Nadie puede llegar a entender el poder de 500 dólares –alrededor de 10 mil pesos mexicanos– hasta que le cambia la vida. Elizabeth, una mujer en Uganda, transformó el destino de su familia con 500 dólares, con los que pudo comprar pescado en mayores cantidades, trasladarlo a mercados locales y expandir su negocio. Lo que parecía un apoyo modesto se convirtió en una herramienta para romper el ciclo de pobreza que la había limitado por años.
Este impacto no es casualidad: refleja el poder de iniciativas que, a través de soluciones creativas y enfocadas, muchas veces apoyadas por tecnología, logran transformar vidas desde las bases, y recuerdan que la innovación, cuando se alinea con las necesidades humanas, tiene el potencial de abrir puertas hacia un futuro más justo y resiliente.
Este préstamo, otorgado en 2005, fue el primero de un proyecto que cambiaría la manera en que se entiende la microfinanciación: Kiva. Gracias a la tecnología, millones de personas de todo el mundo pueden ahora acceder a pequeños créditos para sus negocios sin tener que depender de las formas tradicionales de financiamiento. Plataformas como Kiva permiten a los prestamistas donar montos pequeños que, en conjunto, pueden generar un gran cambio en las vidas de los emprendedores más necesitados.
El uso de internet y el avance en las plataformas de pago han hecho posible que personas en áreas remotas puedan obtener fondos sin la barrera de la distancia o la falta de infraestructura bancaria. Gracias a esta conectividad, quienes antes estaban relegados a la exclusión financiera ahora tienen la posibilidad de acceder a un ecosistema que fomenta el emprendimiento, la autosuficiencia y el progreso comunitario. Hoy, Kiva ha financiado millones de préstamos a emprendedores en más de 80 países, demostrando cómo la tecnología puede ser una fuerza de cambio social.
Este es tan solo un ejemplo de cómo se puede utilizar la tecnología e innovación para comunidades vulnerables y atajar los mayores problemas que mantienen vulnerables a las poblaciones mundiales, en donde el panorama es sombrío pero existe una contranarrativa que se construye desde la innovación y la tecnología.
Cada vez más estas herramientas, antes reservadas para las élites económicas, hoy están siendo aprovechadas para transformar vidas y comunidades. Desde plataformas digitales que facilitan la búsqueda de personas desaparecidas hasta iniciativas educativas que promueven el acceso al conocimiento en entornos adversos, la creatividad,el ingenio y la tecnología e innovación para comunidades vulnerables están marcando la diferencia a la hora de atajar los problemas de las personas en las comunidades mundiales.
Tecnología para evidenciar explotación laboral
Data Cívica, una organización conformada por un grupo de especialistas capacitados tanto en tecnología como en sensibilización social para defender los derechos humanos, ha encontrado en la tecnología y los datos un vehículo para narrar historias que humanizan las estadísticas y exponen las desigualdades con las que viven muchas comunidades en México.
Uno de sus proyectos más emblemáticos es el videojuego Hecho en México, ¿pero a qué costo?, creado en el marco de la Iniciativa Arropa. Este innovador producto pone al jugador en el lugar de una trabajadora de maquila, enfrentándolo a los desafíos diarios que estas mujeres enfrentan: salarios bajos, jornadas extenuantes y falta de derechos laborales.
El diseño del juego no solo buscaba informar, sino también generar empatía y una comprensión más profunda de estas realidades, demostrando que «ganar» bajo estas condiciones es prácticamente imposible.
El uso de la tecnología se ha extendido, también, en el ámbito de la educación. En contextos donde la brecha digital es un reto significativo, los proyectos educativos innovadores permiten que personas con oportunidades limitadas accedan a conocimiento y a plataformas digitales que facilitan su inclusión en el mercado laboral.
Abrirle la puerta a mujeres en un oficio de hombres
Por ejemplo, Laboratoria. Fundada en México en 2014, esta organización social busca empoderar a mujeres de sectores marginados a través de la capacitación en desarrollo web y software, un campo que históricamente ha sido dominado por hombres. La misión de Laboratoria es cerrar la brecha de género en el sector tecnológico mientras proporciona a mujeres con pocos recursos económicos las habilidades necesarias para acceder a empleos bien remunerados. A través de un programa intensivo de entrenamiento de seis meses, las participantes aprenden habilidades clave en programación, diseño web y otras áreas digitales que son altamente demandadas por empresas tecnológicas.
Lo que hace aún más valioso el trabajo de Laboratoria es su enfoque inclusivo. Las becas ofrecidas cubren el costo total de los programas, y los cursos se realizan tanto de manera presencial como en línea, lo que permite a mujeres de diversas regiones, incluidas áreas rurales y periurbanas, acceder a la formación sin la necesidad de mudarse a grandes ciudades.
El impacto ha sido significativo: miles de mujeres han transformado sus vidas a través de los programas de Laboratoria, obteniendo empleos en empresas como Google, IBM y otras multinacionales, con salarios que superan varias veces el salario mínimo.
Al igual que Laboratoria le permite a las mujeres cerrar la brecha de habilidades, existen iniciativas que utilizan la tecnología para mejorar la calidad de vida de las comunidades en otros aspectos esenciales, como la salud.
Abriendo el código para sanar
Medic Mobile, por ejemplo, es una organización global dedicada a la creación de software de código abierto que apoya a los trabajadores de la salud en comunidades de difícil acceso, con una misión que busca garantizar que todos, sin importar su ubicación, tengan acceso a atención médica equitativa.
Esta organización desarrolló Community Health Toolkit (CHT), una plataforma abierta que capacita a los trabajadores de la salud locales y que facilita una serie de funcionalidades esenciales para la gestión de la salud comunitaria, como el seguimiento de casos, el monitoreo de enfermedades, la recopilación de datos sobre salud y el envío de recordatorios a los pacientes para el tratamiento o el control de enfermedades.
Los trabajadores de la salud pueden utilizar el CHT a través de dispositivos móviles, incluso en áreas remotas, lo que les permite tener acceso a herramientas de diagnóstico y monitoreo, independientemente de la conectividad a internet. Es una plataforma abierta, por lo que se beneficia de la colaboración constante de diversos socios y contribuyentes en todo el mundo, lo que permite que la herramienta evolucione constantemente y se adapte a nuevas necesidades y contextos locales.
La innovación, en sus diversas formas, está dejando de ser un privilegio reservado para sectores económicos favorecidos para convertirse en una herramienta al servicio de los más vulnerables.
Un panorama difícil en México
En muchas comunidades, la desigualdad, la falta de oportunidades y los desafíos sociales se entrelazan, creando un entorno hostil que perpetúa ciclos de precariedad. Este escenario es especialmente evidente entre los jóvenes, quienes enfrentan barreras que dificultan su desarrollo y participación en la vida económica y social.
Según Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, en México, el 50% de los jóvenes están excluidos del mercado laboral formal o corren el riesgo de estarlo. Este grupo, que constituye uno de cada cuatro mexicanos, incluye a más de 16 millones de personas atrapadas en un ciclo de desventajas acumuladas desde la infancia, en el que cuatro millones de jóvenes están fuera de la escuela, 8.7 millones no han concluido la educación media superior, y 8.2 millones tienen trabajos precarios.
Esto pone en perspectiva las barreras estructurales que enfrenta una gran parte de la juventud mexicana. En contextos donde las oportunidades son limitadas, los jóvenes se ven obligados a explorar caminos inciertos, ya sea como parte de la economía informal, enfrentando precariedad laboral, o buscando nuevas oportunidades fuera de su lugar de origen. Estas dinámicas revelan tan solo una parte de cómo las condiciones de vulnerabilidad afectan de manera interconectada diversos aspectos de la vida de las comunidades.
Mientras algunos jóvenes optan por migrar en busca de mejores oportunidades, otros quedan atrapados en entornos marcados por inseguridad, donde otras problemáticas relacionadas con la vulnerabilidad, como la desaparición de personas, forman parte de una realidad cotidiana que, actualmente, ha envuelto tanto a 110 mil personas que han sido reportadas como desaparecidas, como a sus familiares. Ambas situaciones, aunque distintas en su manifestación, comparten un origen común: la falta de estructuras que garanticen derechos básicos y oportunidades dignas.
Pero el impacto de la vulnerabilidad y las desigualdades no se limita solo a los jóvenes o a fenómenos específicos como las desapariciones. Muchas personas, independientemente de su edad, se ven atrapadas en situaciones similares de exclusión y desprotección, como la falta de acceso a educación, servicios de salud y oportunidades laborales que afectan a todos los grupos poblacionales, desde niños hasta adultos mayores.
Tecnología e innovación para comunidades vulnerables
Ante esta realidad difícil, se necesita que la tecnología e innovación para comunidades vulnerables pueda darle otra perspectiva a aquellos que menos oportunidades tienen. Ya sea a través de tecnología avanzada o soluciones creativas de bajo costo, la capacidad de transformar realidades complejas está más accesible que nunca, y demuestra que la creatividad, cuando está arraigada en las necesidades humanas, puede construir puentes hacia un futuro más justo y resiliente.
En sintonía con ello, en la segunda edición del programa «Maestros que dejan huella«, varios profesores de distintas universidades están trabajando en proyectos innovadores que abordan diversas problemáticas sociales. Cada uno de estos proyectos tiene como objetivo generar soluciones que impacten de manera significativa las comunidades más vulnerables, enfrentando desafíos como la vulnerabilidad de los preadolescentes, la desaparición de personas, y la inclusión de mujeres en contextos difíciles.
Uno de los proyectos es el de Dulce María Meneses Ruiz y Jaime Echeverría García, de la Universidad La Salle, Campus Condesa, quienes están abordando la vulnerabilidad de los preadolescentes, particularmente aquellos de 11 y 12 años.
Este grupo, en su mayoría estudiantes de 5° y 6° de primaria, enfrenta riesgos derivados de una temprana vida sexual, el consumo de sustancias psicoactivas, y problemas de salud como la obesidad. En un país donde México lidera en embarazos adolescentes y donde muchos jóvenes inician su vida sexual y consumo de drogas a edades tempranas, su proyecto busca intervenir desde la educación y la promoción de hábitos saludables, buscando mitigar los riesgos que amenazan el bienestar físico y emocional de esta población.
Por otro lado, Gerardo Esquivel Martínez, de la Universidad Politécnica de Pachuca, se ha enfocado en la problemática de la desaparición de personas. En México, la falta de un sistema efectivo y centralizado para la localización de personas desaparecidas es una de las principales barreras que enfrentan tanto autoridades como ciudadanos en su búsqueda.
Otro proyecto es el de Yadira Zulith Flores Anaya, de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), quien trabaja en el acompañamiento a mujeres vulnerables, especialmente aquellas en contextos de emprendimiento e inclusión financiera. Muchas mujeres en situaciones de movilidad o privadas de la libertad enfrentan barreras para sostener su bienestar económico y social. El proyecto de Yadira tiene como objetivo proporcionar un acompañamiento integral que no solo ofrezca herramientas para la sostenibilidad financiera, sino que también promueva un cambio en las narrativas que perpetúan los estigmas y las interseccionalidades a las que se enfrentan estas mujeres en su día a día.
Por último, Luz Elba Torres Guevara, de la Universidad de La Sabana, Colombia, aborda la migración juvenil en el municipio de Villapinzón, donde la falta de oportunidades laborales y educativas está llevando a un número creciente de jóvenes a emigrar cada año a las grandes ciudades en busca de un futuro mejor. Su proyecto busca frenar esta migración forzada, promoviendo el desarrollo de habilidades locales y la creación de oportunidades económicas que permitan a los jóvenes prosperar en su comunidad y reducir la necesidad de abandonar su hogar en busca de un futuro incierto.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo los profesores de Maestros que dejan huella están utilizando su experiencia y recursos para hacer frente a algunos de los problemas más complejos que enfrentan las comunidades vulnerables, lo que demuestra el compromiso de transformar vidas a través de soluciones prácticas y de gran impacto social.