilidad limita el impacto de estas agrupaciones, que podrían convertirse en una vía efectiva para que más mexicanos se acerquen a su cultura e historia.  

En el municipio de Unión Juárez, Chiapas, el profesor David Enrique Vázquez Ramos, de la Universidad Politécnica de Tapachula, trabaja en la integración de la cultura Mam en la oferta turística local. Esta región, con su riqueza natural y cercanía al volcán Tacaná, ha visto una disminución significativa en el turismo, lo que afecta gravemente la economía de las comunidades indígenas. Su propuesta busca revalorizar las tradiciones ancestrales de la cultura Mam, incorporándolas al turismo de manera auténtica para fortalecer tanto la economía local como la identidad cultural de la región.

Estos proyectos reflejan el compromiso de los docentes por enfrentar problemas complejos con estrategias innovadoras que integran innovación, educación y acción comunitaria. Al convertir a los profesores en agentes de transformación social, el programa Maestros que dejan huella busca preservar el patrimonio cultural, al mismo tiempo que se genera un impacto positivo y sostenible en las comunidades, fomentando un México más inclusivo y conectado con sus raíces.

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